Gómez del Moral representa al nuevo republicanismo que reclama en España la abolición de la monarquía que, según él, “lleva casi 40 años olvidándose de un pueblo, al que están desalojando de sus casas”.
Gerard Gómez del Moral estudia periodismo, tiene 24 años y una prometedora carrera política. Desde 2007 es miembro del Consejo Nacional de Ezquerra Republicana de Catalunya (ERC ‘Izquierda Republicana de Cataluña’, en catalán). Fue el partido más votado, con algo más del 23% de los sufragios, en las últimas Elecciones Europeas en esa región, en la que votó el 47% de los ciudadanos. Una región que aspira, con este partido a la cabeza, a su independencia de España. Del Moral es, además, portavoz nacional de las Juventudes de ERC desde 2011.
¿Se puede hablar de un nuevo movimiento republicano en España y en Cataluña? ¿Qué lo diferencia del republicanismo más clásico?
Yo creo que ha habido un resurgimiento del republicanismo no tanto a partir de la abdicación del rey Juan Carlos, sino a partir de cómo se ha ido degradando el régimen institucional español los últimos años. El caso de la caza de elefantes con Corinna [la princesa alemana Corinna Sayn-Wittgenstein, “amiga leal” del rey que lo acompañó en su controvertido safari a Botsuana] o los casos de corrupción en la propia Casa Real, como el de Urdangarín, se unen a los casos de corrupción política que salen día a día y en los que los principales partidos españoles estaban también implicados. Y todo esto ha puesto en jaque a las instituciones y al modelo político instaurado en el Estado Español desde la Transición.
¿La abdicación del rey lo que ha hecho ha sido darle una excusa a este movimiento para aflorar y para salir a la calle, pero estaba previamente latente?
Sí, yo creo que en realidad, aunque no empieza ahí, el 15-M fue ya una demostración de que la gente, sobre todo la gente joven, no está en absoluto de acuerdo con el modelo político e institucional que había instaurado en el sistema español. La abdicación del rey de esta misma semana ha puesto nuevamente de relieve este descontento social que hay. Y lo ha puesto también, entiendo, a partir de una abdicación política. No es una abdicación necesaria. El mismo monarca había dicho que él no pensaba abdicar, incluso hace pocos meses. Lo hace ahora cuando aún tiene la fuerza del bipartidismo español y la mayoría absoluta del Partido Popular. Es posible que de aquí a un año ni la correlación de fuerzas entre PP y PSOE sean las mismas ni que ningún partido tenga mayoría absoluta.
Sin duda, su apoyo electoral a los partidos abiertamente republicanos ha aumentado en las últimas Elecciones Europeas. Especialmente en Cataluña, donde ERC se ha convertido en la fuerza más votada, triplicando sus anteriores resultados y dejando atrás a CiU. ¿Cree que eso ha espoleado la abdicación?
Yo creo que tiene una relación muy directa. El hecho de que Cataluña el 9 de noviembre vaya a decidir sobre su independencia, el apoyo electoral a ERC [partido convocante de la consulta], llegando a ser la fuerza política más votada… O, por ejemplo, de Bildu en Euskadi, que no ha ganado las elecciones pero sí ha tenido un aumento muy significativo, o el de Izquierda Unida, de Podemos y de otros grupos abiertamente republicanos… pues ha puesto en jaque las instituciones españolas y ha precipitado esta abdicación.
¿En Cataluña, hay una correlación directa entre el republicanismo y el independentismo?
En el imaginario colectivo de los catalanes no está, en este proceso hacia la independencia, la opción de una monarquía independiente. Todos los catalanes entendemos que el futuro estado catalán va a ser una república. De hecho las monarquías están más bien en peligro de extinción y es un modelo antiguo, anacrónico, y que no tiene ninguna razón de ser en nuestros tiempos.
Sin embargo, siguen estando por detrás del Partido Popular. Rajoy, por ejemplo, ha dicho que la monarquía ganaría un hipotético referéndum. ¿Cree que la mayoría de españoles votarían a favor de instaurar la República?
Eso la forma de saberlo fehacientemente es preguntándoles a ellos, a través de un referéndum. Yo creo que lo debería decidir el conjunto de los ciudadanos españoles. Aún así, yo no entiendo que en pleno siglo XXI pueda aceptar la gente que el jefe del Estado no lo vote nadie, no lo escoja nadie, sino que venga dado por ser hijo de quien es. Y yo creo que cualquier persona que realmente crea en un Estado democrático debería apostar por que el jefe del Estado, como cualquier político, desde el presidente hasta el alcalde, fuera también escogido por el pueblo.
