Entrevista a Gabriel Musa: activismo político, trabajo rural y pronunciamiento ético
Kiñe | Uno
Editorial: la dictadura de la patronal
La foto desenfocada de un cuerpo sobre un mallín, un adolescente en posición de resignación en la orilla de un río, el titular de un medio digital anunciando la muerte de un joven dentro de una cámara de frío perteneciente a una empresa frutícola. Un cuarto hombre muere electrocutado dentro de una chacra del Alto Valle. Estamos ante “la dictadura de la patronal”, resume Gabriel Musa, changarín y militante social de la provincia de Río Negro.
Ninguno de estos casos es aislado. Todos responden al mismo patrón criminal de corrupción y explotación rural. Están pergeñados por una organización impune que ejecuta un sistema de despojo, maltrato y desvalorización individual desarrollado desde que la Argentina es Argentina.
Se tira al trabajador rural a su suerte, sin protección, sin apoyo, sin contención. Sólo se pretende de él su fuerza de producción. Después es descartado como un ave herida.
Las golondrinas son desterradas, ninguneadas, explotadas, despreciadas como trabajadores y como personas. Su estado físico y psíquico es la prueba más contundente de las consecuencias del neocapitalismo extractivo que ve zonas de sacrificio en cualquier cuerpo que palpite.
Río Negro, como en la época colonial, ha explotado a negros e indígenas con un único objetivo: aumentar sus regalías y el poder de control sobre la extensión territorial valletana. Mientras que los trabajadores siguen sin acceso a la tierra y sin posibilidad de acceder a una autonomía económica que les permita vivir dignamente, sin depender de las migajas inmundas de las patronales esclavistas.
Epu | Dos
La bomba de Hiroshima y Nagasaki
Gabriel tiene múltiples oficios: pega ladrillos, arma el fino para las paredes, trabaja de mozo en un catering, hace repartos en su bicicleta, realiza labores de pintura. Supo también trabajar de muy chico en las chacras del Valle Medio: conoce el oficio, conoce la idiosincrasia de los patrones.
Mientras caminábamos desde la garita del centro de General Godoy hasta el barrio Ceferino Namuncurá, Gabriel recuerda un dibujo pintado en su guardapolvo durante su egreso de séptimo grado. El dibujo era la representación de una fotografía histórica que tuvo un giro inesperado en su vida. Sin saber la bomba de Hiroshima y Nagasaki se presentó en su casa en forma de afectación colectiva: generaciones enteras diezmadas por los agrotóxicos que se rocían sobre las frutas que comemos y exportamos. Los vecinos de Gabriel andan prácticamente ciegos, con la piel de la cara y los dedos quemada, con el sistema respiratorio inservible de aspirar tanto dolor y veneno. La doble vara del progreso científico occidental: ¿crea avances tecnológicos para mejorar la vida de las personas o para suprimirla de cuajo?
“El agrotóxico en el trabajo rural es una problemática muy profunda porque es una problemática de todo el país. Acá se vive mucho en las chacras con el tema de las curadoras. El otro día charlaba con un trabajador que hace 15 años que viene curando sin las condiciones de seguridad e higiene. Y le toca irse con ese veneno a su casa y hacer convivir a toda su familia con esos venenos. Después, otro día salí a caminar por una alameda de chacras que están acá nomás (haces tres cuadras y ya tenés una chacra) y me encontré con un bidón de veneno, con los que se usan ahora, tirado en el canal. Iba cruzando por el canal del barrio Ceferino- Y como lo agarre yo, lo podría haber agarrado un nene de cinco años, cualquier persona podría haber agarrado ese bidón de cinco litros. ¡Era Paratión! ¡El Paratión está prohibido! Este es un derivado del Suparation, un veneno fosforado, muy perjudicial para la salud, que puede producir quemaduras, ceguera, daños irreversibles en el sistema digestivo. Al no tener las condiciones de seguridad, curan los cuadros —que son grandes extensiones de chacra—, fila por fila; los trabajadores sobre el tractor, van haciendo como un rulo, y prácticamente van absorbiendo el mismo veneno que ellos mismos van tirando.”
