Hiroshima: 6 de agosto de 1945. Nagasaki: 9 de agosto de 1945.
Estas fechas marcan el apocalipsis de ambas ciudades, la explosión de las primeras bombas nucleares desarrolladas por los Estados Unidos que causaron una gran mortandad entre sus poblaciones civiles. También marcan el principio de la práctica de doble rasero por parte de las grandes potencias y los Estados con armamento nuclear hacia las naciones más pequeñas que buscan convertirse en potencias nucleares.
Está bien que las Naciones Unidas y la comunidad internacional condenen a las naciones que intentan desarrollar sus arsenales y capacidades nucleares mediante ensayos con detonaciones y explosiones nucleares reales, o con lanzamientos experimentales de sistemas de diseminación nuclear de largo alcance como son los misiles.
El mundo no irá camino de la paz y la prosperidad global mientras naciones como Irán y Corea del Norte realicen detonaciones de pruebas atómicas y ensayos con misiles.
Pero algo falla cuando países con un largo historial de ensayos nucleares (como los Estados Unidos, Rusia, China e Israel) utilizan alarmistamente los miedos globales de estas pequeñas naciones para esconder sus esfuerzos continuados por mejorar sus propias armas nucleares.
La Federación de Científicos Norteamericanos (2009) calcula que los Estados Unidos tienen actualmente 9.400 cabezas nucleares, mientras que algunos de sus aliados, como Israel y Paquistán, poseen al menos 80 y 60 respectivamente.
Al criticar a países que aspiran a ser potencias nucleares, los Estados Unidos y sus aliados invocan el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y buscan, de forma obvia, conservar su monopolio de las armas nucleares. Además, utilizan dicho monopolio para chantajear e intimidar a los países pequeños.
Durante las primeras horas del 23 de agosto de 2009, los Estados Unidos llevaron a cabo un nuevo lanzamiento experimental de su propio misil balístico intercontinental Minuteman III (ICBM por sus siglas en inglés), desde la base militar aérea de Vandenberg en Santa Bárbara, California, al océano Pacífico. Los ICBM son los misiles nucleares de primer ataque y largo alcance más destructivos del arsenal de los Estados Unidos. Su objetivo fue la base de pruebas de misiles Ronald Reagan en el atolón Kwajelain, en las Islas Marshall del Pacífico Sur.
Los Estados Unidos y otros Gobiernos occidentales, a través de sus más altos diplomáticos y de medios propagandísticos como las cadenas CNN y BBC, se han manifestado abierta y enérgicamente contra el desarrollo del armamento nuclear y los ensayos con misiles de naciones como Irán y Corea del Norte. Pero han guardado silencio sobre los recientes y otros anteriores ensayos con misiles de largo alcance llevados a cabo por los Estados Unidos en el Pacífico.
El pasado 29 de junio sin ir más lejos, el Comando Estratégico de los Estados Unidos lanzó misiles Minuteman III desde su territorio continental a objetivos en el Pacífico situados a 7.723 kilómetros de distancia. Estas pruebas forman parte del llamado sistema “escudo” de Defensa de Misiles (MD por sus siglas en inglés) con instalaciones de “primer ataque” que los Estados Unidos han instalado en el Pacífico.
La experiencia de la guerra fría ha demostrado que el razonamiento de las “armas nucleares disuasorias en defensa propia” es una farsa, y que tan sólo sirve para contribuir a una peligrosa e interminable carrera armamentista nuclear.¿Cómo es que las Naciones Unidas sólo imponen sanciones a Corea del Norte e Irán, pero no a los Estados Unidos?
Hace ya casi 14 años que aquí, en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), se firmó el Tratado sobre la Zona Libre de Armas Nucleares en el Sudeste Asiático (SEA-NWFZT por sus siglas en inglés). Aún estamos esperando que se haga respetar. Como Filipinas es el único país de la región y del mundo que ha adoptado una política libre de armas nucleares en su Constitución de 1987 (Artículo II. Sec. 8), es toda una hazaña que dicha política se haya convertido en una aspiración regional, tal y como se expresa en un tratado formal firmado por los 10 miembros de la ASEAN. Por lo tanto, es imprescindible que los Estados miembros de la ASEAN cumplan e implementen el espíritu y las palabras del tratado, y que fortalezcan la Comisión del tratado SEA-NWFZT que la ASEAN estableció hace unos años en Manila.
He aquí una lista de medidas sugeridas: 1. Fomentar el que los otros nueve Estados de la ASEAN adopten políticas libres de armas nucleares con normas y reglas a implementar, en sus constituciones (como en Filipinas) o mediante la legislación (como en Nueva Zelanda). 2. No permitir visitas o entradas portuarias a aguas territoriales de los países miembros de la ASEAN de embarcaciones militares o navales extranjeras, a menos que certifiquen al país huésped que no portan armas nucleares o material radioactivo destinados a armamento nuclear. 3. La ASEAN debería ser informada de los movimientos dentro de la región de embarcaciones o flotas que contengan armas nucleares (ya pertenezcan a los Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Rusia, etc.), siempre que dichas embarcaciones entren el Mar del Sur de China. De este modo se garantiza la seguridad marítima de la vida marina de la ASEAN, de la cual depende el sustento de muchas personas en la región. 4. Finalmente, la ASEAN debería aprovechar las pericias de entidades no estatales y organizaciones no gubernamentales para monitorizar e implementar el SEA-NFWZT. Sólo entonces podrá contribuir el tratado antiarmas nucleares de la ASEAN a los esfuerzos por lograr una paz global auténtica. La ASEAN no debería aceptar las prácticas de doble rasero con respecto a las armas nucleares de los Estados Unidos y otras grandes potencias.
*Roland G. Simbulan ha sido galardonado con un* Centennial Professorial Award *en la Universidad de Filipinas, donde es catedrático titular de Estudios para el Desarrollo y Gestión Pública. También es socio senior del* Center for People Empowerment in Governance (CENPEG). *Durante las últimas décadas, el profesor Simbulan ha sido asimismo especialista en el Congreso filipino sobre el tema de las bases militares estadounidenses en Filipinas.*
*Traducción:* Elena Sepulveda