El Partido Humanista Internacional, fundamentado en los principios de la no-violencia, la solidaridad y la dignidad humana, se ve en la necesidad de denunciar y alertar sobre la grave amenaza que representa Donald Trump para la democracia, la paz mundial y el respeto a los derechos humanos fundamentales. Su accionar como figura política encarna los valores más regresivos del autoritarismo, la discriminación y el desprecio por la vida humana, lo que lo convierte en un exponente claro del antihumanismo.

El antihumanismo de Trump: una amenaza global

Trump no se limita a una serie de políticas o discursos aislados; es un sistema de pensamiento y acción basado en el dominio absoluto de unos pocos sobre la mayoría. Su desprecio por la justicia social, su promoción del supremacismo blanco, su misoginia y su ataque sistemático contra las minorías y los migrantes reflejando su visión del mundo: un escenario donde la desigualdad es normalizada y la violencia es una herramienta de poder. Trump representa una regresión histórica, donde la democracia es vaciada de contenido y la brutalidad se convierte en la norma para mantener el orden establecido. Su influencia va más allá de su mandato presidencial, sirviendo como inspiración para movimientos autoritarios y neofascistas en todo el mundo.

El autoritarismo, el racismo y la misoginia como política de estado

Desde su irrupción en la política, Trump ha promovido un discurso basado en el odio, la supremacía blanca y la segregación de comunidades enteras. Su retórica racista ha fortalecido a grupos extremistas que, bajo su amparo, han cometido crímenes de odio y han erosionado los principios democráticos en los Estados Unidos y más allá de sus fronteras.

Su misoginia no solo ha quedado en sus declaraciones públicas, sino que se ha convertido en la reducción de derechos de las mujeres, negándoles autonomía sobre sus cuerpos y propiciando políticas que las relegan. En su visión del mundo, la diversidad sexual es una amenaza y, por lo tanto, debe ser eliminada o reprimida.

El gobierno de los multimillonarios y la ambición imperialista

Desde su llegada al poder, Trump ha rodeado su administración de multimillonarios y empresarios de la élite económica, estableciendo un gobierno donde el dinero es el valor central, relegando los derechos humanos y la justicia social. Esta oligarquización del poder ha permitido la profundización de las desigualdades y el uso del Estado como un instrumento para favorecer a grandes corporaciones a gastos de la población trabajadora.

Además, Trump ha demostrado una peligrosa inclinación imperialista al pretender apropiarse, por medios diplomáticos o por la fuerza, de territorios estratégicos. Sus intentos de compra de Groenlandia, sus declaraciones sobre la posibilidad de controlar el Canal de Panamá, y sus amenazas sobre posibles anexiones, como la de Canadá, son ejemplos de su desprecio por la soberanía de las naciones y su falta de respeto por los tratados internacionales. Con esta postura, vulnera los principios fundamentales de la ONU, la OMS y otros organismos internacionales, promoviendo una política de dominación global basada en el poder económico y militar.

La exportación del odio: Trump y su influencia en américa latina

Trump no solo ha aplicado su política de odio dentro de su país, sino que ha buscado exportarla a otras regiones, interfiriendo en los procesos políticos de América Latina mediante el apoyo a gobiernos autoritarios, intervencionismo económico y militar, y la desestabilización de democracias. Su respaldo a políticas neoliberales extremas ha exacerbado la pobreza y la desigualdad en los países vecinos, generando condiciones propicias para la violencia y el sufrimiento de millones de personas.

Casos como el apoyo a dictaduras en la región, la militarización de las fronteras, la imposición de sanciones económicas que afectan a los pueblos más vulnerables y el desprecio por los derechos de migrantes y refugiados son ejemplos claros de su impacto destructivo. Actualmente, figuras como Javier Milei en Argentina y Jair Bolsonaro en Brasil, y otros líderes de derecha en la región han adoptado muchas de sus estrategias, promoviendo un discurso de odio y políticas que vulneran los derechos humanos. Estos gobiernos han utilizado la persecución política, la represión de movimientos sociales y el desprecio por los sectores más desfavorecidos para consolidar su poder, imitando la retórica y acciones de Trump.

Trump y su apoyo al genocidio del pueblo palestino

Uno de los ejemplos más atroces del antihumanismo de Trump ha sido su apoyo incondicional al genocidio del pueblo palestino. Durante su mandato anterior , consolidó la ocupación israelí sobre territorios palestinos, legitimando la violencia sistemática contra un pueblo que sufre décadas de opresión y despojo. Su política exterior no solo contribuyó a la escalada del conflicto, sino que bloqueó cualquier intento de paz real, permitiendo la continuación de masacres y desplazamientos forzados.

El aval de Trump a gobiernos que violan sistemáticamente los derechos humanos refleja su desprecio absoluto por la vida y su alineación con las élites que perpetúan la explotación y el sufrimiento de los pueblos más vulnerables.

Un llamado a la resistencia humanista

Desde el Partido Humanista Internacional, hacemos un llamado urgente a la conciencia ya la acción para frenar la expansión de este modelo autoritario y antihumanista que representa a Trump.

– Es necesario rechazar la violencia y la discriminación en todas sus formas, promoviendo la resistencia activa y no violenta contra políticas que atentan contra la dignidad humana.

– Debemos defender la democracia y los derechos humanos en cada rincón del planeta, denunciando las acciones de Trump y sus aliados.

– Es fundamental apoyar la lucha de los pueblos oprimidos, incluyendo la causa palestina, los migrantes y las mujeres que han sido víctimas de sus políticas represivas.

– Exigimos el cese del intervencionismo económico y militar de EE.UU. en América Latina y el mundo, promoviendo relaciones basadas en el respeto y la cooperación.

La historia nos enseña que los autoritarismos y las ideologías de odio pueden ser derrotados con la unión de los pueblos y la firme convicción de que otro mundo es posible. Frente a la amenaza que representa Trump, reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de una Nación Humana Universal basada en la paz, la equidad y la justicia social.

¡No al odio, no al racismo, no a la misoginia, no a la guerra!

¡Sí a la resistencia humanista y la transformación social hacia un mundo verdaderamente justo y solidario!

Equipo de Coordinación del Partido Humanista Internacional