Uno traza su camino como a ciegas, siguiendo patrones intuitivos que ya han sido trazados hace miles de años. Gabriel no puede desconocer la tragedia de sus vecinos, de los adolescentes que caminan las calles de tierra de su barrio, sin remera, con las zapatillas rotas, con la inquietud constante de saber que los afortunados en las periferias siempre son pocos, y que el resto es descarte, como el descarte que se realiza en los galpones de empaque. ¡Ni para la sidra lo dejan a uno! El que no termina explotado en las chacras de fruta de la región, termina en una zanja o quemado por los efectos del paco. La bomba de Hiroshima y Nagasaki puede estallar en cualquier momento y puede adoptar cualquier forma, en cualquier casa de la provincia de Río Negro, inclusive en la de Gabriel. Nadie está a salvo en sociedades tan nocivas, acaparadoras y miserables.
“¡Los venenos en Río Negro aparecen a mansalva! Así como yo me encontré con un bidón ahí en el canal, en la sierra hay cementerios de bidones de agrotóxicos que se prenden fuego; hay cementerios de bidones de agrotóxicos tirados en la sierra, en el basurero que los tenemos a cien metros de donde vivo. En el barrio Ceferino, encontramos agrotóxicos fosforados tirados en el basurero, que como decía, los trabajadores, como no tienen trabajo, van al basurero, se pone en contacto con eso, al igual que menores se ponen en contacto con el veneno, porque es una zona prácticamente abierta. ¡No está delimitada! ¡Aparece de todo! ¡incluso veneno! ¡Acá estamos permanentemente rodeados de veneno! ¡Convivimos con el veneno en el Valle de Río Negro! ¡Nos rocían con veneno permanentemente! No sólo a los trabajadores, sino a los que no somos trabajadores rurales. ¡No hay un control! No hay un control como dice el gobierno de las condiciones laborales con respecto al veneno, como tampoco un control con respecto al tratamiento de los venenos. Y tiene que ver con el poder que tiene la patronal. Acá mucho se discutió que íbamos a un cambio de cura, que íbamos a empezar a tener chacras orgánicas, para empezar a contrarrestar un poco el tema de los agrotóxicos, pero a la patronal no le sirve porque ellos necesitan de los agrotóxicos para abaratar sus tratamientos en las chacras, y que la fruta termine produciéndose como ellos quieren y en el tiempo que ellos quieren también”.
Mantenerse emocionalmente estable, con un trabajo, aunque sea precario, es una proeza, un desafío de todos los días, en los que inexorablemente muchas personas perecen yéndose a dormir más de una noche sin cenar. Gabriel conoce, como sus vecinos de General Godoy, estas tempestades.
“Hay muchos trabajadores que tienen un montón de discapacidades; dentro de la gran cantidad de trabajadores que hay —que incluso tienen que seguir laburando—, hay trabajadores que han quedado incapacitados de sus dedos, a veces de sus manos, a veces han perdido la audición en un oído producto de lo que es el trabajo rural”.
¡Los trabajadores rurales del Alto Valle se parecen a las víctimas de las bombas de Hiroshima y Nagasaki! Cuando salimos con Gabriel de su casa para dirigirnos al basural donde muchas familias van a recuperar plástico, vidrio y comida, nos cruzamos con un vecino que caminaba en cuero. Me hizo recordar a Sadako Sasaki, la niña japonesa sobreviviente, a quien se retrató corriendo desnuda con una crisis de llanto, luego de la brutal explosión. La asociación nace por lo que veníamos charlando con Gabriel y por las afecciones que tenía este hombre también, que fue quemado vivo. Nunca fue indemnizado, ni puesta en tela de juicio las consecuencias de la utilización de agrotóxicos en la cosecha de fruta.

