por Ahmet T. Kuru

Detenido y despojado de su título: el gobierno pretende inhabilitar al alcalde de Estambul para presentarse a las elecciones, lo que sugiere que Erdogan está realmente preocupado esta vez

El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, esperaba convertirse en el candidato presidencial de la oposición de Turquía el 23 de marzo de 2025; en lugar de eso, perdió su libertad y su título universitario.

El 18 de marzo, el político, considerado un poderoso rival del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que lleva largo tiempo en el poder, vio cómo la Universidad de Estambul revocaba su licenciatura. Un día después, Imamoglu fue detenido junto con miembros de su equipo y un alcalde de distrito de Estambul.

Como experto en política turca, creo que el momento en que se tomaron estas dos medidas sugiere que Erdogan está realmente preocupado porque Imamoglu representa una seria amenaza para su largo gobierno de 22 años.

Las más de 100 personas detenidas en la redada policial de Estambul pertenecían todas al principal partido de la oposición de Turquía, el Partido Republicano del Pueblo (RPP), creado por el fundador de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk. Los cargos en su contra incluyen corrupción, formación de una organización criminal y ayuda al PKK, un grupo kurdo designado por Turquía como grupo terrorista, por su colaboración con el partido político prokurdo.

Lo que hace que esa acusación sea más desconcertante es que llega en un momento en el que el gobierno está promocionando a Abdullah Ocalan, el líder del PKK, como un pacificador que disolverá la organización. El cambio de actitud hacia Ocalan, que lleva 26 años en una prisión turca, es visto por los observadores políticos como un esfuerzo de Erdogan para ganarse el apoyo kurdo a una enmienda constitucional que eliminaría el límite de mandatos presidenciales que, de otro modo, le impediría presentarse de nuevo.

¿Presidente vitalicio?

La Constitución turca limita a los presidentes a dos mandatos de cinco años. Erdogan ya ha sido elegido tres veces, pero justificó su tercera candidatura argumentando que su primer mandato tuvo lugar antes de las enmiendas constitucionales de 2017 que establecieron el sistema actual. Si se levanta el límite de mandatos, podría ser elegido por cuarta vez, y potencialmente más.

 

El principal obstáculo para los planes de Erdogan es Imamoglu, que parece ser mucho más popular que el veterano presidente.

La revocación del título de Imamoglu, de 31 años de antigüedad, fue ampliamente vista como un intento de inhabilitar su candidfatura para las elecciones presidenciales y una excusa para cancelar las primarias del RPP el 23 de marzo. Según la Constitución de Turquía, un candidato presidencial debe ser un graduado universitario.

Parece que los cargos se han presentado contra Imamoglu con un objetivo aún más ambicioso en mente: prohibirle ocupar cualquier cargo público, incluida la alcaldía. Esto supondría una triple victoria para Erdogan: podría recuperar la alcaldía de Estambul nombrando a un funcionario elegido a dedo, aprobar cambios constitucionales intimidando a los parlamentarios y eliminar a su rival más fuerte de cualquier futura carrera presidencial.

El intento de toma de poder y las prórrogas de mandato podrían hacer que el sistema político de Turquía pasara de ser una deficiente democracia a una «dictadura electa» similar a la Rusia de Vladimir Putin.

Por eso el líder del RPP, Ozgur Ozel, describió las medidas contra Imamoglu como «un golpe de Estado contra el derecho del pueblo a elegir a su líder».

¿Se acabaron las elecciones libres?

Erdogan es un maestro de la propaganda electoral en cuanto a la promoción de políticas populistas y la manipulación de los medios de comunicación y las prácticas electorales para actuar en contra de los partidos de la oposición.

Enfrentarse a rivales débiles, ya sea por casualidad o mediante sus manipulaciones, ha sido clave para el éxito electoral de Erdogan durante las últimas dos décadas. Bajo el liderazgo de su antiguo líder, Kemal Kilicdaroglu, el partido de la oposición, el RPP, ha sufrido sucesivas derrotas en las elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales frente al Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el poder, de Erdogan.

Erdogan se enfrentó por primera vez a un serio desafío a esta fórmula electoral en las elecciones presidenciales de 2023, cuando las encuestas mostraron que Imamoglu, a diferencia de Kilicdaroglu, era más popular que Erdogan.

En un aparente intento de Erdogan por neutralizar la amenaza, cinco meses antes de las elecciones, un tribunal condenó a Imamoglu a dos años y medio de prisión por insultar a funcionarios públicos después de llamar «tontos» al Consejo Electoral Supremo de Turquía. La sentencia está ahora en apelación; si se confirma, también le impediría ocupar un cargo público.

