Entrevistamos a la actriz humanista Paulina Hunt, a raíz de que desde que comenzó el confinamiento por Coronavirus en Chile, a mediados del mes de marzo pasado, se vinculó a una red que -junto a pobladoras y vecinos de la Comuna de La Reina- han puesto en marcha una cantidad de acciones solidarias que hoy destacan como un efecto demostración de lo que puede hacer la gente misma para ayudarse entre sí, en catástrofes como estas, que intentan compensar la evidente crueldad del sistema en que vivimos.

Pressenza: Durante esta pandemia en Chile ha quedado de manifiesta la fragilidad social y económica de amplias capas de la población. En una de las Comunas probablemente más acomodadas de Santiago, como es la Comuna de La Reina, tu has estado trabajando en la Plaza Las Campanas como voluntaria. ¿Puedes comentarle a Pressenza y a nuestros lectores internacionales qué es lo que haces? ¿cómo lo haces? ¿desde cuándo? ¿por qué y para qué?

Paulina Hunt: Lo primero es agradecer esta entrevista y la posibilidad de proyectar la experiencia vivida. Y también he de decir que me queda estrecho el «tú», el «yo», ya que una de las más importantes vivencias hoy ha sido vivir el “nosotrxs”. Somos parte de una red solidaria, y de una red de necesidades que se multiplican. Es un momento difícil de describir ya que es algo sin precedentes. Si buscas en tu memoria personal no hay nada que se le parezca, tienes que acudir a la memoria histórica, y ahí aparecen relatos de crisis, de guerra, de depresiones económicas… que resuenan en parte con lo que se vive hoy.

Hoy hay miles de personas en la Comuna que no tienen qué comer. En lo concreto, lo que se hace, es que se ha creado una red de solidaridad que tiene múltiples formas de aportes, múltiples y complejas tareas y también diversos modos de entrega de la ayuda. Está la entrega de alimentos en la Plaza Las Campanas, que va creciendo en número (ayer fueron 150 personas las que recibieron alimentos), están las ollas comunes comunitarias, donde los vecinxs acuden a recibir su comida y algunas entregan las colaciones casa a casa (la olla va en la cajuela de un auto) recorriendo rincones, pasajes y a vecinxs que tienen el Covid. También se entregan canastas con alimentos a vecinxs específicos que están en extrema necesidad y que no pueden salir de sus casas, por motivos diversos (adultos mayores, personas con movilidad reducida, cuidado de niñxs pequeños o que tienen alguna discapacidad). La diversidad de las situaciones humanas, solo son posibles de “ver”, de “medir” en terreno; y son una experiencia concreta y única, no transformable en estadísticas.

Esta acción lleva tres meses, y se ha ido estructurando y coordinando cada semana. Puliendo y ampliando la organización. También están quienes donan y que son personas fundamentales para que esto ocurra. TODXS pueden aportar.

Y algo que hay que relevar y que son los miles de micros relatos de amor, compasión, y solidaridad que van dándole una humanidad sobrecogedora a este entramado social. Son cientos de amigxs que entregan, aportan, generan impulsos creativos y amorosos para que la “cosa” siga.

Pressenza: ¿Cuál ha sido la recepción que has encontrado en la gente, su situación, sus necesidades y expectativas?

Paulina Hunt: La recepción silenciosa de quien por primera vez necesita de ayuda para comer.

La alegre y divertida actitud de los hombres y mujeres de “Calle” que hoy su única opción de comer es acudir a la entrega solidaria. La tensa mirada y a veces escurridiza de la vergüenza, del miedo, del frío. Las carcajadas de los equipos de trabajo. La remecedora ternura. El dolor, el desamparo. Sobre todo, el desamparo de lxs vecinxs. El agradecimiento.

Eso respecto a quienes son quienes reciben hoy ayuda, y están lxs que dan la ayuda, en donde se ve como la solidaridad y el dar a otros, es el camino más valido y ojalá se transforme en muchxs en un estilo de vida, en donde “dar es más que el recibir”.

Respecto a las expectativas, no creo que se puede resumir en una sola, aún siento que no hay una gran expectativa común, que recorra la Comuna… que sería maravilloso, pero aún no he percibido eso… Están quienes quieren “que esto pase luego”, “que no me llegue a mí el Covid”, “volver a la normalidad”, etc. Y la otra, que compartimos muchxs de quienes estamos en la red, que es “la urgencia del cambio del sistema”. Este sistema neoliberal, cuyo valor central es el dinero y la economía… no da más de sí. Es una vergüenza. Reconociendo que ese sistema está expresado en una sociedad cruel, y también está dentro de cada persona como sistema de creencias.

Pressenza: ¿Por cuánto tiempo más estimas que podrás sostener esta actividad?