Moño Azul pertenece al Grupo Prima, un Holding que se presenta como el mayor productor de fruta orgánica del hemisferio sur y el mayor exportador de fruta fresca de la Patagonia
“Las consecuencias de los agrotóxicos son muy impactantes, fuertes y muy duraderas en el tiempo. Cuando me tocó ser concejal en Godoy por el Partido Obrero (2017–2021) hubo una lucha muy importante en este barrio por el basurero. El barrio, en asamblea, decidió movilizar al concejo deliberante. Y fue un momento de mucho debate porque el tema del ambiente tiene que ver con la salud de los trabajadores. El basurero tiene un impacto en la salud de los trabajadores, pero los agrotóxicos también tienen una consecuencia muy importante en la salud de los trabajadores. Este trabajador me contaba que como no tenía las medidas de seguridad, nota un deterioro en su vista, y yo charlo con él, y lo puedo notar; puedo notar que hay un daño en su vista, puedo notar que hay un daño en su dentadura, puedo notar que hay un daño en su piel. Y sin duda que uno no toma conciencia, pero cuando tuvimos ese debate en el concejo deliberante, los concejales plantean como irreal la posibilidad de que se haga algo por el basurero a cielo abierto, pero puso una vecina en debate lo importante de que se pudiera hacer algo, porque puso en comparación con los agrotóxicos. Ella nació y se crio en un barrio donde al otro lado tenía una chacra que fumigaron toda la vida. Ella se dedicó a hacer una especie de encuesta con los vecinos del barrio, y por lo menos pudo contabilizar cinco vecinos que habían muerto por cáncer, que habían estado toda la vida en contacto con los agrotóxicos. ¡Es una estadística! El tema de los agrotóxicos tiene aparte muchas otras consecuencias. Por ejemplo, el tema de los embarazos, las malformaciones, los abortos espontáneos. Y así podemos seguir sumando una serie de consecuencias por los agrotóxicos que a nosotros nos parecen relevantes porque hay muchos agrotóxicos que deberían estar prohibidos. Por otro lado, uno ve, por ejemplo, ahora con la apertura de las importaciones que van a traer todo tipo de venenos, de agrotóxicos. Y el cuadro no va a mejorar, sino que va a empeorar”.
Primero esclavos, hoy quemados vivos en nombre del capital, ciegos de tanto dolor.
¿Qué tipo de ceguera tendremos el resto de la sociedad incapaz de ver tanto sacrificio humano? ¿Cuántos cómplices y partícipes necesarios actúan, operan y callan en esta dictadura patronal, en este genocidio a cielo abierto, a la vista de toda la sociedad?
Kvla | Tres
Cegar, inducir hambrunas, conducir hacia un destierro fatal
Cuando me estaba por subir al colectivo para volver a Neuquén, dos jóvenes de unos veinte años se nos acercaron para preguntarnos por el costo del pasaje desde la ciudad de General Godoy hasta la ciudad de General Roca. Uno tenía una bolsa de tela repleta de ropa, el otro una mochila grande sin los cierres. ¡Parecían recién desalojados! “¡Nos caminamos todo! Venimos de Entre Ríos. Un familiar nos avisó que hay trabajo en Roca. Acá caminamos todo el día y no encontramos nada”. Les faltaba $2500 para llegar a destino. Se los di. Nos fuimos charlando. Estaban contentos, pero también un poco asustados. No conocían a nadie en el Alto Valle. Se vinieron a ciegas a probar suerte. “En Entre Ríos ya se terminó la cosecha de cítricos. Nos pagaban $320 la ficha. Hicimos una buena diferencia”. El día que nos encontramos el termómetro registró 41 grados. Ellos no tenían agua, ni nada para comer. Habían llegado en la madrugada a Villa Regina. En menos de un día se había gastado todo lo que tenían, lo poco que tenían. Llegaron jugados. “En Entre Ríos tengo a mi señora y a mi hija. Quería venir, aunque sea una vez a levantar la cosecha acá. Todos hablan de la cosecha del Alto Valle. Este año cumplo diez años como trabajador rural, así que decidí venir”.
Los trabajadores pierden su relación con el territorio, se acostumbran a la fuerza a vivir hacinados, postergados, reducidos a un colchón y a un balde de mierda. Algunos no conocen otra forma de vida. Se han convencido de que no merecen un trato mejor. No pueden descifrar las palabras escritas en los contratos laborales basura que firman dudosos. Los trabajadores rurales, como las golondrinas, hacen nido debajo de cualquier árbol, sobreviven a migas de pan y mate. Reducen sus sueños a más horas de trabajo mal pagos. Nosotros, los locales, los vallenatos, nos hemos acostumbrados a ver sus miserables vidas sin generar más que una mueca de aceptación incómoda.
En un tramo del viaje de ida, vi debajo de un puente a siete trabajadores, viviendo quién sabe desde hace cuántos días, junto a ollas y platos sucios que lograron rescatar entre tanto despojo. Había adultos y menores. Les describí esa fotografía a mis compañeros de viaje, pero ellos eligieron no escuchar, no pensar. Sólo están esperanzados con un puesto de trabajo. Les sugerí que si por esa posibilidad no los tomaban en la chacra de Roca, podían ofrecerse para labores de jardinería en las casas de la ciudad, hasta que pudieran juntar el dinero para volverse a sus pagos.
