Querido Alejandro, siempre fuiste un buen tipo. Te conocí hace casi 40 años, cuando los dos éramos muy jóvenes (yo un poco más). Eras fuerte, guapo, simpático, y sobre todo muy activo; éramos casi opuestos, aunque nos podíamos complementar, y coincidíamos en lo más importante: el deseo de un mundo más humano, y la creciente liberación del ser humano. Cada vez que había que hacer algo, vos estabas en primera fila, siempre voluntarioso y dispuesto.
Siempre fuiste un buen tipo. Siempre recordaré tu imagen el día que fuimos a manifestarnos frente a Campo de Mayo, allá por el 86 u 87. Los militares argentinos se habían amotinado, y en el Partido Humanista tuvimos la idea de ir a manifestarnos a favor de la noviolencia a la misma puerta donde estaban los militares sublevados. Poco duró la sentada pacífica, porque enseguida nos vinieron a desalojar a golpes de porra, y por supuesto vos estabas en primera fila, aguantando los golpes y quejándote al que te golpeaba, pero sin el más mínimo atisbo de violencia en tu actitud. Recuerdo bien esa imagen porque yo estaba varios metros más atrás, «estudiando» la situación a distancia, hasta que todos nos pusimos a correr escapando de los gases lacrimógenos.
Siempre fuiste un buen tipo. Recuerdo las épocas en que íbamos seguido a Lugano, donde vivías y tenías un grupo de gente humanista alrededor, a los cuales guiabas. Era un barrio complicado, pero vos te sabías desenvolver muy bien, y todo el barrio te conocía y respetaba.
Siempre fuiste un buen tipo. Yo me fui de Argentina y, aunque nunca perdimos el contacto, ya nos veíamos muy de vez en cuando. Vos ya vivías en Moreno, cerca del Parque La Reja, organizando actividades en el parque y en la ciudad, metiéndote en la municipalidad, intentando llevar la educación en la noviolencia a las escuelas de la zona.
Siempre fuiste un buen tipo. Ahora volás en una nueva dirección, hacia las estrellas y hacia tu interior, más luminoso que nunca. Dejaste una huella en este mundo que no se olvidará, y estoy seguro que, «del otro lado», ya estás participando activamente. Hasta siempre querido amigo, ya nos volveremos a encontrar.