Mon Laferte, Colombina Parra, Juan Sativo, Patricio Manns, Camila Moreno, Álvaro España, Fernando Ubiergo, Chini.png, Mauricio Durán, Magdalena Matthey, Manuel García y La Chinganera son algunos de los músicos que colaboran en esta antología realizada por Joaquín Miranda Puentes, escritor, lingüista y luthier, y el destacado cantautor chileno Chinoy. El libro será publicado por J.C. Sáez Editor y se presentará el sábado 5 de abril a las 18:00 horas, en la Sala A1 (Edificio A, Piso 1), del Centro Cultural GAM, ubicado en Av. Libertador Bernardo O’Higgins 227, Santiago. En la presentación participarán los autores de la antología y los artistas Colombina Parra, Paria, Sebastián Redolés, Francesca Ancarola, Qowasi y Pedro Villagra.
El libro debe su nombre a la canción del legendario Payo Grondona, e invita a descubrir la faceta poética de 56 músicos chilenos. Se trata de un espacio en el que la palabra se sostiene por sí misma en la intimidad del papel y el silencio: una exploración profunda en la que los artistas de la canción trasladan su sensibilidad desde la música al verso y que los desafía a escribir sin el sustento sonoro de su propio arte.
“Este es un libro de poemas escritos por músicos, algo que nos parecía necesario e inédito en Chile: artistas con sensibilidad en la relación palabra-sonido produciendo textos sin su elemento natural, la música. Conocimos, así, otro aspecto de su creación, fuera de su zona de seguridad y que implicó, asimismo, modestia y confianza. Mostrar un poema es, en efecto, un acto de confianza profunda”, dice Joaquín Miranda Puentes, uno de los antologadores.
Resulta fascinante observar cómo los participantes abordan este desafío desde diversas perspectivas. Algunos, como Francisco Sazo de Congreso, lo hacen desde una humildad extrema, acuñando términos como «casi-poesía» para referirse a su trabajo, como si existiera una frontera insalvable entre el músico y el «poeta verdadero». Otros, como Juan Sativo, ven en la escritura una extensión natural de su compromiso político y social, una manera de reivindicar la función pedagógica y emancipadora del arte. Y están aquellos que, como señala Javier Barría, confiesan un «pavor tremendo» ante la página en blanco sin el refugio de la música. Por su parte, Chinoy señala que este desafío «es un experimento que busca azuzar a los cantautores para que descubran su cercanía con la evocación de la palabra. Una manera de desperezar el imaginario y asombrar la capacidad de ingenio”.
La antología también permite apreciar distintas concepciones sobre la creación poética. Colombina Parra, por ejemplo, reflexiona sobre las palabras como «máscaras» y «cosas muertas que pueden revivir si las enfrentas entre ellas», sentencia que apunta a que lo significativo no está en las palabras mismas sino en «su entonación». Nano Stern, a su vez, se pregunta si la escritura es «una partitura del pensamiento» y si el pensamiento es «acaso música y abecedario», estableciendo así sugerentes conexiones entre ambas formas expresivas. De este modo, “el poema amplía el mundo porque llega donde el diccionario no llega. No solo usa el lenguaje, sino que le hace algo al lenguaje. Siempre ha existido una sana envidia entre la música y la poesía. Es interesante ver cómo escriben quienes componen y cantan canciones», dice Germán Carrasco en el prólogo.
Un aspecto revelador es cómo varios músicos recurren a neologismos para describir su trabajo poético, a saber: «poemambos» (Pedro Villagra), «rappertorio» (Juan Sativo) u «oralitura» (La Chinganera), términos que reflejan tanto una reflexión auto-consciente de la creación propia como también cierta inseguridad al adentrarse en el territorio literario, casi en búsqueda de equilibrio en un suelo vertiginoso y resbaladizo. “Es un homenaje a la poesía por parte de los creadores de canciones. Muchos de los participantes son poetas y no lo saben. Cada uno con su sentido de la realidad, estilo y obsesiones, tal y como han puesto sus líricas y argumentos por el abultado cancionero nacional”, explica Chinoy.
En tiempos en que las fronteras entre disciplinas artísticas se difuminan, esta antología representa un valioso ejercicio de libertad creativa. Nos recuerda que la poesía no es patrimonio exclusivo ni de quienes se autodefinen como poetas ni de los críticos que los califican como tales, sino que remite más bien a un territorio abierto para los artistas que se atrevan a explorar «la desnudez» de la palabra.
Músicos antologados
Patricio Manns, Payo Grondona, Mario Rojas, Pancho Sazo, Fernando Ubiergo, Pedro Villagra, Joe Vasconcellos, Tito Escárate, Mario Ángel, Francesca Ancarola, Álvaro España, Paquita Rivera, Jando Guzmán, Jeannette Pualuan, Manuel García, Colombina Parra, Tata Barahona, Magdalena Matthey, Javier Aravena, Gonzalo Henríquez, Claudia Stern, Álvaro Prieto, Yaya Fuentes, Rodrigo Qowasi, Leo Quinteros, Juan Sativo, Mauricio Durán, Doctor Pez, Daniella Rivera, Angelo Pierattini, David Eidelstein, Natalia Contesse, Jaime Sepúlveda, La Chinganera, Javier Barría, Chinoy, Evelyn Cornejo, Nico Rojo, Catártica Animal, Daniela Meza Lara, Mon Laferte, Pompeya, Camila Moreno, Naty Lane, Nano Stern, Mora Lucay, La Charawilla, Víctor Fabio, Melania Tektónica, Gabriel Holzapfel, Eleuterio Wanka, Sebastián Redolés, Cancamusa, Chini.png, Metalengua y Dulce y Agraz.
Editorial: @jcsaezeditor (Instagram) y www.jcsaezeditor.cl
Distribución: @arrobalibroschile (Instagram) y www.arrobalibros.cl
El libro se encontrará en todas las librerías de Chile.