La mente y el corazón no pueden andar disociados
La casa de Gabriel tiene un portón de madera. La puerta, también de madera, hay que levantarla y hacerla girar media vuelta hasta poder entrar. Dentro hay un pequeño patio donde se ven sembrados, a punto de ser cosechados, unas plantas de tomate y otras de acelga. La tierra donde están sembradas es tierra arcillosa. A menos de 500 metros está la sierra. Después de pasar por el patio, entré a la casa de Gabriel. Su casa es de un ambiente. Lo primero que divisé fue un sillón. Sin dudar, prácticamente me tiré encima. Estaba cansado, hacía mucho calor. Y el viaje de Neuquén a Godoy fue extenso: exactamente tres horas en micro. Luego, ya más relajado, observé con detenimiento las paredes, vi un retazo de diario dentro de un cuadro y una pechera del Partido Obrero. Gabriel me contó que ese recuadro lo había hecho su padre, cuando él, su hijo, asumió como concejal de Godoy. “Le pude quitar a mí padre esa victoria, dado que fue un triunfo de la clase trabajadora y no de él. Yo cometí una especie de parricidio, en términos familiares y políticos, con mi padre, un peronista conservador”. Gabriel es muy conocido en los ámbitos populares, entre los trabajadores rurales y las luchas de casos de violencia institucional. Su lugar en la militancia política es particular y atípico: él es también un trabajador. Fue un trabajador rural. “Esta es la unica experiencia de un concejal de izquierda asumiendo un cargo en la provincia de Río Negro”, me confirma.
“Mi natalicio es el 20 de diciembre de 1983. El 20 de diciembre de 2001, el día del argentinazo, es como un nuevo parir para mí, pero político, donde fui comprendiendo algunas cosas y donde fui madurando mi conciencia de clase. No lo disocio, hoy por hoy, aunque vea que en el mayor porcentaje de la clase trabajadora sea difícil ver la relación. ¡Ser un trabajador es una lucha en este país! Ser un trabajador y militar políticamente, en cualquier fracción, para un trabajador tiene un plus. Por eso a mí me parece que no puede disociarse, pero depende de donde esté parado ese trabajador”.
Gabriel tenía preparado los mates, un plato repleto de milanesas y un frasco con berenjenas caseras. Sirvió todo mientras yo armaba los equipos de grabación. Esperó a que yo comiera y después empezó él. Conversamos sobre esos modos que sólo he visto en el sur, con particular dedicación. Le conté a Gabriel que en el mundo mapuche hay un protocolo que indica que cuando una persona te visita en tu casa, uno como anfitrión le debe ofrecer lo mejor que tiene en su casa y esperar a que el invitado o invitada coma primero. Coincidimos los dos en que ese modo está presente en muchas personas sin saber el verdadero origen y la antigüedad de esa práctica.
“Godoy es el corazón del valle frutal de Río Negro. Tenemos desde Chichinales a Cipolletti un cordón de 100 kilómetros que recorre la Ruta Nacional N° 22. Hacia el norte tenemos bardas, pero también tenemos una zona productiva. Hacia el sur, donde está el río, es donde tenemos la mayor cantidad de hectáreas en producción de fruta, pero también hay animales. Ahora está el tema del maíz, un poco la uva. Yo me crié en Godoy. Me tocó salir a laburar de muy joven, de manera precaria, en lavaderos, fui trabajador de quiniela, trabajé en aserraderos. Y cuando terminé el secundario me fui de Godoy unos años. Volví y me tocó comenzar a trabajar de rural, en la chacra. ¡Fue una experiencia que no cambio por nada!, porque después, producto de la militancia, justamente acá en Godoy y alrededores (porque estamos cerca de Villa Regina, pero después tenemos Ingeniero Huergo, Mainque, Cervantes, Roca, en donde tenemos una gran zona productiva), conocí a los trabajadores rurales que son los que ponen en pie a esta provincia, donde el 90 % depende de la producción del campo, de la fruta, de lo que sucede ahí. Sin duda tiene que ver con los miles de manos de los trabajadores que realizan su tarea diaria de producción.”
Gabriel se mostró muy feliz por mí visita. Aunque su corazón estaba afligido, compungido. Son muchas muertes, en pocos meses, las que tuvo que presenciar. Sumado a la propia angustia laboral que padece él diariamente. El desgaste emocional se antepuso al análisis crítico. La mente y el corazón tampoco pueden andar disociados.
