DEL PENSAMIENTO AL COMPORTAMIENTO
En 2012 me puse en contacto con la asociación de promoción social «Metaeducación».
Me fascinaron los estudios y trabajos realizados por estos últimos en el ámbito educativo y las investigaciones realizadas sobre la «plasticidad neuronal» según la cual el sistema nervioso, con sus «circuitos neuronales» no es algo estático, sino algo que puede ser moldeado por todas las experiencias del individuo que pasan por los sentidos.
La asociación, tras numerosas observaciones y estudios, subraya el vínculo neuroquímico entre la sensorialidad, las emociones y la química cerebral y el resultado consiguiente de que la experiencia de la belleza que tiene lugar a través de una experiencia artística de cualquier tipo puede llevarle a descubrir y cultivar su propia pasión interior y a cambiar en un sentido de bienestar su propia vida lejos de lo que le hace sentirse mal. Las experiencias modifican las sinapsis ya existentes creando otras nuevas y eliminando otras, en definitiva, desestructurando viejos patrones de pensamiento y creando otros nuevos.
Desde este punto de vista podría decirse que cuando la experiencia cambia, el pensamiento que dicta el comportamiento también cambia.
En los individuos que sufren patologías clínicas graves como: enfermedades del sistema nervioso, en los individuos con antecedentes de delincuencia o marginación social o que padecen adicciones, o con sufrimientos psíquicos con los que he entrado en contacto, he observado que a menudo, cuando existe un vínculo entre el sufrimiento interior, hay experiencias profundas que han generado privaciones y pautas de flujos de pensamiento repetitivos del yo que no nos gustan y que no podemos cambiar.
Cuando un individuo emprende un camino artístico, gracias a la deconstrucción de los antiguos circuitos neuronales, se produce un proceso de «silencio interior», es decir, un lugar en el que todos los personajes interiores se callan sin advertencias ni juicios, dejando un espacio libre en el que uno es sólo lo que es.
En este camino el individuo, aligerado por el bagaje de falsas identificaciones y patrones de conducta aprendidos, se libera de lo que hasta ese momento ha sido su «interpretación» de la realidad de sí mismo y tiene la posibilidad de sentir alivio y satisfacción.
A través de la experiencia de la belleza se llega a ese vacío necesario donde la ilusión de control y racionalidad dan paso a la propia «locura saludable».
FINALIDAD
Nuestro objetivo es cambiar la visión de la patología psíquica como enfermedad mental, adicción o simple incomodidad proponiendo un camino que a veces puede ser alternativo al farmacológico.
El conocimiento del funcionamiento del sistema nervioso y de la plasticidad de la que es capaz, quiere favorecer la visión de la enfermedad psíquica no como algo estático y permanente, sino maleable, poniendo de relieve los recursos de los que dispone cada individuo, a menudo latentes en el propio individuo, que, si se activan, son capaces de influir en los procesos químicos de su cerebro activando partes del mismo en las sombras y silenciando las que conducen a un comportamiento disfuncional.
A medida que estos patrones cambian, el aprendizaje del individuo cambia. Siempre permanece igual, pero cambia su expresión y la forma de estar en un contexto como uno quisiera y no nos da a nosotros y a los demás una percepción distorsionada de sí mismo.
El proyecto que hemos elaborado prevé una serie de talleres y un momento final de «juegos de rol y juegos proyectivos individuales» que tienen como objetivo reforzar las competencias personales, relacionales y cognitivas, la autoestima y favorecer el verdadero conocimiento de uno mismo y de sus propios recursos.
La relación entre la experiencia de la belleza y la mejora del estado de ánimo ha sido ampliamente destacada por los estudios e investigaciones.
El individuo experimenta un «buen objeto interior», inconscientemente comienza a transferir esos impulsos que buscan una «satisfacción» inmediata en un proceso en el que ese impulso se satisface en un objetivo «más elevado».
Se ha observado que durante una experiencia artística en la que se participa activa o pasivamente, el individuo deja de centrarse en la búsqueda de sustancias o imágenes a las que es adicto, y se produce una disminución de los pensamientos obsesivos y los sentimientos depresivos.
Esta relación que puede resumirse como la relación entre la experiencia artística y el estado de ánimo se exhibe en tres etapas:
Las endorfinas son lo que son, cómo actúan, su papel en la regulación del placer y la sedación del dolor.
Serotonina: hormona de la «felicidad»: los mecanismos que a través de la liberación de serotonina y traer bienestar y buen humor.
La dopamina: cómo actúa y su papel en la gratificación relacionada con las motivaciones y objetivos.
Relación entre la experiencia artística y la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina.
Experiencia artística como acelerador de la liberación de endorfina, dopamina y serotonina y reequilibrio de los neurotransmisores. Reorganización del sistema nervioso en busca de satisfacción y realización.
