Edgar Ochieng, guía de la pasarela de papiros en la playa de Dunga, sobre el lago Victoria, en Kenia, muestra el manual que un grupo juvenil de ecoturismo han elaborado sobre las aves endémicas del lugar, uno de los atractivos de visitantes extranjeros en este humedal costero del segundo mayor cuerpo de agua dulce del mundo.
por Isaiah Esipisu
Son las 11 de la mañana de un sábado cuando Luke Okomo llega a la playa de Dunga, en las afueras de la ciudad de Kisumu, en Kenia, y se dirige directamente a lo que se conoce como la pasarela de los papiros.
Paga el equivalente a dos dólares de entrada y luego se une a un grupo de cinco visitantes que realizan un recorrido por el pasadizo de madera que se eleva sobre el humedal y está rodeado de los altos y distintivos juncos de papiro (Cyperus papyrus).
Cuando termina el paseo, como hace la mayoría de visitantes, se sienta en un café al aire libre y pide una bebida mientras disfruta de la vista al lago Victoria, el más grande de agua dulce de África y el segundo del mundo, con 68 000 kilómetros cuadrados, compartidos por Kenia (seis por ciento), Uganda (51 por ciento) y Tanzania (43 por ciento).
El lugar es especial para observar aves raras que solo se encuentran en esta zona costera de agua dulce, al igual que otra fauna rara y endémica.
Es difícil imaginar que hace solo unos años, la playa de Dunga, una de las situadas a orillas del lago y ahora uno de los sitios de pesca más populares en Kisumu, estaba sucia y su contaminación se adentraba y aguas adentro, en el área keniana del lago.
Pero hace dos años, el Grupo Juvenil de Ecoturismo y Ambiente de Dunga tuvo la idea de convertir las marismas que se extienden hasta el golfo de Winan en un lugar para la conservación y el turismo, en una iniciativa para la que contaron con el apoyo de la Embajada de Francia en Kenia.
«Nuestro principal objetivo era generar ingresos adicionales para los jóvenes, además de lo que obtenemos del negocio de la pesca, al mismo tiempo que conservamos el ambiente acuático», dijo a IPS el coordinador del Grupo Juvenil, Samuel Owino.
Edgar Ochieng, de 28 años, un guía de la visita a la pasarela y otras áreas del humedal, cuenta a IPS que este paseo costero se ha convertido en un atractivo turístico para visitantes kenianos y extranjeros, lo que incluye un centro artesanal.
«Los visitantes locales, en su mayoría estudiantes de diferentes partes del país, vienen los fines de semana para visitar nuestro pequeño museo, con productos y artesanías tradicionales, como instrumentos musicales, diversos artefactos usados por los pobladores, adornos y disfraces”, explica.
Todo lo que hay en el museo ha sido elaborado por residentes locales, la mayoría mujeres, detalla con orgullo.
En cambio, acota Owino, los visitantes extranjeros llegan, casi siempre muy temprano en la mañana, atraídos más que nada por el avistamiento de especies raras de aves y en peligro de extinción que tienen su hogar en sitios especiales de la zona.
Según Birdlife International, una organización dedicada a la vida de las aves, el golfo de Winam es uno de los sitios más importantes de Kenia para la observación de especies de aves raras y en, la papiro curruca amarilla (Chloropeta gracilirostris), que a menudo se ve a lo largo del humedal costero del lago.
También se puede ver la curruca de alas blancas del pantano (Bradypterus carpalis) y el papiro canario (Serinus koliensis), todas aves endémicas de los densos matorrales de papiro del humedal.
Ochieng señala que el Grupo Juvenil ha identificado 46 especies de aves diferentes, que han documentado en un manual llamado Aves del Humedal de Dunga.
Además de aves, también abundan las serpientes.
«Durante las primeras horas, existe la oportunidad de observar diferentes tipos de serpientes, pero lo más importante es que muchos visitantes están interesados en ver una enorme pitón que vive en este humedal, al igual que los sitatungas ((Tragelaphus spekii), un antílope africano de hábitos solitarios, cuenta Owino.
Pero tanto él como Ochieng se apresuran a contar que la pasarela, que se extiende por unos 50 metros, ha sido recubierta con material impermeable y eso evita que los reptiles trepen hasta ella.
«Este tipo de innovación es algo bueno para el ecosistema del lago», dice Ken Jumba, funcionario en Kisumu de la keniana Autoridad Nacional de Gestión Ambiental.
«Alentamos a los emprendedores de todas las demás comunidades asentadas alrededor del lago a que tomen ejemplo de lo que está sucediendo aquí, en Dunga», dijo Jumba a IPS.
La construcción del paseo elevado en 2016 formó parte del establecimiento de un área protegida alrededor del humedal.
«Cuando nuestra propuesta fue aprobada para recibir fondos, involucramos al gobierno del condado (municipio) que ayudó a reubicar a los comerciantes del humedal, algunos de los cuales habían construido letrinas sobre el agua para que los desechos cayeran directamente en el lago», recuerda Owino.
Ahora las pequeñas empresas, incluidos los lugares de comida administrados por empresarios locales, se han mudado al fondo de la playa, tierra adentro, lo que mejoró de forma sustancial la biodiversidad del humedal y del agua del lago.
A unos 100 metros de distancia, hay una planta de biogás que produce unos 50 000 litros etanol al día. Utiliza como ingrediente el jacinto de agua, que crece en forma invasiva en el agua.
Las actividades agrícolas en la cuenca del lago han significado que los fertilizantes y los productos químicos agrícolas hayan llegado al lago Victoria a través de los ríos que lo alimentan. Esto ha resultado en el florecimiento del jacinto de agua y las algas, que por largo tiempo han puesto en peligro el ecosistema acuático alrededor del lago.
El jacinto de agua (Eichhornia crassipes) ha sido el causante de la disminución del número de especies de peces en el lago Victoria, asfixiadas por absorber el oxígeno. Crece tan rápido que en algunas áreas cercanas a Dunga ni siquiera se puede ver el agua debajo y las embarcaciones no pueden atravesar la maraña de estas plantas o quedan atrapadas en ella.
«Por lo general, trituramos el jacinto de agua, un gran contaminante del lago, y luego lo mezclamos con todo el material de desecho no comestible del pescado para generar el biogas», dijo a IPS el operador técnico de la planta, Daniel Owino.
Pero las actividades industriales alrededor de Kisumu y otras ciudades en la vecina Uganda y Tanzania han convertido el lago en un peligro para la salud.
Así que se necesitará mucho más compromiso y cooperación para garantizar que el lago se salve. Sin embargo, el establecimiento de las iniciativas ecoturísticas en Dunga y la limpieza de su playa se perciben como un buen comienzo.