Durante años hemos mirado con pena la violencia y el sufrimiento en el Medio Oriente. Parece que no hay salida. Lo que está sucediendo hoy en Gaza es desgarrador. ¿Cómo debemos responder? ¿Cuál es la mejor manera de ayudar, no sólo para poner fin a los actuales ataques sino para actuar a favor de una paz profunda y duradera?
Aquellos de nosotros que somos neutros o aquellos que se identifican con un lado o el otro lado, pueden sentir que hay que elegir un lado. Pero ¿Acaso esto contribuye a la paz?
La elección que importa no es entre un lado y el otro. La elección que importa es entre la violencia y la no-violencia.
La no-violencia va más allá de la denuncia, va más allá de señalar con el dedo a aquellos que consideramos culpables. Es una actitud que busca la reconciliación y requiere valentía, reflexión, compasión, comunicación y organizarse. No es fácil. ¿Pero de qué otra manera podemos escapar a la interminable rueda de la venganza? ¿De qué otra manera construimos un futuro que no será continuamente socavado por los pocos que se benefician con la violencia?
Miles de jóvenes israelíes están exigiendo que su gobierno detenga la invasión de Gaza. Muchos de ellos han sido encarcelados, al igual que los valientes objetores de conciencia que se niegan a ingresar al ejército. Ellos están eligiendo la no-violencia. Jóvenes palestinos están protestando contra la violencia del gobierno de Israel, pero también están exigiendo que Hamas detenga sus ataques con misiles. Ellos están eligiendo la no-violencia. Estos pacifistas palestinos e israelíes están mostrando el camino, tal vez porque reconocen que la violencia nunca hizo y nunca hará cualquiera de ambas partes más seguras. Y tenemos que apoyarlos en sus esfuerzos para persuadir a sus vecinos de esta verdad.
La acción no-violenta comienza cuando nos damos cuenta de que hoy, desde la miseria de la violencia, estamos construyendo el futuro. Es lo que hizo Gandhi en la India después de la violencia de la colonización, lo que Martin Luther King y el movimiento de los derechos civiles hicieron después de siglos de esclavitud y segregación. En algún momento del proceso algo tiene que cambiar – para ir más allá de la lógica cerrada de la invasión y el cese del fuego, el ataque y las represalias.
Un nuevo nivel de conciencia es necesario, llevando consigo un nuevo tipo de acción social y un nuevo tipo de liderazgo. ¿Qué significaría un cambio en la conciencia? Significaría que los palestinos dejen de apoyar a Hamas a menos que renuncie por completo a la violencia; que los israelíes dejen de votar a líderes que bombardean palestinos. Significaría que los israelíes y palestinos trabajen juntos para construir su futuro común.
¿Cuál es nuestra responsabilidad como ciudadanos de EE.UU.? Nuestro gobierno desempeña un papel clave en armar al ejército israelí; esto tiene que cambiar y tenemos que comprometernos con ello. Pero también sabemos que la violencia en Gaza es sólo una manifestación de todo un sistema de violencia que está profundamente arraigado, generalizado y permanente. La gran necesidad hoy es despertar una conciencia global que rechace totalmente la violencia, tanto como una forma de resolver los conflictos como en todas sus formas. Porque la profunda y sistemática violencia económica, la violencia racial y la discriminación, la violencia religiosa, todas ellas ofrecen un terreno fértil para las invasiones y las guerras.
Un amplio cambio de conciencia es posible. Ya está sucediendo con la conciencia ambiental. Así, por último, quiero hacer una propuesta. Quiero invitarles a unirse a la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia, cuyo objetivo es precisamente aumentar la conciencia acerca de estas cosas. Comienza en Nueva Zelanda en octubre de este año y pasará a través de más de 100 países en tres meses, terminando en Argentina. La Marcha es un verdadero camino para fomentar la tolerancia y la comprensión, de elevar un gran clamor por la paz uniendo las voces de millones, y de construir consenso en torno a la urgente necesidad de disminuir las tensiones e iniciar el desarme, de las armas nucleares al comienzo y a continuación, de las armas convencionales. La Marcha Mundial es una causa en la que convergerán todas las razas, todos los pueblos, todas las culturas, todas las religiones superando el sufrimiento que causamos a los demás y el sufrimiento que otros nos han causado.
Hoy estamos en luto por la gente en Gaza y en Israel. Hacemos un llamamiento para el inmediato y total cese del fuego y el fin del bloqueo. Pero unámonos también para construir las bases de un futuro sin violencia, para salir del círculo vicioso del miedo, de las recriminaciones y del odio. Para que los niños ya no nazcan con enemigos que no han elegido en una guerra que ellos no han creado.
La elección que importa no es entre un lado y el otro. La elección que importa es entre la violencia y la no-violencia.