Después de los testimonios de Anita Sonego, Pietro Forconi, Davide Scotti, Mattia Rigodanza, Serena Vitucci, Veronica Alfonsi y Rolando D’Alessandro escuchamos a Antonella Freggiaro de Abarekà Nandree odv.
La emergencia del coronavirus ha creado una nueva situación para todos, trastornando hábitos y certezas, pero para los activistas también ha significado la cancelación de iniciativas organizadas hace mucho tiempo, o aún por realizarse. ¿Cómo viviste y vives este momento?
Al principio me sentí muy desestabilizada, también porque tuve que cancelar un viaje a Malí, donde mi asociación ha estado llevando a cabo muchos proyectos durante años, que había estado preparando durante meses. Mi partida estaba prevista para el 4 de marzo; ya había hecho las maletas y el 2 de marzo me enteré por las noticias de que la compañía con la que iba a viajar había cancelado todos los vuelos desde Italia. El desconcierto fue grande, tuve que reajustar todos mis programas y posponer las citas y reuniones, con la ingenua esperanza de que tal vez en un par de meses pudiera irme. Luego en los días siguientes hubo noticias cada vez más alarmantes, hasta el cierre del 8 de marzo, con la clausura de todas las actividades.
Muchos sentimientos (a veces conflictivos) se agitaron en mí: incredulidad, asombro, miedo, a veces angustia. Durante unos días hice las cosas de forma automática, ocupándome de las tareas diarias sin poder pensar en otra cosa que no fuera lo que estaba pasando, los muertos y los crecientes contagios. Poco a poco, sin embargo, comencé a dirigir mi atención a los menos afortunados que yo, a las personas que utilizan los servicios de mi asociación (en su mayoría inmigrantes que viven en Milán en la zona 2), a cómo podría ayudarles a superar este difícil momento. Muchos de ellos han perdido sus empleos por ser precarios o no tener un empleo regular y se encuentran ahora en grandes dificultades económicas; algunos de ellos ni siquiera pueden comprar lo necesario para alimentar a sus hijos y la ayuda de las instituciones es actualmente escasa. Por lo tanto, es necesario ayudarlos, mantener el contacto con ellos y mantener, aunque a distancia, nuestras actividades. En este momento de gran dificultad, los que más tienen tienen más para dar; en mi opinión es una ley universal que, si se aplica bien, ayuda a hacer del mundo un lugar más justo y humano.
¿Qué respuestas nuevas y creativas ha encontrado su grupo para continuar su actividad a pesar de las limitaciones impuestas por esta emergencia?
Las respuestas a esta difícil situación puestas en marcha por los voluntarios de Abarekà Nandree odv fueron muchas:
Con los pocos voluntarios que quedan en Milán (muchos de ellos son estudiantes fuera de casa) estamos organizando la enseñanza a distancia con los estudiantes del curso de italiano para extranjeros, aprovechando lo que la tecnología pone a nuestra disposición. El Municipio de Milán, a través de la red QuBi (red de asociaciones que tiene como objetivo la lucha contra la pobreza infantil, https://ricettaqubi.it/ , está organizando la distribución de paquetes de alimentos gratuitos a domicilio para las familias que se encuentran en dificultades temporales por la pérdida de trabajo a causa del coronavirus. Se nos ha pedido que informemos a las familias que se encuentran en esta situación y a través de los estudiantes del curso de italiano hemos identificado a 18 de ellas, muchas con hijos menores de 14 años, cuyos padres trabajaron como limpiadores y perdieron temporalmente sus trabajos debido a la emergencia de COVID 19. También se está activando en los condominios la posibilidad de compartir la red inalámbrica para dar a los niños la posibilidad de seguir las lecciones en línea. Seguir estudiando y mantenerse en contacto con nosotros es muy útil para los niños extranjeros, que no se sienten abandonados a su suerte de esta manera.
Presento aquí el testimonio de Letizia, una de nuestras voluntarias: «Amadou es un chico gambiano en Italia desde hace casi cuatro años. De niño nunca pudo ir a la escuela, así que vino a nosotros sin saber leer ni escribir ni siquiera en su lengua materna, que es el mandingo. En estos momentos, debido al coronavirus, Amadou se ve obligado a permanecer encerrado en el campo de CRI del que es huésped, es concebible en qué condiciones difíciles. A pesar de esto, podemos leer todos los días gracias a WhatsApp. Amadou, armado con un libro y un lápiz, sale del contenedor en el que vive, si el tiempo lo permite, se sienta en uno de los pocos bancos del campamento y comienza a leer, mientras yo lo sigo desde su casa con el libro que descargué en mi pc. Ciertamente no es la mejor condición para aprender, pero si hay voluntad, y a Amadou no le falta, se puede hacer».
Los voluntarios de la oficina de extranjería prestan apoyo en línea y por teléfono para la orientación laboral y la expedición y renovación de permisos de residencia. Seguimos colaborando en línea también con el servicio de Informagiovani del Municipio de Milán para dar apoyo telefónico o por correo electrónico a todas las personas extranjeras que anteriormente utilizaban el servicio en Via Dogana 7.
Además, se está elaborando actualmente una convocatoria de propuestas con otras entidades que operan en la zona 2 de Milán con el fin de prestar apoyo a las familias afectadas por la pobreza absoluta, prestando especial atención a la ayuda alimentaria, para apoyar a las personas más frágiles y hacer frente a la grave crisis económica de los próximos meses.
Traducido por Estefany Zaldumbide