MADRID, 22 abr 2020 (IPS) – Los países de América Latina y el Caribe deberían asegurar un ingreso básico universal para todos sus habitantes, en el marco de construir un futuro diferente para la región, planteó este miércoles 22 la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.

Adoptar ese mecanismo no costaría más de 6,3 por ciento del producto interno bruto (PIB), que representa el monto de la evasión fiscal en la región, dijo la titular de la Cepal (Comisión Económica para América Latina) en un seminario web sobre perspectivas en Iberoamérica, de la española Fundación Carolina.

Si el ingreso básico ciudadano universal fuera equivalente a una línea de pobreza extrema no costaría más de dos por ciento del producto interno bruto, y si se piensa en uno equivalente a la pobreza general el costo sería de 4,7 por ciento del PIB, dijo Bárcena.

La alta funcionaria de las Naciones Unidas inscribió la propuesta de ingreso básico universal dentro de la “construcción de un futuro civilizatorio”, para lo cual “hay que cambiar el esquema de la fiscalidad del Estado, dirigiendo los recursos públicos a apuntalar los ingresos”.

La actual pandemia covid-19, dijo Bárcena, “nos ofrece una encrucijada civilizatoria: o regresamos a la globalización concentradora, o construimos un futuro diferente”.

En lo inmediato, el mundo se enfrenta “a un mal público global, similar en magnitud al cambio climático, que exige proteger la salud y a sus trabajadores”, con énfasis en las mujeres, que representan 71 por ciento de quienes trabajan en el sector.

Pero luego se requiere “una reformulación radical de las relaciones Norte-Sur y transitar a un nuevo multilateralismo, más democrático, que realmente responda a esta crisis y al escenario post pandemia de la covid-19”.

“La multilateralidad existente es insuficiente porque plantea las soluciones de siempre, ofrece respuestas bilaterales y no una solución verdaderamente colectiva. Nuestro llamado es a que haya una paralización de la deuda para todos los países, especialmente los de renta media, porque la mayoría no tiene las espaldas para hacerle frente”, dijo Bárcena.

La integración regional surge como “la gran opción” para enfrentar la crisis a través de la creación de redes de producción y la diversificación de los países y empresas que son proveedores, privilegiando las ubicaciones más cercanas a los mercados de consumo”.

Después de la actual crisis habrá una economía mundial regionalizada con tres polos: América del Norte, Europa y Asia, y “América Latina y el Caribe no puede seguir dependiendo de Estados Unidos en un momento en que ese país no está en modo cooperación”, sostuvo Bárcena, de nacionalidad mexicana.

La caída en la actividad económica y en las importaciones de sus principales mercados, China, Estados Unidos y Europa, se agrega al impacto negativo y cese de la actividad económica de la “cuarentena” o distanciamiento social que los Estados implantaron para tratar de contener la expansión del nuevo coronavirus.

La Cepal considera que la crisis causada por la covid-19 hará retroceder, -5,3 por ciento, el producto bruto regional, con fuerte incremento del desempleo y de la pobreza, que podría pasar de 187 a 216 millones de latinoamericanos y caribeños.

“Somos casi 650 millones de habitantes y podemos asegurarnos entre nosotros para poder hacer frente a las perturbaciones externas que vive la región, viabilizar nuevas industrias, y promover redes de producción y de investigación tecnológica entre países y subregiones”, concluyó Bárcena.

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