“En este barrio, Villa Ceferino, estoy rodeado de trabajadores rurales. Mis vecinos son trabajadores rurales. Y aunque son los que ponen en pie la provincia y levantan la cosecha, protegen las plantas de las heladas los dias de invierno (con menos de -10°), vemos una realidad de la familia rural que vive en la pobreza, que prima el trabajo en negro principalmente, que no tienen acceso a la vivienda, que no tienen acceso a la salud incluso estando en blanco, porque tienen una obra social que esta vaciada. Y me ha tocado recorrer muchos lugares, visitando trabajadores rurales, yendo a apoyar muchas luchas. En Regina, por ejemplo, con los trabajadores rurales, estuvimos cortando la ruta en plena pandemia (2020), bajo el gobierno de Alberto Fernández, que los declaró esenciales, y surgió la lucha de la zona desfavorable. Estuvimos cortando la ruta 22 con piquetes muy importantes. Y eso se fue fortaleciendo con el devenir de los años, si bien no pasaron muchos, pasaron los necesarios para que los trabajadores rurales pudieran salir de los lugares donde están que es un lugar muy importante para la producción de la provincia, pero que uno puede ver que no son redituados con lo que nosotros entendemos –desde el Partido Obrero–, corresponde: salario digno, derechos correspondientes, trabajo en blanco, una vivienda.
Kechu | Cinco
Un régimen asesino: contener el aire para que no te estallen los pulmones
Gabriel nombró a cada uno de los jóvenes afectados por la dictadura patronal. En cada uno de ellos tomó conocimiento y actuó en consecuencia interiorizándose de los hechos relevantes de cada caso. Fundamentalmente nos enfocamos en los últimos cuatro que me fueron descriptos cronológicamente.
“En Chichinales, desde la firma Tinti, me escriben unos trabajadores contándome que habían tenido un suceso trágico con un compañero que se llamaba Ariel. Los trabajadores me dijeron que el muchacho cosechando se electrocutó con un cable que no debería haber pasado por ahí. Y lo que se dijo después, que lo pusieron en la carátula, es que fue una muerte dudosa, porque no descartaron que podía haber sido un paro cardiaco. El caso quedó muy tapado. Chichinales está a tan solo 20 km de General Godoy. Y dicen que es la puerta de entrada al valle, por lo que llegan muchísimos trabajadores del NOA. Imagínate que los compañeros hacen tres mil kilómetros y encuentran la muerte trabajando. Pasa habitualmente, pero tenemos que poder señalar el hecho en sí”.
Ariel tenía 36 años. Era de Tucumán. Su muerte se produjo el 26 de febrero de 2024. Y hasta el día de hoy no hay responsables ni un informe público que confirme si la conexión eléctrica era ilegal o no. El silencio mediático en el caso de Ariel es tan sospechoso como la infraestructura con la que debía convivir dentro de la chacra.
“El caso de Alejandro ocurrió en Allen, que está a 100 kilómetros de Chichinales, en la otra punta, en el otro extremo del caso del trabajador electrocutado. Alejandro vino a trabajar desde el Chaco, a la empresa Tres Ases de Allen. Sus compañeros se comunicaron también conmigo y nos dieron la noticia de que había muerto en la chacra. Alejandro tenía un cuadro complicado de salud que la patronal no atendió, pero que fue denunciado por los trabajadores y sus compañeros en su momento. ¡No hicieron nada! Y un día Alejandro se sintió descompuesto, se levantó al baño, y lo encontraron tirado, muerto, entre las filas de las chacras,. Los trabajadores acusan que el compañero se intoxicó con los venenos con los que curan los trabajadores rurales. Y como decíamos recién, lo hacen en condiciones muy precarias, que son muy peligrosas para la salud. Nosotros nos hicimos eco de la noticia, la publicamos, tuvo una repercusión muy importante. De hecho salimos en muchos medios y nos hicieron notas particulares, por el tema del trabajador. La denuncia era la impunidad con la que se maneja la patronal. Sabemos que Tres Ases es un empresa muy importante en la provincia de Río Negro, exportadora. Sin duda operó, como suelen operar en este tipo de casos, judicialmente, pero también políticamente, incluso económicamente, para que el caso quede totalmente en la nada y no se sepa nada respecto de qué fue lo que le causó la muerte al trabajador. ¡Alejandro fue enviado en cajón al Chaco! A sus compañeros les pareció oportuno haber hecho la denuncia porque su compañero terminó muerto. ¿Cuál era la mejor despedida que ellos entendían hacer para con él? Hacer pública la denuncia de lo que le había sucedido. Y como la patronal, UATRE y el gobierno hicieron la plancha para esconder este caso, nosotros salimos a decir lo que se evidenció durante todo el 2024 con estas dos muertes: estamos ante una dictadura patronal frutícola en Río Negro”.
