En un contexto de total impunidad, una menor de edad de la etnia Awajún, luego de ser víctima de violencia sexual, se suicidó al no recibir asistencia de las autoridades; este caso se suma al de otras víctimas, cuyos agresores no son arrestados. Peor aún, en los últimos cinco años, la selva peruana presenta un importante incremento de adolescentes portadores de VIH.
Esta situación fue denunciada por la presidenta del Consejo de Mujeres Awajun, Rosemary Pioc Tenazoa quien además señala que otras víctimas tienen que convivir con sus agresores, perjudicándolas y ocasionándoles una vida de completa exposición a sus agresores sexuales. “Todo está en denuncia, pero no hay realmente atención, en lo que es la parte más urgente, la parte psicológica. Eso es lo que a nosotros más nos preocupa” lamentó.
La escolar denunció a su agresor junto a dos compañeras de colegio que atravesaron la misma situación, pero al no ser atendidas, intentaron quitarse la vida ingiriendo una sustancia tóxica. Dos fueron rescatadas y una falleció.
Contexto de impunidad
En mayo de 2024, Pioc Tenazoa denunció más de 400 casos de violencia sexual contra menores, ante el Ministerio de Educación y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones vulnerables. Las entidades se comprometieron a tomar acciones inmediatas, sin embargo, esto no se habría cumplido.
Ante esta realidad, los agresores continúan libres y siguen abusando de otros menores. Incluso, un docente que abusó de hasta 12 niños y niñas, continúa enseñando en la I.E. Moisés Moreno en El Cenepa, añadió.