En lugar de apoyar a Imamoglu, Kilicdaroglu insistió en presentarse contra el propio Erdogan en 2023. Esto supuso un cambio con respecto a las dos elecciones presidenciales anteriores, en las que el líder del RPP había apoyado a otros candidatos. En cualquier caso, Kilicdaroglu perdió.

Tras la derrota, fue destituido de la dirección del RPP, y el nuevo líder del partido apoya a Imamoglu para que se presente como candidato a la presidencia. Ahora, Imamoglu se presenta con una popularidad que supera a la de Erdogan, lo que lo convierte en el candidato de la oposición más formidable en dos décadas.

La popularidad en declive de Erdogan

Durante su largo mandato, Erdogan ha seguido una estrategia de dos partes para mantener su control del poder: ganar elecciones para reclamar legitimidad y, al mismo tiempo, consolidar el control a través de medios autoritarios, como encarcelar a periodistas y tildar a figuras de la oposición de «terroristas».

Sin embargo, las elecciones municipales de Turquía de 2024 marcaron un cambio en la política nacional. Por primera vez desde 2002, el JDP de Erdogan cayó al segundo lugar, mientras que el opositor RPP se convirtió en el partido líder por porcentaje de votos, asegurando importantes victorias tanto en Estambul, donde Imamoglu fue reelegido, como en Ankara, la capital de Turquía, donde Mansur Yavas, del RPP, ganó otro mandato.

Un factor importante en la disminución de la popularidad del partido de Erdogan, y del líder personalmente, es la actual crisis económica del país. Desde 2022, la tasa de inflación anual de Turquía ha rondado el 50 %, erosionando el poder adquisitivo y provocando una importante fuga de cerebros, ya que los ciudadanos turcos cualificados buscan mejores oportunidades en otros lugares.

La crisis se atribuye en gran medida a las políticas económicas de Erdogan, en particular a su insistencia en bajar los tipos de interés para combatir la inflación, lo que contradice la política económica convencional.

A pesar de un reciente cambio de estrategia, la moneda turca sigue depreciándose. Hace cinco años, un dólar estadounidense valía 5 liras turcas; hoy, ha subido a 40 liras.

¿Por qué se ataca a Imamoglu?

El encarcelamiento no es una táctica inaudita en Turquía para silenciar a las figuras de la oposición. Selahattin Demirtas, el exlíder del Partido Democrático Popular prokurdo, lleva entre rejas más de ocho años por cargos de terrorismo y Umit Ozdag, el líder del Partido de la Victoria de extrema derecha, lleva dos meses en prisión por insultar a Erdogan e incitar al odio.

Ambos hombres eran irritantes para Erdogan y podían causar problemas, pero ninguno era una amenaza real para su poder.

Lo que hace único a Imamoglu es que posee un gran atractivo en diferentes bloques de votantes. Puede atraer el voto kurdo mientras mantiene fuertes lazos con políticos nacionalistas gracias a su carisma y su oratoria.

Kurmanbek / WikiCommons

Partidarios de Ekrem Imamoglu se manifiestan en la sede del Municipio de Estambul. (Kurmanbek / WikiCommons)

Y lo que es más importante, puede atraer tanto a votantes laicos como islámicos. Cuenta con el apoyo de una parte de la sociedad turca que se adhiere a la visión laica establecida por Ataturk. Pero al mismo tiempo, es capaz de hacer propuestas a los votantes religiosos, como recitar públicamente versos del Corán.

Esta capacidad para unir a diversos grupos de votantes ayudó a Imamoglu a derrotar al partido de Erdogan en Estambul en dos ocasiones en 2019; tras la primera derrota, Erdogan se negó a aceptar el resultado y el Consejo Supremo Electoral anuló las elecciones.

La reelección de Imamoglu como alcalde en 2024 consolidó su reputación como el principal político que podría derrotar a Erdogan en las urnas.

La última detención del popular político ha provocado protestas en varias ciudades, algo poco habitual en Turquía en la última década. También coincidió con una caída del 7 % en el mercado bursátil turco, ya que los inversores parecían verlo como una señal de inestabilidad política.

Pero como han demostrado los acontecimientos de los últimos días, el apoyo popular por sí solo puede no ser suficiente para que Imamoglu llegue a la presidencia: también debe hacer frente a los esfuerzos judiciales y de otro tipo que intentan mantenerlo fuera de las urnas.

Ahmet T. Kuru es profesor de Ciencias Políticas en Estados Unidos y autor de Islam, Authoritarianism, and Underdevelopment (Islam, autoritarismo y subdesarrollo).

 

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

Este artículo se publicó originalmente en inglés en The Conversation y su traducción y publicación en español se hizo con permiso del autor.

El artículo original se puede leer aquí