La Organización Fraternal Negra de Honduras, Ofraneh, condena el asesinato de Edwin Fernández, un joven garífuna de la comunidad Río Tinto, Tela, Atlántida, encargado de cuidar las llaves del portón de seguridad, que fue establecido como medida preventiva en medio de la pandemia de Covid-19.
Edwin fue asesinado la noche del 20 de mayo frente a sus hijos. Cuando se disponía a descansar sujetos desconocidos ingresaron a su vivienda para quitarle la vida. Según su familia el crimen se produjo en represalia por no habilitar el paso en la comunidad.
La comunidad garífuna de Río Tinto se ubica en el parque nacional Blanca Jeannette Kawas. Su principal vía de acceso es por lancha, pero hace unos meses personas ajenas a la comunidad dedicadas al cultivo de palma africana y actos reñidos con la ley abrieron una brecha, para acceder por tierra al sector denuncia de la Ofraneh.
“El trasiego de estupefacientes vía marítima ha incrementado en las últimas semanas en el caribe, a pesar del show mediático de la armada de Estados Unidos, quien ha desplegado en el último mes un supuesto mega operativo antidrogas”, publicó la organización en su página oficial ante el asesinato del líder garífuna.
A raíz de la pandemia por el Covid-19, las comunidades garífunas instalaron un protocolo de seguridad para evitar la propagación del virus, ante el racismo y abandono por parte del Estado hondureño.
Hay retenes de control donde se fumigan los carros y las personas. Centros de acopio de alimentos para personas de escasos recursos. Como parte de su cultura ancestral elaboran tés o infusiones para fortalecer el sistema inmunológico, además, su propio gel desinfectante.
Sin embargo, el protegerse contra el Covid-19, les está generando más amenazas, discriminación y muerte que, viene de los sectores violentos que utilizan el territorio garífuna para sus actos ilícitos, denunció en Radio Progreso Miriam Miranda, coordinadora general de la Ofraneh.
Solo en 2019, al menos 16 garífunas fueron asesinados – en su mayoría- por defender su territorio ancestral. “Durante la pandemia otro compañero de Cortés recibió un atentando por cuidar la comunidad”, dijo Miriam Miranda con indignación resaltando que los garífunas tienen derecho a cuidarse contra el virus, así como lo hace la gente en las grandes ciudades.
Miriam describe la realidad de las comunidades garífunas con dolor. El abandono del Estado es más palpable con la pandemia y el crimen organizado está atemorizando más a su gente, porque el Covid-19 no ha logrado poner en cuarentena el negocio de las drogas.
La Ofraneh denuncia que las comunidades en la zona norte del país, son utilizadas como punto de desembarco de drogas por bandas criminales en aparente complicad con las autoridades, provocando miedo y violencia contra el pueblo garífuna.