A lo largo de mi historia he entrado en contacto con personas que, a pesar de tener personalidades abiertas y comunicativas, viven atrapadas en una condición de soledad y aislamiento debido a cierres depresivos o comportamientos que no responden a su verdadera personalidad.
Entre estos «excesos» incluyo no sólo las adicciones sino también comportamientos extraños basados en la manía obsesivo-compulsiva, los pensamientos obsesivos o la doble personalidad.
Junto con la asociación Metaeducazione hemos investigado la correlación entre la inteligencia, la creatividad y el sufrimiento psíquico y, a partir de muchos estudios e investigaciones en este campo, hemos encontrado una relación muy estrecha entre ellos que nos hace formular la siguiente pregunta: «El individuo con una carga creativa o un potencial intelectual superior a la media si debido a factores ambientales o condicionantes no es capaz de canalizar estos potenciales corre un mayor riesgo que la aparición de enfermedades psíquicas, adicciones y, por tanto, el aislamiento»?
La respuesta es afirmativa y el camino relacional que se crea a través de la experiencia artística pasa primero por un momento individual en el que uno va hacia su «ser» percibiéndose a sí mismo no como vacío sino simplemente en la condición de «estar con uno mismo».
La soledad se convierte en «autocuración», una condición en la que el individuo está en contacto con su propia identidad profunda y, ya sea que esté presenciando una experiencia artística o creando su obra, transforma el «vacío» en un momento artístico y espiritual.
En este punto cambia la percepción del otro, que ya no es la proyección de la «zona de sombra» y por lo tanto se percibe como amenazante, ni tampoco es ya el contenedor de la propia angustia, sino que se convierte en «el otro de uno mismo», otro ser con el que es posible relacionarse y con el que nos gustaría compartir una experiencia interior.
Se abordarán los siguientes puntos:
El pensamiento mágico del niño y el artista y la ilusión de racionalidad.
El vínculo entre el genio, la enfermedad mental y la soledad.
La experiencia de la belleza como un proceso interno y regenerativo, la soledad que crea.
El compartir la experiencia artística: el otro como parte de una relación.
La visión de cómo nos percibimos actualmente y cómo nos gustaría ser.
HABILIDADES COMUNICATIVAS
A través de un diálogo al final de cada tema, el grupo se experimenta a sí mismo como capaz de trabajar en conjunto, contar su propia experiencia y confrontar a los demás sin negar o dividir la parte emocional, pero utilizando el código más apropiado para expresar lo que siente.
El lenguaje pasa de ser autorreferencial a comunicativo.
HABILIDADES COGNITIVAS
– neurociencias que son
– elementos básicos de anatomía, biología, fisiología y química cerebral
– redes neuronales: sincronismo neuronal y conexiones funcionales
– sinapsis, neurotransmisores, potencial de acción y base cognitiva
– los cambios en el cerebro y la plasticidad neuronal
– percepciones y aprendizaje
– el medio ambiente y el aprendizaje
– plasticidad y cambio
– Potencial del sistema nervioso: la curación de la mente
-desde el flujo de pensamientos hasta el flujo de comportamiento
COMPETENCIA METODOLÓGICA DE PROCEDIMIENTOS
A través de talleres y juegos de rol proyectivos trabajaremos sobre nuestra propia experiencia de fragilidad para que sea reconocida e integrada.
El mismo método conducirá a investigar e integrar las experiencias negativas del yo, los miedos, fobias y mecanismos proyectivos en una reelaboración del sentido del yo que cuando se convierte en hábito se convierte en actitud y comportamiento incluso a nivel inconsciente.
A la pregunta de qué es la belleza, se puede responder «todo lo que en un individuo genera armonía y nos hace sentir emociones agradables».
En la base de este sentimiento de armonía hay una verdadera actividad química que pasa a través de los sentidos y se traduce en actividad neuronal.
Habiendo visto que el cerebro tiene mecanismos de plasticidad basados en la formación de nuevas sinapsis y la reorganización de los circuitos neuronales, podemos decir que la repetición de la sensación de «armonía» introduce modificaciones químicas y estructurales en el cerebro, generando la interrupción de algunas actividades sinápticas en un área y la activación en otra.
Gracias a estos mecanismos se generan nuevos aprendizajes, nuevas habilidades y nuevas capacidades individuales.
El acto de repetir la experiencia de la armonía crea nuevas sinapsis y las lleva a conectarse hasta que ese aprendizaje se hace automático introduciendo cambios en la química del cerebro y llevando al cerebro a generar las sustancias de las que carece al igual que una droga.
A partir de este momento, el individuo intentará realizar repetidamente dentro de sí mismo la experiencia de la armonía como esa experiencia de espiritualidad, trascendencia y pérdida de los límites hacia los que siempre se dirigió.
Daniela Giambersio (graduada en psicología clínica y comunitaria)
www.ilsegretodelpensierovivente.wordpress.com
Traducido del italiano por Estefany Zaldumbide