Este viernes 27 de marzo se cumplen 12 años de la desaparición de Mario Fabián Golemba, un joven agricultor de la localidad de Dos de Mayo, provincia de Misiones. Se trata de un caso emblemático de desaparición de personas en democracia, que tristemente permanece impune pese al tiempo transcurrido y a la lucha incansable de sus familiares.
Mario vivía en Picada Indumar, un paraje rural al que se accede a través de 10 kilómetros de tierra roja desde la ruta nacional 14. Allí nació, estudió y vivía al momento de su desaparición. Tenía 27 años. Como su padre, era agricultor, en un contexto donde la yerba mate y los cultivos anuales son las principales fuentes de subsistencia de las sacrificadas familias campesinas.
El 27 de marzo de 2008, Mario salió de su casa a la madrugada rumbo a la ciudad de Oberá, dónde debía acudir a una consulta médica. Nunca regresó. La familia denunció su ausencia a las pocas horas. La investigación judicial recayó en el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, a cargo de la jueza Alba Kunnzman de Gauchat.
Durante los primeros meses circularon en los medios de comunicación varias hipótesis sin asidero, que sugerían que Mario podría haber salido del país por voluntad propia. Sin embargo, todas estas posibilidades, una a una fueron descartadas.
En el primer trimestre de 2009, Antonio Golemba y su esposa Irma Komka, padre y madre de Mario respectivamente, se entrevistan por separado con tres presos de la Unidad Penitenciaria de Oberá, que en la noche del 27 de marzo de 2008 estaban en calidad de detenidos en la comisaría de Dos de Mayo. Estos testigos coinciden en sus relatos. Aseguran haber visto y escuchado cómo esa noche, entre varios policías de esa seccional –a cargo entonces del comisario Ewaldo Katz–, ingresaron a Mario esposado, para luego darle una paliza y volver a llevárselo en un vehículo policial vaya a saberse dónde.
Esta hipótesis, que indica que Mario fue detenido y secuestrado por la policía, sigue siendo para la familia una posibilidad certera, que debiera investigarse a fondo y con seriedad, cosa que hasta el momento no ocurrió.
La causa, después de tantos años, no ha tenido ningún avance significativo. El caso, permanece impune.
“Pasaron 12 años y no sabemos qué pasó con Mario. El dolor se llevó a su padre, Antonio. Murió buscándolo. Se le fue la vida en eso. Nosotros necesitamos saber la verdad. No queremos encubrimientos. La Justicia debe esclarecer el caso. No puede haber democracia con desaparecidos” expresan sus familiares.
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