El pasado martes 11 de febrero de 2025 Gabriel entrevistó, vía su cuenta de facebook, a la compañera de Alan Riquelme, un joven que murió dentro de una cámara de frío perteneciente a la empresa Moño Azul. Cuatro días después se reveló la causa de la muerte de Alan: “asfixia y edema pulmonar por confinamiento ambiental”. No fue un accidente, ni una acción temeraria por parte del operario. Florencia Durazzi, esposa de Alan, siempre sostuvo que era habitual que los trabajadores tuvieran que entrar periódicamente a las recámaras “conteniendo el aire” para obtener una muestra de la temperatura de la fruta.
“¡Los casos tienen la misma similitud porque estamos ante la misma patronal! Cuando hablamos de la patronal fruticola en Río Negro, hablamos del campo, que es el motorcito del país. Pero cuando nosotros decimos el motorcito deberíamos hacer referencia a los miles de trabajadores rurales que mantienen este país y esta provincia, Vemos que detrás de los casos de los trabajadores rurales muertos, en este caso el de Alan, muerto en una cámara de frío de la empresa Moño Azul, está la patronal frutícola, que es la principal productora de riqueza de la provincia. Sin embargo, los que producen la riqueza son los trabajadores. Y vemos que se están muriendo de este a oeste, en las chacras, pero también en las cámaras de frío. Los regímenes laborales se han extendido muchísimo. En el caso de Alan, es raro, porque estamos ante una empresa multinacional que tiene cámaras por todos lados. Al respecto el secretario general delSindicato de Trabajadores del Hielo y Mercados Particulares de la República Argentina (STHIMPRA) salió a decir que posiblemente el trabajador se equivocó de cámara y entró a una que no tenía oxígeno, soltando una hipótesis aventurada, porque, como pasó con Alejandro, no se conocieron las cámaras (de vigilancia) y los medios se callaron. No hay noticia de lo que se dice o de lo que se está investigando con respecto a la muerte de Alan. Un denominador común es la vista gorda que hace el gobierno, con la patronal frutícola, en esta provincia. Por otro lado, las direcciones sindicales: UATRE y STHIMPRA. Y tenemos trabajadores pobres que se están muriendo en la chacra, pero también tenemos trabajadores pobres que cumplen regímenes de trabajo muy extensos, solos, en laburos que son muy complicados, como la cámara de frío en la que también se están muriendo”.
El relato de Florencia Durazzi es firme y contundente. El día anterior a la muerte de Alan, él le había relatado todas las negligencias laborales con las que tenía que convivir, indicando las cosas que se hacían mal, la improvisación operativa de la empresa y la negativa de inversión en equipamiento nuevo. En este sentido, ¿quién realiza las auditorías en el ámbito rural? ¿Cuándo fue la última auditoría que se realizó en Moño Azul? ¿Qué negligencias encontraron? ¿Encontraron alguna? Gabriel me confirma que si no fuera por las denuncias que realizan ellos (militantes sociales) o los trabajadores, las auditorías nunca se concretarían y/o provocarían el efecto inverso: en vez de visibilizar y reparar, se oculta y sanciona. El ejemplo de ello es el reciente despido masivo de quince trabajadores de la firma DeGrossi, dado que estos operarios denunciaron malos tratos y condiciones laborales indignas.
“Él (Alan) hace cinco años que trabajaba ahí. Tenía 24 años y cumplía algunas funciones. Para las cámaras tienen personal capacitado, y un poco lo dijo el secretario de STHIMPRA de Villa Regina: estaban a punto de hacer inspección junto al Ministerio de Trabajo, porque ellos saben muy bien en la situación en que se trabaja: falta cartelería, faltan cursos de perfeccionamiento de los trabajadores, falta recambio de las herramientas que están desgastadas, falta limpieza y mantenimiento de los sectores. Él lo enumeró todo. Enumeró todo lo que pasa en las cámaras de frío. Incluso su Secretario General, Hugo Badilla, dijó en su momento, que si nosotros investigamos a fondo todas las cámaras de frío, no sé cuántas de las ciento y pico que están en la provincia, quedarán funcionando, dando a entender que las condiciones de los trabajadores, incluso de las ramas que mejor salario tienen, son de la precariedad más absoluta”.
