Todo lo que hacemos requiere energía, tanto interna como externa
A medida que el mundo cambia, se acelera, se reestructura y se transforma, ¿tenemos suficiente energía personal para seguir el ritmo? Ya no flotamos en un lago tranquilo; estamos en el mar, frente a olas enormes, a veces con la sensación de que nos ahogamos o apenas conseguimos mantenernos a flote. Imagínate que te pasas 10 años estudiando programación informática y te das cuenta de que tu trabajo ha desaparecido. Ahora, necesitas aprender algo nuevo -sin saber qué es- y no tienes energía para invertir en esa búsqueda.
El mundo es cada día más complejo, con estímulos crecientes, procedimientos en evolución y exigencias cada vez mayores. Y todo ello es dinámico, susceptible de cambiar en cualquier momento, a menudo sin previo aviso. Las relaciones familiares y sociales también están cambiando. ¿Cómo nos adaptamos a la diversidad, a las nuevas estructuras familiares, a los entornos de trabajo corporativos y a la naturaleza cambiante de las relaciones interpersonales en la era digital?
Todo lo que hacemos requiere energía, pero ¿de dónde procede?
¿Tenemos más energía que nuestros padres? Muchos de nosotros creemos que nuestra energía es limitada, y a menudo nos impedimos de participar en nuevas oportunidades simplemente porque creemos que no tenemos la energía necesaria para hacerlo. No es que las nuevas experiencias no sean interesantes o no merezcan la pena, es que no tenemos el ancho de banda necesario para afrontarlas. Como resultado, nos desconectamos de las situaciones que requieren una adaptación continua, especialmente las relacionadas con el futuro. Sin embargo, al hacer esto, en lugar de conservar energía, descubrimos que, de hecho, perdemos energía. ¿Por qué? Porque nos movemos en la dirección equivocada.
La energía lo es todo. Entonces, ¿cómo la generamos y la mantenemos? A escala mundial, se están haciendo avances en la producción de energía y la sostenibilidad. Pero a nivel personal, la falta de energía humana es enorme, y muy pocas personas trabajan para resolver este problema. Plantéate esta pregunta: ¿Cómo desarrollar y aumentar tu energía personal? La gente suele saber más respecto de ganar dinero que de generar su propia energía.
Dedica una hora a analizar en qué gastas tu propia energía. Haz dos columnas: una para saber adónde va tu energía y otra para saber de dónde la obtienes. ¿Cómo te repones? ¿Por qué determinadas actividades te agotan o te llenan de energía? La realidad es que en el futuro necesitarás más energía de la que produces hoy. Debes aumentar tu producción energética.
El secreto de la vida es la energía que inviertes en ella y la dirección que le das.