Estados Unidos sabía exactamente cuál sería el nivel de destrucción y la magnitud del desastre humanitario al lanzar armas nucleares sobre Nagasaki sólo tres días después de haber bombardeado Hiroshima. Menos de un segundo después de la detonación, el extremo norte de la ciudad fue destruido y 35 000 personas murieron.

Algunos podrían proponer una justificación política y militar para Hiroshima, pero ¿por qué Nagasaki? ¿Por qué una segunda bomba nuclear tres días después? También podríamos preguntarnos ¿por qué los ciudadanos japoneses-estadounidenses fueron puestos en campos de concentración estadounidenses durante la guerra, en su propio país, por su propio gobierno?

La única explicación que tiene sentido es que Estados Unidos quería estar seguro de que los japoneses serían para siempre una subcultura del Occidente Blanco. Si le preguntas a los japoneses por qué fueron bombardeados, te dirán que fue porque eran personas «no blancas» y te preguntarán a cambio, «¿Crees que Estados Unidos habría usado armas nucleares contra la Alemania nazi?»

En solo unos minutos, Estados Unidos logró lo que los países europeos que colonizaron África y América del Sur se tardaron 400 años en hacer. Japón es ahora una extensión territorial de los EE. UU. Que alberga muchas bases militares estadounidenses y juega un papel clave en el juego geopolítico de dicho país. En Asia, el Museo del Genocidio Armenio define el genocidio cultural como «actos y medidas emprendidos para aniquilar la cultura de naciones o grupos étnicos mediante la destrucción espiritual, nacional y cultural». El 9 de agosto fue un genocidio cultural de 5 segundos.

Cada evento importante que ocurre en el mundo de hoy tiene un profundo aspecto cultural y necesitamos ver esto más de cerca. La tensión de Estados Unidos con China, el Brexit, la elección de Donald Trump, el movimiento Black Lives Matter, el golpe de Estado en Bolivia para sacar a Evo Morales… todo esto y mucho más muestra a las fuerzas del Occidente Blanco en acción. Estos problemas no pueden simplemente justificarse económicamente; necesitamos reconocer cómo subyace la lucha primitiva por la dominación cultural blanca.


Traducción del inglés por Nicole Mosquera