Una situación inesperada e inédita a nivel global se ha generado aceleradamente como consecuencia de la pandemia del nuevo coronavirus que hoy afecta con gravedad a la humanidad en su conjunto, tanto a nivel de su organización social, política y económica como a nivel personal de los individuos. A pesar de las numerosas consecuencias negativas, se trata de un momento que puede ir dejando significativas enseñanzas a este ser humano hoy interconectado planetariamente:
– La mejor vacuna hasta el momento para detener al virus es la solidaridad, la empatía, pensar en el otrx. El mayor peligro de su propagación es el individualismo, el “sálvese quien pueda”, el desprecio por lxs otros. Tanto a nivel de políticas como de relaciones interpersonales.
– Es un virus que comenzó, al menos en Latinoamérica, a propagarse desde los sectores pudientes económicamente; sectores que, paradójicamente, más les cuesta ser solidarios y empáticos. Necesitarán si o si comenzar a ser algo más solidarios y empáticos como consecuencia de esta situación límite para ellos también.
– El aislamiento obligatorio e imprescindible nos puede llevar a revalorizar más que nunca lo importante: los seres queridos y su bienestar, las relaciones interpersonales de afecto, lo humano en cada uno, por sobre cualquier otro valor, como el dinero, la ganancia y la especulación sobre los cuales se erige el actual sistema social. Situación que, de aprovecharse bien, sirva como base para construir una nueva sociedad desde una escala de valores progresista. Del mismo modo, se puede generar un recodo de tiempo para preguntarnos e intentar respondernos por temas existenciales que generen un cambio profundo y esencial en cada uno y en la sociedad, tan necesario en un sistema global cada vez más violento e impredecible.
– Se evidencia más que nunca la enorme desproporción en las riquezas de ese sistema económico injusto e hiper-concentrado. Para quienes más tienen, ayudar a otros se debe convertir hoy en una necesidad de supervivencia. Algunos multimillonarios jugadores de fútbol, “celebrities”, grandes empresarios, están donando por ahora migajas de sus riquezas, para apoyar a la salud pública. Hasta esos sectores parecen comenzar a observar su importancia.
– Algunos gobiernos de las potencias, hasta hoy ultra-neoliberales, están implementando políticas de intervención del Estado en materia de salud, asignaciones, subsidios para los más necesitados (hasta hace muy poco aborrecían de este “populismo”). Se empiezan a oír cada vez más discursos sobre la importancia de colocar al ser humano como valor central de las políticas, consigna pregonada desde hace décadas por el Nuevo Humanismo.
– Las estrategias políticas de prevención implementadas por gobiernos progresistas que protegen a sus pueblos evidencian hasta ahora en las estadísticas, claramente, una diferencia (en cantidad de contagios) en relación de lo realizado por gobiernos de derecha o anti-populares, lo cual es muy claro en Latinoamérica. Asimismo, países hasta ahora relegados por las potencias centrales, como Cuba, están aportando enormemente con sus conocimientos y personal médico a otros países en situación extrema por la pandemia.
– Es un virus que está infectando también la economía neoliberal-capitalista hiper concentrada, tiemblan sus bases, quizás no sea su golpe final, pero sí le dejará fuertes secuelas y se deberán replantear sus cimientos, si es que la humanidad aspira a seguir viviendo.
Hoy se pone en situación a la humanidad de dar una respuesta global en esta civilización que se vuelve planetaria, una acción como conjunto para encontrar tratamientos, curas y prevenciones, desde los pueblos, gobiernos y organismos internacionales. Nadie se salva sólo, porque inéditamente es un particular momento en que todo el globo se enfrenta al mismo problema al mismo tiempo, simultáneamente.
Nos encontramos así inmersos en un virus en plena dinámica, que infecta personas y grupos humanos, pero también está infectando acelerada y fuertemente al sistema económico y político internacional. Una enfermedad que lamentablemente genera muchas muertes, pero que es probable que, a pesar del sufrimiento, deje también importantes enseñanzas a una humanidad que todavía parece necesitar aprender y transformarse por la fuerza e imposición de las circunstancias.