Netta Lannes Arbel, joven de 24 años de Emek Hefer, que se negó a volver a alistarse en el ejército israelí en el campamento de Ir HaBahadim, en el sur de Israel, el 29 de diciembre, ha sido juzgado hoy durante 8 días en detención militar por su negativa. Lannes Arbel es miembro del Programa Atuda de las FDI, que permite a los soldados obtener un título académico fuera del ejército tras un año de servicio. A continuación se les pide que vuelvan al Ejército tras completar sus estudios. Lannes Arbel ya sirvió un año en el cuerpo médico del ejército durante la pandemia del Covid-19, pero decidió después, durante sus estudios, negarse a volver a alistarse en protesta por la brutal violencia del ejército israelí contra el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania, y por el creciente militarismo de la sociedad israelí.
Tras llegar al campamento de Ir Habahadim el 29 de diciembre, acompañado por activistas de Mesarvot y el MK Ofer Cassif (Hadash), Lannes Arbel entró en el campamento militar donde se suponía que iba a servir y anunció su negativa. Los oficiales militares intentaron persuadirle para que desistiera y volviera a alistarse, pero él insistió en que su elección ética no podía cambiarse y, finalmente, un comandante militar le juzgó y condenó a 8 días de prisión. Se espera que sea juzgado repetidamente por su negativa.
Transcribimos un extracto de su declaración de rechazo: «Desde el principio de mi contacto con el sistema militar israelí, he tenido la intención de ejercer la medicina: ayudar, salvar y tratar a los que han sufrido daños en lugar de hacer más daño a nadie. Este último año me ha dejado claro que tales acciones no pueden hacerse en serio dentro del servicio militar, porque serán utilizadas por el ejército para permitir aún más la continuación de la guerra, de la violencia, de la limpieza étnica, del pisoteo de los derechos humanos y de la dignidad humana. Cuantas más personas bienintencionadas intenten apuntalar el sistema, más tiempo mantendrán las mentiras y justificaciones que permiten que continúen los asesinatos en masa.
Me niego a cerrar los ojos, a excusar o justificar estos horribles crímenes. Me niego a respaldarlos o a permitir que continúen en mi nombre. Creo sinceramente que la única manera de promover una realidad de paz, coexistencia, entendimiento mutuo y defensa de los derechos humanos es acabar con la legitimidad y credibilidad del sistema militar. No veo un mundo en el que puedan existir la paz y la seguridad -tanto para judíos como para palestinos- mientras solo se mantengan detrás del cañón de un arma».