Un cambio de régimen así, ¿cómo ayudaría a resolver los problemas que afronta España en estos momentos? …crisis económica, paro, vivienda.
El régimen monárquico español lleva casi cuarenta años favoreciendo a las grandes empresas, los lobbies y las oligarquías y olvidándose del pueblo. De un pueblo que lo está pasando mal, al que están desahuciando de sus casas, con una juventud en paro que tiene que irse a Londres, París o Berlín para poder establecer un proyecto de vida. A toda esta gente es a la que los reyes, desde sus palacios y sus coches oficiales, les ha dado la espalda. Cambiar este régimen político, lo que va a hacer es que sea el pueblo, la gente que lo pasa mal, que está en los barrios, en las calles, luchando por una sanidad y una educación digna, que sea esta gente la que vote quién quiere que le represente.
Los monárquicos defienden que el gasto de mantenimiento de la presidencia francesa es mayor que el de la Casa Real.
Son cosas distintas. Además, el presupuesto de la Casa Real va a fin de cuentas a mantener a una sola familia de cinco miembros. Es descabellado que, por ejemplo, en la nueva asignación, la princesa Leonor va a recibir algo más de cien mil euros al año. En España se puede empezar a trabajar a los 16 años. Yo lo hice, y ganaba más bien poco. Y esta niña, con ocho años, por ser hija de quien es, va a cobrar de todos los españoles cien mil euros. Los que somos republicanos defendemos la República aquí en Cataluña, en Francia y en cualquier país del mundo, porque es una cuestión de valores. De avanzar hacia una sociedad republicana, que no quiere decir solamente no tener rey, sino avanzar hacia unos valores determinados: de igualdad, de fraternidad, en la que todos tengamos las mismas oportunidades y los mismos deberes.
Usted, por edad, no vivió la Transición… ¿qué percepción tiene de aquel proceso?
Tengo la sensación de que se cerró en falso. El rey Juan Carlos, y esto parece que hay gente que lo ha olvidado, fue designado a dedo por el dictador Francisco Franco. Fue la dictadura quien le nombró. Se hizo una Transición rápida, que solo respondió a los intereses de algunos, por ejemplo ERC fue el único partido que no fue siquiera legalizado. Siendo en la etapa anterior, en la II República, el partido que gobernaba en Cataluña. No sé si por independentistas o por republicanos, pero no les dejó participar en las primeras elecciones de la democracia. Mi sensación es que se apartó el debate sobre la república, se dio carpetazo, no se hizo justicia, y creo que nos acercamos hacia un momento de ruptura con el sistema que salió de esa Transición para avanzar hacia un nuevo estadio.
El rey Juan Carlos heredó el poder absoluto de Franco, pero renunció a él y protagonizó la apertura hacia la democracia…
Juan Carlos se ganó la legitimidad ante el pueblo español durante [el golpe de Estado fallido de 1981 en] el 23-F. Aunque todavía hay claro-oscuros en torno a ese hecho y aún hoy no está muy claro cómo se perpetró y quién participó y no participó [se ha llegado a acusar al rey de haber organizado el golpe]. Pero está claro que a partir de aquel día, la gente respetó bastante la figura del monarca y empezó a decirse eso de “yo no soy monárquico, sino juancarlista”. Pero lo cierto es que los mandatarios de la dictadura siguieron incluso participando en política y nadie fue juzgado. Por eso entendemos que la Transición fue una receta del olvido que no aceptamos.
A la izquierda republicana española actual se le achaca el tener demasiado idealizada la II República a pesar de que fue una época de gran conflictividad social. ¿Cree que esa II República debería ser el modelo para la “Tercera República” que se está planteando?
Han pasado ochenta años y los tiempos son muy diferentes. Era una época de conflictividad en España, pero también en Europa entera. Aun así, se hicieron avances increíbles, en especial en Cataluña, en materia educativa, cultural, agraria… Se hicieron políticas para el pueblo, buscando un reequilibrio entre los que siempre habían mandado y los que siembre habían estado sometidos a ese poder. Los tiempos han cambiado, pero los valores siguen siendo los mismos que entonces.