Este año, la ceremonia de investidura presidencial en Estados Unidos coincidió con el feriado federal en honor al doctor Martin Luther King Jr. Donald Trump aprovechó al máximo la oportunidad y se apropió de la memoria de King para promover su agenda. En su discurso de asunción, el nuevo presidente de Estados Unidos apuntó de inmediato contra las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). La intolerancia social implícita en los planes de Trump para “hacer a Estados Unidos grande de nuevo” es clara: excluir a las personas de color y de la comunidad LGBTQIA no solo de los empleos en el Gobierno federal sino también de la esfera pública. Pero el pueblo estadounidense ha luchado durante años y mucha gente ha entregado su vida por la causa de la igualdad.

El concepto de “diversidad, equidad e inclusión” engloba un conjunto de políticas y prácticas diseñadas para promover el trato justo, la participación plena y el acceso igualitario al empleo y a las oportunidades, con especial atención a las comunidades que han sido históricamente marginadas. Trump, en efecto, está intentando deshacer de un plumazo más de 60 años de logros para superar el racismo, el sexismo y otras formas de intolerancia, que se han conquistado con tanto esfuerzo.

“Hoy es el Día de Martin Luther King”, expresó Trump en el discurso de investidura pronunciado en la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos; una de las pocas afirmaciones objetivamente correctas que hizo. Luego prosiguió: “En su honor, nos esforzaremos juntos para hacer realidad su sueño. Haremos que su sueño se haga realidad”.

Sin embargo, momentos después, el nuevo presidente de Estados Unidos prometió:

“Esta semana, también pondré fin a la política gubernamental de tratar de imponer la cuestión de la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Forjaremos una sociedad que no haga distinciones por el color de la piel y basada en el mérito”.

Tras el discurso, Trump emitió un aluvión de órdenes ejecutivas. En cuestión de horas, las dependencias federales recibieron por correo electrónico una misiva formal que ordenaba suspender, antes de finalizar la jornada del miércoles, a todo el personal involucrado en políticas de diversidad, equidad e inclusión, y concedía a los empleados restantes diez días para informar sobre cualquier actividad “encubierta” de esas políticas, es decir, para delatar a sus compañeros de trabajo.

Mientras Trump pronunciaba su discurso de asunción, a pocas cuadras de la Casa Blanca se estaba llevando a cabo un encuentro muy diferente. Cientos de personas se habían congregado en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Metropolitana, un templo tradicionalmente frecuentado por la comunidad negra al que asistía regularmente el destacado líder del movimiento abolicionista Frederick Douglass y donde, en 1895, se celebró su funeral. Asimismo, en 2005, el féretro de la legendaria activista Rosa Parks fue trasladado desde el Capitolio de Estados Unidos, donde se había realizado el velatorio, hasta esta iglesia para realizar un último servicio fúnebre.

En la iglesia, el activista por los derechos civiles y reverendo Al Sharpton pronunció su discurso al mismo tiempo que Trump daba el suyo. Al enterarse de que Trump había invocado el nombre de King en su alocución, el reverendo Al Sharpton expresó:

“Donald Trump acaba de decir […] que va a acabar con las políticas de diversidad, equidad e inclusión esta semana y que va a emitir órdenes ejecutivas al respecto. Y varias empresas han dicho que van a dar marcha atrás con las políticas DEI. ¿Por qué tenemos estas políticas de diversidad, equidad e inclusión? Tenemos estas políticas porque nos negaron la diversidad, nos negaron la equidad, nos negaron la inclusión. Las políticas DEI se implementaron para contrarrestar la discriminación racial institucionalizada que prevalecía tanto en el ámbito académico como en estas empresas. ¿Ahora quieren ponernos de nuevo en la parte trasera de los autobuses? Vamos a luchar contra ustedes como lo hicieron [Martin Luther] King y Rosa Parks. Los señalaremos uno a uno y los haremos retroceder”.

Más tarde, en su propio raid del Día de Martin Luther King, Trump celebró un mitin en el que firmó la primera serie de órdenes ejecutivas, que incluyó una anulación general de muchas de las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Biden, entre ellas al menos 15 relacionadas con la promoción de la diversidad, la equidad y la inclusión. A continuación, el presidente de Estados Unidos firmó una orden mucho más amplia que dictó la finalización, en palabras textuales, de todas las “órdenes, políticas, programas, preferencias y actividades ilegales vinculadas a diversidad, equidad e inclusión (DEI) y a ‘diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad’ (DEIA) en el Gobierno Federal”, y también “cesar, en la mayor medida permitida por la ley, todos los cargos y dependencias relacionados con esas políticas y con la ‘justicia ambiental’”.

La “A” de la sigla DEIA significa “accesibilidad”, por lo que Trump está también incorporando a las personas con discapacidad en la guerra que está librando contra sus propios ciudadanos.

El reverendo Al Sharpton y los otros oradores recordaron no solo a Martin Luther King Jr. y a Rosa Parks, sino que también hicieron todo un recorrido por la historia: desde la llegada de los primeros africanos esclavizados en 1619, pasando por Frederick Douglass y el papel que desempeñaron los esclavos liberados en la Guerra Civil, hasta las protestas que se desataron en 2020 tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.

Marc Morial, presidente de la organización por los derechos civiles National Urban League, convocó el miércoles en Washington D.C. una mesa redonda de emergencia denominada “Exige diversidad”. En ella, Morial señaló que Estados Unidos no es una monarquía y que Trump no es un rey:

“Estas órdenes ejecutivas son ilegales e inconstitucionales y buscan llevar a cabo lo que siempre sospechamos. Esto no es una monarquía. No se puede gobernar por decreto o edicto. Esto es una democracia constitucional. […] Tenemos que recordar esto al afrontar esta batalla tan importante”.

Los participantes del evento, que representan a más de 20 organizaciones estadounidenses de defensa de los derechos civiles y los derechos humanos, integran el núcleo de una coalición decidida a oponerse a la agenda de Trump. La coalición se guía e inspira en la memoria y las lecciones de Martin Luther King Jr.: organización, boicot, resistencia. En última instancia, son estas las luchas que quedarán grabadas en la historia.

El artículo original se puede leer aquí