El cuarto caso es el de Cristián y el de su hijo. Rápidamente se viralizó la imagen de un joven menor de edad sentado en posición de espera a la orilla de un río. La leyenda mediática indicaba que el padre se había arrojado al río junto a dos compañeros para buscar del otro lado, la posibilidad de una oferta laboral. No comían bien hace un par de días. Tenían que generar dinero de alguna forma. Cristián se lanzó al río Neuquén, pero nunca pudo salir. Veinte días después su cuerpo fue hallado. El caso fue olvidado e ignorado en el acto. Nunca se contextualizó el dramatismo social que padecía Cristian y por el que tuvo que arriesgar su vida. Aguantar la respiración, dejar a su hijo para siempre, volver hecho cenizas a Entre Ríos porque su familia no tenía el dinero para poder trasladar el cuerpo a su ciudad de origen:

Gabriel Musa, General Godoy. Río Negro, 2025. Foto: Gustavo Figueroa
“Probablemente el hijo de Cristián también sea un trabajador rural, pero las noticias no lo presentaron así; las noticias presentaron como que el que estaba trabajando era Cristián —más los otros dos compañeros que sí lograron salir del río— y no su hijo que posiblemente sea menor. Eso es algo que, por ejemplo, el gobierno, pero tampoco UATRE levantan como noticia, mucho menos como denuncia.”
Kayu | Seis
“Lo que prima es el trabajo en negro, pero también el negocio infantil”
Los delitos de las patronales y los sindicatos no se podrían ejecutar o mantener en silencio si no hubiera también un rol encubridor dentro de los medios de comunicación de la región del Alto Valle. Tanto La Mañana de Neuquén como el Diario Río Negro, comparten intereses con la patronal. Una y otra vez, se las ingenian para encubrir a los dueños de las empresas frutícolas, para que sus nombres solo aparezcan cuando reciben alguna mención internacional o logran un récord en producción; siempre el Diario Rio Negro y La Mañana de Neuquén se las ingenian para no investigar ninguna de estas empresas, ni su patrimonio, ni las ganancias mensuales. Mucho menos si los trabajadores están en blanco o si son menores de edad.
“En el trabajo rural, principalmente a nivel pais, lo que prima es el trabajo en negro. Voy a dar unos datos que tienen que ver con los trabajadores que han estado blanqueados en su momento. En Río Negro se calcula que hay alrededor de 25.000 trabajadores que han tenido un proceso de blanqueamiento laboral, porque han estado afiliados, porque han estado en los sindicatos, hacen aportes, etc. Entonces como la mitad, o quizas el 60 %, es trabajo en negro tenemos que pensar que hay otros 25.000 trabajadores laburando en negro, que son rurales en la provincia. Un dato: UATRE es el segundo sindicato más grande del país, despues de comercio —donde también prima el trabajo en negro—: hay unos 800 mil afiliados, o sea que tenemos que hablar de que en el país hay posiblemente dos millones de trabajadores rurales. Ahora en esta provincia, con la migración de otras provincias, con trabajadores que vienen del norte, ese número se agranda exponencialmente. Dicen oficialmente que los que ingresan son aproximadamente entre 20 y 25 mil trabajadores rurales, pero también sabemos que hay una parte muy importante que ingresan en otras circunstancias mucho peores: escondidos, transportados dentro de camiones, un montón de situaciones. Por lo menos, en la provincia, en esta temporada, entre los que están trabajando y los que no consiguieron trabajo, estamos hablando de más de 60 mil trabajadores rurales que hoy por hoy son los que mantienen esta provincia en pie”.
