La gente me pregunta en qué están los feminismos hoy, cuáles son los movimientos feministas en la actualidad. Y yo me pregunto cuál será la respuesta certera.
Lo sabemos: son tantos los reclamos, tantas las urgencias, tantas las necesidades, que cada uno de los temas que necesitamos resolver constituyen un grupo, un activismo, una militancia, una movilización. Lo urgente para algunas; lo importante para otras. En esas disyuntivas, andamos. Cada una desde su trinchera, oculta o visible. En este momento, los feminismos siguen profundizando en sus trabajos de visibilización sobre la naturaleza monótona y repetitiva de la violencia, representada desde la falta de derechos hasta las anulaciones de leyes ya conquistadas por el movimiento feminista.
La visibilización se convirtió en algo peligroso, pero nosotras no nos vamos a amoldar a lo establecido por el poder de turno, por este patriarcado que se está muriendo y muestra sus garras despiadadas. La monstruosidad con la que exhiben su impunidad en distintos hechos desde la represión hasta la persecución del colectivo LGTIBQ+, es para que nos asustemos y nos desmovilicemos. Esto es solo parte de un show calculado que nosotras ya conocemos históricamente.
Me tocó vivir distintos momentos del feminismo y siempre me incliné más por las similitudes que por las diferencias entre unas y otras. Con el paso del tiempo, aprendí que lo diferente es bienvenido y es desde donde se genera lo nuevo. Las agrupaciones que reclaman por algo nuevo que no habíamos visto, son las que nos enseñan a mostrar con claridad lo que estaba naturalizado.
De esta manera, entramos en este 8 de marzo de 2025, donde en los discursos hegemónicos y en las fotos de los medios de comunicación masivos, parecería que al feminismo lo fulminaron. No se hagan ilusiones, aquí estamos y vamos por más. A más brutalidad y violencia, nosotras responderemos con más inteligencia, diálogo y cooperación entre todas.