Escrito por Jhon Sánchez

Antes del brote del Coronavirus, la primera reacción de la gente que escuché cuando les expliqué acerca de la Renta Básica Universal (Universal Basic Income), fue: “¿Eso es comunismo?”. Mis oyentes parecían entrar en un estado de trance, como si estuvieran mirando en vivo una audiencia del Congreso durante la era McCarthy. Algunos de ellos dijeron: “No parece correcto el dar dinero gratis a la gente”, y otros: “No quiero darles dinero a mujeres que no trabajan y solo crían a sus hijos”.

Andrew Yang lo llamó Freedom Dividend durante su candidatura a la nominación demócrata, argumentando: “Por el 2015, la automatización ya había destruido cuatro millones de puestos de trabajo en la manufactura. Las personas más inteligentes del mundo predicen ahora que un tercio de todos los trabajadores estadounidenses perderán su trabajo por la automatización en los próximos 12 años. Nuestras políticas actuales no están equipadas para manejar esta crisis”.

No es ni la automatización ni la bomba atómica lo que ha llamado nuestra atención, ni probablemente la implementación de la RBU en los Estados Unidos. Es un virus, tan pequeño e invisible para el ojo humano, que ha enviado a millones de personas a sus casas, ha cerrado miles de negocios y nos ha embarcado a todos en una recesión.

En el Congreso, Mitt Romney ha pedido que se implemente la RBU: “Cada adulto estadounidense debería recibir inmediatamente 1000 dólares para garantizar que las familias y los trabajadores puedan cumplir con sus obligaciones a corto plazo y aumentar el gasto en la economía”. A su llamado se han unido Rashida Tlaib, Alexandria Ocasio-Cortes, Tulsi Gabbard, y Bernie Sanders, quien incluso ha propuesto 2000 dólares durante esta crisis.

El martes, Steven Mnuchin, el Secretario del Tesoro, anunció: “Estamos tratando de enviar cheques a los estadounidenses inmediatamente. Lo que hemos escuchado de los trabajadores es que muchas compañías han cerrado, ya sea bares o restaurantes”, y añadió: “Los estadounidenses necesitan dinero ahora, y el Presidente quiere conseguirlo ahora. Y quiero decir ahora en las próximas dos semanas”.

En cuanto a su opinión sobre la posibilidad de una crisis económica y la pandemia actual, Andrew Yang dice en una entrevista para POLITICO:

“Lo que la pandemia ha hecho, es acelerar esas circunstancias en un marco de tiempo increíblemente comprimido en el que literalmente ha enviado a decenas de millones de estadounidenses a casa de una sola vez. Me refería a una economía automatizada en evolución que nos afectaría más y más en casa. Se ha vuelto dolorosamente obvio que la única solución de sentido común para mantener a nuestras familias a flote es poner dinero en nuestras manos.”

Pero los llamados a la RBU no son sólo dentro de los EE.UU., sino también de todo el mundo. The Independent publicó un video respaldado por una lista de 500 políticos de todo el mundo que apoyan la RBU en medio de la pandemia del Coronavirus.

Esta repentina urgencia aparece porque ahora un pequeño virus nos muestra la debilidad de nuestra economía. Los altibajos del Dow Jones no importan si la población no tiene una red de seguridad, si no podemos comprar comestibles, pagar el alquiler o recibir atención médica. No importa que tengamos el dinero para comprar un celular barato, una camisa hecha en India o un vino francés si la fabricación de estos productos se cierra al otro lado del mundo. Pero al final del día, estamos hablando de medicinas y otras cosas básicas, cuya escasez puede ser causada durante el brote. CNN informó que: “el 90% de las recetas que se dispensan en los Estados Unidos son genéricos, y los Estados Unidos compran una amplia gama de medicamentos genéricos fabricados en China, incluyendo antibióticos, píldoras anticonceptivas, tratamientos contra el cáncer, medicamentos para combatir el VIH/SIDA y la diabetes, y medicamentos para la enfermedad de Parkinson, entre otros”.

No quiero sonar apocalíptico, pero ¿Qué pasaría si millones de personas perdieran todo su salario, los que sobreviven cheque a cheque o peor aún, los que sobreviven? ¿Vamos a ser capaces de mantener el orden social? ¿Se quedarían los padres en casa cuando tengan hijos que alimentar? No hablo de la “distancia social” para estar a salvo sin el virus. Hablo de la posibilidad de disturbios en lugares donde no hay programas sociales para la gente.

Deberíamos implementar la RBU como una de las medidas que nos permitiría enfrentar esta crisis global, así como otras crisis personales. Por ejemplo, ¿Qué probabilidad hay de que uno de nosotros necesite tiempo libre para cuidar de un familiar enfermo?

Deberíamos implementar  la RBU para permitir que la gente se libere de la pobreza, deberíamos implementar  la RBU para mantener el orden social.

La RBU parecía imposible hace un par de semanas. No teníamos dinero. Lo veíamos como algo inmoral. Lo vimos como comunismo. No es así. No es comunismo. Es el entendimiento de que mi seguridad y bienestar también depende de las demás personas de la comunidad. No estoy seguro sólo porque corro y soy el primero en cruzar la línea, sino, porque corro junto con otros.


Jhon Sánchez: nacido en Colombia, llegó a la ciudad de New York buscando asilo político, y es un abogado en la actualidad. Sus historias cortas están disponibles en el Midway Journal, The Meadow, Newfound, Fiction on the Web, entre otras. Teleport publicó su primera historia corta en febrero, titulada Handy. DeDramafi, fue publicada en The Write Launch. Además, Storylandia lo va a reimprimir en el issue 36. Fue premiado con la Horned Dorset Colony en el 2018 y con el programa Byrdcliffe Artist Residence para el 2019. En el 2021, el New Lit Salon Press publicará su colección: Enjoy Pleasurable Death y Other Stories that Will Kill You. Para más actualizaciones, viste la página de Facebook @WriterJhon.


Traducción del inglés por Alanissis Flores