Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, ha participado en un acto organizado por el Ateneo de Madrid con motivo de la visita del Sr. Tanaka, representante de la organización Nihon Hidankyo que acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz 2024 a España. En dicha intervención el ministro ha manifestado su compromiso con el desarme nuclear y entiende que antes o después España firmará el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). Ha destacado que a más rearme, menos derechos sociales y viceversa.
Este viaje ha sido organizado por la Alianza por el Desarme Nuclear, de la que Pressenza forma parte.
Vídeo Alvaro Orús / Redacción: Juana Pérez Montero / Transcripción: Alicia Blanco
Transcripción
Señor Tanaka muchísimas gracias por su visita. Nos sentimos honrados por ella, por su compromiso, por la nitidez y la sobriedad de su testimonio que resulta tan aleccionador, tan útil y conmina a una reflexión, ¿verdad?
Yo he querido poder estar aquí hoy, poder participar. Gracias por la invitación, querido Carlos. Hace años que nos conocemos. Es una causa en la que personalmente siempre me he sentido interpelado. Hace ya casi una década, empezamos a trabajar para conseguir que el compromiso, el apoyo por parte de España al tratado de prohibición de armas nucleares se convirtiera en una realidad. Paso a paso conseguimos empezar a figurar en programas electorales, en negociaciones entre grupos parlamentarios, en negociaciones e investiduras, en posiciones del Congreso de los diputados… No conseguimos que esta materia se aprobara todavía, pero es una causa que sucederá, se plasmará ese compromiso antes o después, no tengo la más mínima duda.
Tuve también el inmenso privilegio de poder asistir en Nueva York, en las Naciones Unidas a los últimos trabajos para conseguir la entrada en vigor de este Tratado. Una y otra vez a lo largo de todos estos años –hoy en día también sucede–, siempre parece que hay una especie de sentido común contrario, que se expresa bajo forma de crítica de la falta de “realismo”. “No es realista este planteamiento”, “puede ser sensato, puede ser bien intencionado, pero adolesce de una falta de realismo”. Y esa lógica, ese tipo de voces solo ha ido a peor.
Pareciera que lo que sí es “realista”, es resignarse al inexorable avance de una lógica que porque describe un mundo cada vez más desigual, más violento y más injusto, lo que receta para estar en este mundo y para actuar en él, es precisamente asumir, abrazar las fórmulas de la injusticia, de la desigualdad y de la violencia.
Recuerdo parte de estas discusiones en las que parecía que abordar esta realidad espeluznante, este diagnóstico inapelable sobre el peligro potencial para la humanidad que supone la existencia de las armas nucleares, pues digamos que se encontraba con esa especie de actitud que está ideológica, jurídica y políticamente definida, también.
Me viene siempre a la cabeza esa expresión sobre el ramillete de flores puesto en la tumba del derecho internacional.
Bueno, lo que hizo la campaña con el trabajo coordinado de decenas de miles de personas es conseguir crear derecho internacional, frente a esa resignación, recordar el compromiso. Y creo que esto es algo particularmente importante en un mundo donde precisamente, con todas sus limitaciones, con todas sus contradicciones, el legado de las tragedias de la posguerra –que no eran otras que ese sistema multilateral con todas sus limitaciones y contradicciones, repito– es un mínimo marco para abordar desde el derecho internacional la gestión de los conflictos, pues no solo está siendo puesto en cuestión abiertamente, sino directamente vaciado y violentado. Y pareciera que esa es la dirección que sigue el mundo y a la que hay que adaptarse.
Yo creo que el testimonio del señor Tanaka y la labor imparable de organizaciones como la campaña (…nombre?) marcan lo contrario para asumir que, precisamente por la magnitud acrecentada de los retos y los desafíos que enfrentamos, precisamente porque esa asimetría entre las necesidades que enfrenta la humanidad y sus capacidades de actuación en conjunto –sea con la crisis climática, sea con la multiplicación de conflictos, sea con la calidad de las armas nucleares–, requiere más que nunca, más que nunca, que se articule, que se vehicule, que se levante la bandera de la resolución pacífica de los conflictos, de la reconstrucción de un orden internacional justo y digno de ese nombre. Y sencillamente, sencillamente, de aquello que el otro día, recordando precisamente el legado del gran Federico Mayor Zaragoza en un artículo en el que citaba a otro grande, Ernesto Sábato, hablaba del sentido de un compromiso que nos coloca por encima de la fatalidad de la historia.
En estos días se ha hablado mucho también, y creo que es una de las dinámicas de la lógica política del tiempo en el que vivimos, que ese modelo más o menos recibido de la Ilustración, según el cual, la racionalidad, la conversación pública, el peso de los argumentos de las razones, inevitablemente conduciría a un despertar, a una toma de conciencia, al asentamiento en un consenso sobre aquellas cuestiones que son de sentido común y [también se ha hablado] que como humanidad han dejado de funcionar, si es que en algún momento han funcionado. Pero es igual. Precisamente porque esos retos y esas amenazas se multiplican, es el momento de pelear con más fuerza que nunca, de no dar un solo paso atrás en la defensa de los valores, de los principios, de las realidades esenciales, básicas de la humanidad para lograr una vida en paz, una vida con justicia, una vida que merezca la pena ser divida. Porque además van de la mano la erosión de esos paradigmas heredados de la posguerra para hacer imposible que volviera a suceder nunca jamás aquello que vivió la generación del señor Tanaka, siempre va de la mano de otras cosas, de las otras grandes conquistas sociales que se produjeron como parte del proceso de reconstrucción de la posguerra –específicamente en Europa el estado de bienestar y el constitucionalismo social– también va la erosión en ese sentido.
El otro día leía un artículo, no sé hasta qué punto era un reflejo fiel de lo que había dicho el Secretario general de la OTAN, pero el resumen que hacían en el artículo era que Europa debe repensar su gasto social para poder afrontar el aumento del gasto militar que exigen los tiempos. No siempre van de la mano una cosa y la otra. Todos los avances, todos los consensos, todos los progresos que se lograron hacer durante décadas de luchas precisamente para evitar que se volviera a producir algo como lo que vivió la humanidad en aquella década, va de la mano, está siendo amenazado hoy en día. Por eso la defensa de esos principios básicos de la paz, de la libertad, de la igualdad, de la justicia social, hoy en día son más necesarios que nunca, ese sentido del compromiso que nos ubica por encima de la fatalidad de la historia. No existe tal fatalidad de la historia. El decenlace no está escrito y dependerá de lo que hagamos cada uno y cada una de nosotros.
Señor Tanaka, muchísimas gracias por su visita, bienvenido a España y desde luego su testimonio es un llamamiento a continuar la lucha y no ceder nunca un milímetro en la defensa de aquello que es justo y por tanto de aquello que debe ser asumido. Muchísimas gracias.