Por Roy Stauber
Con la crisis actual del coronavirus los supuestos especialistas empiezan a discutir la pregunta ética ¿hay que salvar lo máximo posible la vida de la gente o salvar la economía para no caer en una recesión que podría producir aún más sufrimiento humano? Pero esto es una trampa de dos opciones dentro del mismo sistema basado en violencia y desprecio del ser humano. La pregunta correcta sería ¿salvamos el máximo posible de vidas humanas y desarrollamos una economía que prioriza el bienestar de todos o seguimos con un modelo económico que produce 1% de súper ricos, 9% en comodidad económica y 90% que lucha para sobrevivir con o sin muertos de la pandemia?
Una vez más observamos como los especialistas, los opinólogos, los medios de comunicación, los economistas, los politólogos, y otros se mantienen dentro de un encierro dogmático mental al presentarnos únicamente dos opciones dentro del mismo sistema, dentro del mismo pensamiento. Ese pensamiento dice que la única posibilidad de una organización de los bienes y servicios, llamado modelo de economía, es el actual que supuestamente funciona con el “libre mercado”. Pero este “libre mercado” no es libre para el 90% de la población del planeta que apenas logra sobrevivir con esta forma de distribución de bienes y servicios, un modelo bastante primitivo. Este modelo económico produce que el 1% de la población vive en una riqueza inimaginable para la mayoría, 9% de la población vive en una situación económica cómoda, con la capacidad de cumplir todas sus necesidades materiales y teniendo la posibilidad de un cierto lujo y el resto del 90% de la población mundial lucha día tras día para sobrevivir en condiciones a veces fatales y con una tasa de muertos por pobreza, criminalidad y enfermedades curables para los ricos que supera por mucho aún las peores especulaciones de la pandemia actual.
Por esto la supuesta pregunta ética ¿salud o economía? es completamente inhumana, porque nos deja elegir entre dos opciones con violencia y un sacrificio de miles y millones de muertos evitables. La pregunta más interesante sería si ya tenemos el valor de cuestionar el sistema actual primitivo y buscar un nuevo sistema económico y social que apunte hacia la distribución de bienes y servicios para toda la humanidad. Esta búsqueda no se opone en nada a tomar todas las posibles medidas para salvar la salud de la gente, sino al contrario, estos dos objetivos se complementan y se refuerzan mutuamente.
¿Cómo podría ser este nuevo modelo económico? Seguro hay que cuestionar de nuevo la relación entre capital y trabajo, pero dado que ni la respuesta del capitalismo ni la del comunismo nos llevó a una mejor situación, hay que buscar nuevas respuestas. También hay que revisar las prioridades: si seguimos poniendo el modelo económico y el supuesto “libre mercado” al centro del interés mundial no será posible salir de lo mismo. Se tendría que poner una nueva economía humanista al servicio de la humanidad, con las prioridades de salud, educación y bienestar de toda la gente. Un sistema humanista que ponga el bienestar de los seres humanos, de todos los seres vivos y de la naturaleza, como valor y preocupación central y no aceptara a ningún ser humano debajo de otro.
En este momento no podemos dar las respuestas y los lineamientos de esta nueva forma de economía, pero podemos abrir las preguntas y la discusión para empezar a salir de la trampa actual en la que estamos encerrados. A lo mejor no podemos evitar lo que está por venir con la pandemia actual, pero podemos darle una dirección interesante. Podemos verla como ¡una oportunidad que nos lleva a un gran paso adelante en la evolución de la humanidad!