Paulina Hunt: Esta actividad existe por la necesidad que hay, por tanto, no para hasta que la necesidad esté resuelta. Con las múltiples lecturas que tiene esta afirmación. Es decir, hoy es esta cadena de apoyo al hambre, que mañana podrá ser la red que articule los cambios urgentes en el país. En esta acción, lo que se proyecta es la acción solidaria y lo que está detrás es la articulación de la organización vecinal.

 

Pressenza: ¿Cómo ves el futuro de nuestro país, inmediatamente después de pasada la etapa más crítica de la pandemia?

Paulina Hunt: Tremenda pregunta. Muchas miradas giran y se agolpan en mi consciencia: la mirada cruda de la realidad, la mirada de la esperanza y del anhelo, la mirada fatalista, la mirada global, la mirada política, la mirada del gobierno, la de los medios de comunicación, en fin…

Elijo la de la esperanza y el anhelo de cambio profundo, y desde ahí siento que se está gestando un paso gigante en la dirección de la transformación, que el cambio no lo para nadie, que pasado lo crítico de la pandemia llenaremos las calles con las demandas, que avanzaremos hacia una Asamblea Constituyente Soberana, para que sea el pueblo soberano el que decida qué tipo de sociedad quiere. Cómo queremos vivir, y en qué condiciones queremos vivir. Y claramente no son en las que vivimos actualmente. Ni remotamente.

Sé que esa mirada no está instalada todavía en todos los corazones, y espero sinceramente que la solidaridad que da luz y calor a este crudo y cruel invierno que vivimos, ilumine también a más conciencias para comprender que si no cambiamos el sistema de creencias y el sistema de vida que nos ha llevado hasta acá, esto será un desastre. Y que por el contrario si comprendemos la necesidad de la transformación, este episodio negro en nuestra historia, puede ser una gran oportunidad. Oportunidad de reconstruir el tejido social, de comprender que somos uno con el medio ambiente, de vivenciar la necesidad del otrx, de afirmar que es el ser humano que mueve el mundo y no la economía, que nos necesitamos… que el desarrollo y el extractivismo, la explotación, tiene un límite. Y que el poder está en nosotrxs.

Pressenza: ¿Quieres decir algo más, compartir alguna otra reflexión o enviar algún mensaje a nuestros lectores?

Paulina Hunt: Si, agradecer ser parte de esta red. Y reconocer públicamente el trabajo voluntario de cientos de vecinxs que impulsan esta acción. Trabajo que no está exento de dificultades y desafíos, y en eso hemos tratado de aportar, incluyendo una mirada hacia adentro, hacia la profundidad de la existencia de cada unx. Intentando refrescar día a día que en cada acción está la posibilidad de humanizar o de repetir mecanismos mal aprendidos. Algo así como la transformación personal y social simultanea que plantea el Humanismo.

Reconocemos el trabajo voluntario y apasionado de La Comunidad Plaza Las Campanas integrada por Minerva, Sandra, Rodrigo, entre muchos. El Centro Cultural Violeta Parra, de la Villa, con María Paz, Edson, y muchos. La olla común Alegría de Niñxs en que está Milagros que realmente hace milagros con su equipo de mujeres, para entregar 210 almuerzos diarios. La Coordinadora Solidaria Territorial La Reina, con Fresia, Pedro, Cecilia, y decenas de amigxs; Sandra y su hija Karin en la Villa La Reina, lxs chicxs del Centro cultural y deportivo AWKA, el Cabildo de Amado Nervo, la Comunidad Altatierra, lxs vecinxs de Loreley, AKOPIO RESISTENCIA donde coordinamos entregas para varias ollas, y todxs los amigxs que aportan con dinero y especies (la mayoría en forma sostenida); a Ester, Constanza, Marta, las mujeres que tejen y aportan sus creaciones. Virginia con la salsa de tomates, Regula con el dulce de membrillos, Don Chucho que en su precariedad nos enseña reciprocidad. A las organizaciones sociales que anónimamente aportan, y algunas organizaciones políticas. Estamos nosotros de las Canastas Solidarias con Adriana, Felipe y decenas de apoyos detrás. A quienes nos venden sus productos con precios solidarios para los aportes, a quienes donan las bolsas… a lxs que ayudan con traslados, a lxs vecinxs que hacen pancitos para repartir en el frío de la fila, y especialmente a quienes dicen “a mí no me de esta semana porque estoy cubiertx, ofrézcalo a otrx que necesita más hoy”.

Y al terminar esta entrevista, me conmuevo al tomar conciencia de lo dicho, y siento/pienso que si de este trozo de una Comuna, podemos dar testimonio de esta tremenda realidad.… No nos alcanza la imaginación para proyectar lo que está sucediendo en el resto de la ciudad, del país, y de toda Latinoamérica. Tanto en lo referido al HAMBRE, como en la respuesta del pueblo organizado.