Regle | Siete
Una lanza furtiva contra los intereses neocapitalistas y racistas del mundo
Muchos de los retratos que le realicé a Gabriel para esta nota los hice en el basural del pueblo. Justo en las bardas que quedaron de fondo de su rostro se puede divisar una cueva, que según me cuenta él, es donde estuvo escondido el famoso anarquista italiano Juan Bautista Bairoletto, quien era buscado por la policía argentina por distintos delitos, entre ellos el asesinato de un comisario. Los chenques (cuevas), según el mundo mapuche, están dispersos por toda la Patagonia. Son parte de la vida espiritual de la cosmovisión mapuche, por lo que tienen un lugar sagrado dentro de la cultura, así como lo tiene el agua, en cualquiera de sus formas. Por otro lado, Gabriel me contó también que los trabajadores son devotos de Ceferino Namuncurá. Y que suelen peregrinar y hacerle pedidos que los vivos pareciera no pueden cumplir. Las figuras de Bairoletto y Ceferino no son lejanas. Se unen en un mismo camino. Ninguno de los dos se sintió a gusto con las sociedades injustas en las que les tocó vivir, transitar. Ambos son la representación del sacrificio: Ceferino se sacrificó en el nombre de su pueblo, Bairoletto en nombre de los desterrados. Ambos fueron rociados por la mancha católica que más tarde padecieron y renegaron: cargaron con ellos nombres impuestos por el cristianismo, sufrieron la violencia de la cruz, la muerte tortuosa que demandaban la patria y la seguridad nacional.
“¡Nosotros estamos en plena temporada! ¡Estamos en enero! Se está levantando la cosecha de peras y manzanas. Y están en discusión paritarias. UATRE firmó, pero la patronal se niega a pagar el aumento, por lo que los trabajadores están en la discusión de ir al paro o no, si ir al paro es perder o si ir al paro es ganar. Estamos en un debate de un sector importante de trabajadores porque entendemos que es la cosecha un buen momento para arrancar un salario digno y algunos derechos que no están siendo cumplidos como, por ejemplo, el 40 % de zona desfavorable. Esta parte donde vivo yo es esto, principalmente: tenemos la actividad del trabajo de chacra, pero también una actividad importante en los empaques, hay una red de trabajo que tiene que ver con la construcción precaria, pero también con algunos aserraderos que quedan.”
El paisaje del Alto Valle ha ido mutando lentamente. Primero fueron taladas las alamedas que solían hacer de pared para detener el viento y favorecer la producción de fruta. Luego se fueron instalando distintas bases de petróleo y fracking dentro de las mismas chacras. Ahora, más cercano en el tiempo, los fardos fueron ocupando los espacios donde antes había plantas de peras y manzana. El agrotóxico ya hirió de muerte a miles de trabajadores rurales. Ahora los territorios tiemblan, desequilibrados, augurando el sacrificio de los cursos de agua dulce que el Paration no pudo contaminar en su totalidad.
“Un poco lo que vemos en la provincia con el tema de la fruticultura es que mientras sigue siendo la principal actividad, en este momento hay una crisis porque la fruticultura le reclama al gobierno nacional por las políticas que están impactando. Muchos productores se van a ir al bombo porque abrieron las importaciones; está siendo más económico traer fruta de afuera que comprarla a los de acá, por lo menos para los chicos, por lo que están exigiendo algunas medidas, lograron que le quiten las retenciones, pero también choca con una actividad que avanza en el valle: el petróleo y el fracking. Hay un debate abierto ahí sobre qué es Río Negro.”
¡Argentina tiene sus propias bombas de Hiroshima y Nagasaki! ¡Las ostenta! Nos coloca en riesgo a todos, muchas veces, incluso con nuestro propio consentimiento.
La muerte en el anonimato de las chacras se produce de manera inducida, repentina, violenta, feroz. Nadie parece estar preparado para tal suceso, mucho menos organizado. Resistir y oponerse a este negocio impune de muertes y despojos resulta un grito desesperado y ahogado de quienes desean ver, algún día, el rocío tenue de agua limpia cayendo sobre la mejillas de sus hijos. Sin embargo, en el futuro que se avizora no hay agua, ni rocío; tampoco alimentos sanos ni hogares dignos para sobrevivir a la vida salvaje que nos ofrecen los patrones de la tierra. Sólo el entendimiento mutuo, la solidaridad, el acompañamiento desinteresado (como el que profesa Gabriel) y la construcción de una comunidad —en donde no sólo quepan personas— pueden enfrentar tanta barbarie, tanto sacrificio inmundo, tanta voracidad ígnea que pretende llevarnos puestos, quemando nuestra existencia, nuestras manos y ojos, incapacitados de lanzar un golpe, una mirada certera, una lanza furtiva contra los intereses neocapitalistas y racistas del mundo.