Por Faten Bushehri / Traducción Iria Carballo

Desde que el 17 de octubre de 2019 comenzaron las protestas contra la austeridad en el Líbano, periodistas y reporteros han acudido en masa a la escena para brindar una cobertura actualizada.

Decenas de miles de personas que reflejaban los diversos sectores religiosos y clases del Líbano salieron a las calles para exigir reformas sociales y económicas. Lo que comenzó como protestas socioeconómicas se ha convertido en un movimiento que exige la caída de los políticos que han gobernado el país bajo un sistema político sectario desde el final de la guerra civil en 1990, y que utiliza el lema popular: “Todos ellos significa todos ellos”.

Los periodistas y camarógrafos que se presentaron en las protestas se convirtieron en blanco de acoso no solo de la Policía y el Ejército del país, en algunos casos también de los propios manifestantes.

Los profesionales de medios han alzado la voz contra el uso de fuerza excesiva contra los periodistas que cubren las manifestaciones. Muchos dijeron que fueron acosados o que les confiscaron su equipo, o ambas cosas. El Centro SKeyes para la libertad de los medios de comunicación y la cultura de la Fundación Samir Kassir (SKeyes) informó de múltiples incidentes de lesiones y acoso a periodistas de la Lebanese Broadcasting Corporation (LBC), Murr Television (MTV), Agence France Presse (AFP) y Al-Jadeed solo el 18 de enero.

En un incidente denunciado por el centro Skeyes el 15 de enero de 2020, el periodista independiente Saada Saada estaba cubriendo un bloqueo de carretera organizado por los manifestantes en la zona de Furn al-Shubak en Beirut, la capital, cuando un par de soldados comenzó a golpearlo. Declaró que era periodista y presentó su tarjeta de identificación de prensa, pero los soldados trataron de arrebatarle el teléfono mientras lo arrastraban, pateaban y golpeaban. Sus lesiones requirieron atención médica y el traslado a un hospital local.

En otro incidente ocurrido el 22 de enero, la corresponsal de France 24, Leila Molana-Allen, difundió un video en el que afirma que la policía apuntó a un equipo de cámaras con cañones de agua:

«Muchachos arrojan piedras, pesadas ramas arrancadas de árboles cercanos y todo lo que pudieran encontrar contra policías antidisturbios en el centro de Beirut. Están usando banderas de lona recubiertas de lona para protegerse del cañon de agua.
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Acaba de alcanzarme un cañón de agua que la policía antidisturbios utilizó contra un grupo de periodistas y espectadores que filmaban la escena.»

El 21 de enero, SKeyes denunció que la Policía roció con gas lacrimógeno a un fotógrafo de Associated Press cuando cubría las protestas en Beirut:

«Las fuerzas de seguridad rociaron con “gas pimienta” a Hussein Mulla, fotógrafo de Associated Press, mientras cubría las protestas en el centro de Beirut.
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Las Fuerzas de Seguridad Interna del Líbano también deciden lanzar gases lacrimógenos a los periodistas en el centro de Beirut esta noche, después de dispararles con balas de goma hace dos noches.»

El 11 de febrero, la misma organización informó que otro periodista fue golpeado con una bala de goma.

«El fotógrafo Jad Ghorayeb fue herido con una bala de goma en la boca mientras cubría los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad cerca de “Al-Nahar”, y fue trasladado al Hospital Hotel Dieu para recibir tratamiento.
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Las fuerzas de seguridad dispararon al fotoperiodista Jad Ghorayeb en la boca con una bala de acero recubierta de goma.»

Este tratamiento también se extiende a los activistas que informan desde el terreno y expresan sus opiniones sobre las protestas. Esto pone a casi todos los ciudadanos activos en riesgo de acoso o arresto. La expresión política en las redes sociales es cada vez más popular, pero también más arriesgada, ya que varios periodistas y activistas independientes enfrentan a interrogatorios o a violencia física y amenazas por expresar sus opiniones en sus perfiles de redes sociales.

Cuando comenzaron las protestas, el activista y bloguero Joey Ayoub fue uno de los que se dirigió a los lugares de las manifestaciones para informar lo que veía. El 25 de octubre de 2019, cuando estaba grabando con su teléfono móvil, un soldado trató de arrebatarle el teléfono, para intentar de impedir que filmara.

”Se puede oír cómo Ayoub le dice al soldado en árabe: “tengo derecho a grabar”.

«Soldados trataron de llevarse mi teléfono. Furn El Chebbak ahora.»

Esto es problemático no solo porque viola la libertad de expresión y la libertad de prensa, sino también porque las redes sociales y los creadores de contenido en plataformas digitales no están protegidos por la ley de prensa libanesa.

La actual ley de prensa, aprobada en 1962 y enmendada en 1977, 1994 y 1999, se aplica únicamente a los medios impresos. Los casos relativos a los periodistas de radiodifusión y a los creadores de contenidos en plataformas digitales como los sitios web y las redes sociales se abordan en el marco del derecho penal. A pesar de que las redes sociales están cada vez más difundidas entre los jóvenes, los activistas e incluso entre los funcionarios, el Líbano todavía no ha adaptado su legislación para ampliar las protecciones a la libertad de expresión en línea y las redes sociales.

Amenazas a la privacidad

Según se informa, la Policía se ha llevado los teléfonos de las personas que arresta y obliga a los detenidos a entregar sus contraseñas para que las autoridades tengan pleno acceso a sus dispositivos.

Mohamed Najem, director ejecutivo de Social Media Exchange (SMEX), grupo de defensa de derechos digitales que trabaja en la región árabe, dijo a Global Voices que su organización recibía quejas e informes de casos de manifestantes que habían tenido que dejar sus teléfonos incluso después de haber sido liberados, y que las comisarías los llamaban después para que volvieran y dieran las contraseñas de sus teléfonos.

Najem dice que este asunto aún no ha recibido la atención que merece y ha pedido una ley que proteja los datos personales y la privacidad de los ciudadanos:

«Realmente necesitamos una ley de protección de datos en el Líbano. Después de la liberación de los manifestantes, la agencia de seguridad mantuvo el teléfono de los manifestantes en custodia y ahora les pide que den las contraseñas para usar el teléfono. Esto es una violación de la privacidad, y las leyes no ofrecen protección.»

Las protestas continúan en diferentes partes del Líbano, ya que el Parlamento aprobó un nuevo gobierno el 12 de febrero. Los manifestantes, que han estado pidiendo un gobierno de transición independiente y nuevas elecciones parlamentarias, ven a este gobierno como parte del antiguo sistema político.

Las protestas continúan y los periodistas y activistas siguen corriendo el riesgo de ser detenidos, acosados y agredidos físicamente.

SMEX ha difundido consejos para ayudar a activistas y periodistas a minimizar los riesgos para su privacidad durante las protestas. El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) ha publicado una lista de acciones y medidas que los periodistas deben seguir antes de salir a cubrir las protestas –incluyendo planificación logística y lo que deben llevar– para la seguridad digital y la protección de la privacidad.

Estos consejos y precauciones son útiles para los periodistas y activistas que buscan proteger su derecho a la privacidad y evitar el acoso y los ataques cuando informan sobre el terreno. Sin embargo, a menos que las autoridades libanesas adopten medidas firmes para garantizar la protección de la libertad de prensa y la libertad de expresión, seguirán produciéndose abusos.

El artículo original se puede leer aquí