Por Daniel Coronell
Este domingo nadie le celebrará el día del padre a Juana Montaño. Nadie le traerá una flor a su casa de Puerto Tejada como lo hacía desde niña María del Pilar Hurtado preguntando con su sonrisa luminosa: «¿Pa qué papá si yo tengo a mi mamá?». Juana -piel de ébano, ojos preciosos, 64 años, 50 de ellos limpiando casas ajenas para ganarse la vida- remueve las telarañas del alma para contarme: «Cuando ella tenía tres meses de nacida… él, el papá de ella, nos abandonó. Se fue para Venezuela y armó otro hogar… Tuve que ser papá y mamá de todos mis hijos».
Hoy hace exactamente un año, el viernes 21 de junio de 2019 a las 6 y 50 de la mañana, María del Pilar fue asesinada lejos de ella, en Tierralta, Córdoba. Dos sicarios en moto la esperaban cuando salía de su casa a trabajar. Le dispararon cuatro veces delante de uno de sus hijos.
El crimen habría pasado desapercibido, como el de otros 626 líderes sociales en Colombia, si no fuera porque algún vecino grabó con su celular la reacción del mellicito, uno de sus cuatro hijos, segundos después del asesinato.
La imagen recorrió el mundo. Un niño llorando al lado del cuerpo inerte de su mamá, gritando “¿Por qué?”, mientras golpeaba con sus manos un rancho de palma y plástico; y pateaba la maldita tierra que vio caer a la persona que más lo quiso en la vida.
–Me mataron a mi muchacha como a un perro –suspira Juana– Fue por un pedazo de tierra.
María del Pilar Hurtado, recicladora y obrera en un aserradero, hacía parte de un grupo de colonos que tomaron unas tierras cercanas al barrio 9 de agosto en Tierralta. Ella defendía el dere cho de esas familias y pedía que les titularan los lotes. El propietario de parte de esos terrenos era Fabio Otero Paternina, padre del entonces alcalde del municipio Fabio Otero Avilés.
La noticia mundial del asesinato cogió al presidente Iván Duque en París. En su cuenta de Twitter publicó el formato de rigor para estos casos: “Condenamos atroz crimen de María del Pilar Hurtado Montaño en Tierralta, Córdoba. Nos duele profundamente la tristeza y el sufrimiento de su hijo…”. Y digo que es un formato porque con casi idéntica redacción, deploró un tiempo después el crimen de dos ecologistas “Condenamos atroz crimen de Natalia y Rodrigo en zona rural de Santa Marta…”.
El mandatario ordenó desde Europa que su alto consejero para los derechos humanos, lo representara en la comisión que tenía la misión urgente de aclarar el asesinato. El funcionario anunció que un fiscal especializado llevaría la investigación y que estaría acompañado por veinte miembros de las Fuerzas Militares y cuatro integrantes de la Dijín “para poder rápidamente encontrar los responsables de este hecho”.
El alto consejero que hizo ese anuncio esperanzador es ahora el fiscal general de la nación, Francisco Barbosa. Sin embargo, un año después, los prometidos rápidos rápidos resultados siguen sin producirse. El caso duerme en una fiscalía de Montería.
Recién ocurrido el crimen, la Procuraduría suspendió al alcalde Fabio Otero Avilés para que su poder no se sintiera en la investigación “por presuntas irregularidades en el control del orden público, que habrían derivado en el homicidio de María del Pilar Hurtado”.
Pocos días después, el alcalde presentó una acción de tutela contra la decisión a la Procuraduría que tuvo un trámite asombroso. Entró al sistema automático de reparto a las 9:33 de la mañana y fue asignada al juzgado cuarto penal. Cuatro minutos después, a las 9:37, sin que nadie se explique por qué, pasó al juzgado primero. Apenas había trascurrido un minuto cuando la inquieta tutela fue remitida al juzgado cuarto, pero no se quedó ahí. A las 9:42 terminó en el juzgado segundo, donde el titular, su señoría, el juez Edwin José Rodelo Tapias falló, en tiempo récord, a favor de Otero.
La Procuraduría denunció la manipulación, le abrió investigación al encargado del reparto e impugnó la tutela. El caso llegó entonces al Tribunal Superior de Montería, donde los magistrados titulares se declararon impedidos, por considerarse todos “enemigos” del apoderado del alcalde Otero. En consecuencia, el estudio de la tutela fue asumido por una sala de conjueces que ratificó que el cuestionado alcalde tenía derecho a volver al cargo.
El poderoso Fabio Leonardo Otero Avilés, a quien muchos llaman Mauricio, terminó en diciembre su administración. En la región siguen actuando los paramilitares: lasAutodefensas Gaitanistas de Colombia, que es el nombre artístico del Clan del Golfo. La banda de l os Caparros, recientemente bautizados como bloque Virgilo Peralta Arenas y las llamadas disidencias de las Farc, que de acuerdo con un vecino de la zona “se hacen llamar así pero son hombres que antes conocimos como paramilitares”.
El crimen de María del Pilar Hurtado sigue en la impunidad.
–Todo lo que dijo el Presidente, no me ha cumplido –afirma, sin rencor, Juana Montaño– Me ha olvidado mucho…Me abandonaron, muy feo.
Ella ahora vela por los cuatro huérfanos, recibe una pequeña ayuda económica del padre del menor de los niños. Ellos, que han sufrido tanto, quizás entiendan hoy por qué a la abuela hay que darle un abrazo de día del padre.
* Periodista, investigador. Ha sacado a la luz pública los más complejos casos de corrupción de la política y el poder colombianos. Ha sido por muchos años, el columnista más leído en Colombia. Actualmente, columnista y fundador de #LosDanieles, portal periodístico de amplio impacto y lectura en Colombia.
Este artículo es parte de una serie escrita por columnistas colombianos, en memoria de los líderes sociales asesinados en su país. Lea otras columnas ya publicadas en Pressenza, en este enlace.