Por Pierluigi Lopalco*
La inevitable controversia política en torno al brote italiano se vuelve cada vez más surrealista. Por un lado, el gobierno recuerda a cada ocasión que ha sido el primer (y único) gobierno que ha cancelado los vuelos a y desde China.
Por otro lado, la derecha anda recalcando que se podría haber hecho más para proteger a Italia. Sin embargo, la dinámica de los brotes de Lodi y el Véneto, que se descubrieron con considerable retraso, demuestran que si hubo un fallo fue el concerniente a la “preparación”, es decir, a la capacidad de responder de los trabajadores del sistema sanitaria en primera línea.
Sin embargo, resulta muy improbable que vayamos a ver un concurso público para incrementar los recursos disponibles para uno de los sistemas sanitarios menos caros (lease, infrafinanciado) de Europa. Atrapado entre una población que envejece y una escasez histórica de personal, el sistema italiano sigue estando entre los mejores del mundo, gracias al heroico comportamiento a diario de médicos y enfermeras, que se ven expuestos más que en otros países a los riesgos que entraña su profesión. El doctor Pierluigi Lopalco, especialista en enfermedades infecciosas y profesor de Higiene y Medicina Preventiva de la Universidad de Pisa, es uno de los que han estado señalando las crecientes deficiencias e inequidades de nuestro sistema sanitario con bastante antelación respecto a la actual crisis. [Lo entrevista Andrea Capocci para il manifesto].
El retraso con el que se detectó el brote de Lodi se debió a una combinación de errores y mala suerte, explica el doctor Lopalco. “A los médicos de urgencias se les informó de que cualquier sospecha de coronavirus debía guardar relación con China, y en principio el ‘Paciente 1’ de Codogno negó tener cualquier vínculo de ese género. Sólo después de una segunda visita a urgencias, con síntomas que eran ya graves, apareció un posible vínculo con un ‘Paciente Cero’ que hubiera regresado de China. Eso se revelaría después como una información falsa, pero ese error inició las investigaciones que descubrieron el brote de Codogno”.
¿No hubo también deficiencias en lo que respecta a la preparación?
Existe un problema subyacente; en los hospitales italianos, el control de infecciones se toma a veces a la ligera. Estamos entre los primeros países de Europa en infecciones hospitalarias, y somos los primeros en una serie de infecciones patógenas. Carecemos de una cultura de control de infecciones. Cuando llega un virus así a hospitales en los que el control es escaso es cuando tienes un problema.
Muchos médicos fueron los primeros en contagiarse. Esto sugiere que la preparación de nuestro sistema sanitario no se encuentra en un nivel muy elevado. ¿Es cierto eso?
El problema no tiene que ver con el grado de preparación: hay una ausencia de preparación. Entre los epidemiólogos, empezamos a hablar inmediatamente de un virus potencialmente pandémico. Puede que nos hayan ignorado por agoreros, pero avisamos de la necesidad de prepararse para una pandemia. No porque fuera seguro que sucediera la pandemia sino porque la preparación significa estar preparados para el peor escenario posible. Los hospitales están empezando a tomar medidas ahora. Nuestras instalaciones punteras, como las de Sacco y Spallanzani, no sufren este problema, pero los hospitales provinciales, sí.
Italia es hoy el país con más casos de coronavirus en el mundo después de China y Corea del Sur. Uno de los países vecinos, Alemania, sufrió también un brote de transmisión local, pero se logró contenerlo rápidamente. ¿Están mejor protegidos que nosotros?
Algunos países, como los Estados Unidos, están realizando pruebas a todos los pacientes que dieron negativo en la gripe estacional. Los países europeos no están haciendo esto. Sin embargo, me resulta extraño que haya tantos casos en el noreste de Italia, y no los haya en Alemania. Se trata de zonas semejantes en términos demográficos, de actividad industrial y contacto con China. Es probable que se produzca allí una situación similar a la nuestra, y pronto.
* Pierluigi Lopalco es especialista en enfermedades infecciosas y profesor de Higiene y Medicina Preventiva de la Universidad de Pisa.