El Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra anualmente el 3 de diciembre, representa una oportunidad vital para re-evaluar nuestro compromiso con la construcción de una sociedad inclusiva e igualitaria. Creado por las Naciones Unidas (ONU) en 1992, tiene como objetivo promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todas las esferas sociales y de desarrollo.

El tema del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (IDPD) de 2024 es «Amplificar el liderazgo de las personas con discapacidad para un futuro inclusivo y sostenible».

Para las y los humanistas, esta es una ocasión para reafirmar valores fundamentales: el respeto a la diversidad, la eliminación de todas las formas de discriminación y la necesidad de un modelo social que priorice la dignidad humana.

El enfoque humanista de la discapacidad

Según la OMS, “las personas con discapacidad son aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, en interacción con diversas barreras, pueden obstaculizar su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás”. Las causas de las discapacidades son múltiples y variadas. Estos condicionamientos que padecen las personas con discapacidad, no impiden que puedan desarrollarse como individuos, con su cualidades y potenciales y así poder participar en todos los ámbitos de la actividad humana, son personas de plenos derechos.

Estas barreras existentes, impuestas por una sociedad que descuida las necesidades de sus ciudadanos más vulnerables, pueden ser físicas, como la falta de rampas o transporte público accesible; culturales, como estigmas y prejuicios; o institucionales, como la ausencia de leyes efectivas que garanticen la inclusión.

Para las y los humanistas, el foco no debe estar en la «cura» o adaptación de las personas con discapacidad a la sociedad, sino en la transformación de la sociedad misma. Esto incluye no sólo eliminar barreras, sino también crear condiciones que permitan a todas las personas prosperar plenamente. Este enfoque está alineado con el modelo social de discapacidad, que reconoce que es la estructura social la que debe ajustarse, no el individuo.

Los derechos humanos y la Convención de la ONU

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, adoptada en 2006, es un hito histórico que reafirma los principios de igualdad y dignidad. Este tratado destaca que las personas con discapacidad tienen derecho a una vida plena e independiente, con igual acceso a la educación, el trabajo, la cultura y la participación política. Sin embargo, más de 15 años después de su adopción, la implementación de sus directrices aún enfrenta desafíos importantes.

Los gobiernos de todo el mundo, a menudo, no dan prioridad a las políticas inclusivas. Esto se evidencia en la persistencia de entornos educativos segregados, la falta de accesibilidad en los espacios públicos y la alta tasa de desempleo entre las personas con discapacidad. Para las y los humanistas, la plena realización de los derechos humanos requiere un esfuerzo colectivo, que incluya no sólo a las instituciones gubernamentales, sino también al sector privado y a la sociedad civil.

Educación inclusiva: la base de una sociedad igualitaria

La educación es un derecho fundamental y un instrumento esencial para promover la igualdad. Sin embargo, muchos niños con discapacidad todavía se enfrentan a la exclusión del sistema educativo, ya sea por falta de infraestructura adecuada o por prejuicios profundamente arraigados. La educación inclusiva no significa sólo integrar a los estudiantes con discapacidad en las escuelas regulares, sino también garantizar que estas instituciones estén preparadas para satisfacer diversas necesidades de aprendizaje.

Para lograrlo, es necesario invertir en formación docente, adaptación curricular y tecnología de asistencia. Lo que resulta fundamental promover una cultura de respeto y empatía entre los estudiantes, los docentes y la comunidad escolar. Este enfoque no sólo beneficia a las personas con discapacidad, sino que enriquece todo el entorno educativo, al valorar la diversidad como recurso pedagógico.

Accesibilidad universal: un compromiso colectivo

La accesibilidad es un requisito fundamental para la inclusión. Abarca no sólo el acceso físico a edificios y espacios públicos, sino también la accesibilidad digital, lingüística y comunicacional. En un mundo cada vez más conectado, garantizar que los sitios web, las aplicaciones y los dispositivos estén diseñados de manera inclusiva es tan importante como eliminar las barreras arquitectónicas.

Adoptar soluciones de diseño universal que satisfagan las necesidades de todos es una forma eficaz de promover la inclusión. Por ejemplo, rampas, ascensores y señales acústicas benefician no sólo a las personas con discapacidad, sino también a las personas mayores, las mujeres embarazadas y las personas con discapacidad temporal. Asimismo, los subtítulos de los vídeos y las descripciones de las imágenes del contenido en línea hacen que la información sea accesible a un público más amplio.

Empoderamiento y Participación Activa

Para las y los humanistas, la inclusión va más allá de eliminar barreras. Se trata de crear condiciones para que las personas con discapacidad sean protagonistas de sus propias vidas y de la sociedad en su conjunto. Esto requiere no sólo acceso a la educación y al empleo, sino también participación política y cultural.

Las organizaciones de personas con discapacidad juegan un papel crucial en este proceso, al promover la autodefensa y la representación en los espacios de toma de decisiones. Además, es esencial garantizar que estas voces sean escuchadas y respetadas en todos los niveles. La democracia sólo es completa cuando todos los ciudadanos tienen la oportunidad de participar activamente.

La importancia de la empleabilidad

El desempleo es uno de los mayores desafíos que enfrentan las personas con discapacidad. Incluso cuando tienen calificaciones equivalentes a las de sus pares, muchos todavía enfrentan discriminación y falta de oportunidades en el mercado laboral. Las y los humanistas, defienden políticas públicas que fomenten la contratación de personas con discapacidad, además de programas de formación y recualificación profesional. Las campañas de concientización en el sector privado pueden ayudar a derribar prejuicios y demostrar que la diversidad es un activo valioso para cualquier organización.

Salud y bienestar: derechos olvidados

Otro aspecto fundamental para garantizar la plena inclusión es el acceso a la salud y al bienestar. Muchas personas con discapacidad enfrentan dificultades para obtener atención médica de calidad, ya sea debido a barreras físicas o a la falta de profesionales capacitados para satisfacer sus necesidades específicas. Los servicios de rehabilitación, por ejemplo, suelen ser inaccesibles, especialmente en los países en desarrollo.

Las y los humanistas, creen que los sistemas de salud deben ser universales, públicos y gratuitos, garantizando que nadie se quede sin ellos. Además, es fundamental incorporar un enfoque humanista en la prestación de servicios sanitarios, que tenga en cuenta no sólo las necesidades físicas, sino también emocionales y sociales de los pacientes.

Cultura y deporte: herramientas de inclusión

La cultura y el deporte desempeñan un papel crucial en la promoción de la inclusión social. Los eventos culturales accesibles y las competiciones deportivas adaptadas brindan oportunidades para que las personas con discapacidad demuestren sus talentos, desarrollen su autoestima y participen activamente en la vida comunitaria. Ejemplos como los Juegos Paralímpicos muestran el poder transformador del deporte, tanto a nivel individual como colectivo.

Para las y los humanistas, es fundamental invertir en iniciativas que amplíen el acceso a la cultura y el deporte. Esto incluye desde la adaptación de espacios culturales y equipamientos deportivos hasta la promoción de talleres y programas dirigidos a personas con discapacidad. Además, es importante destacar historias y narrativas que desafíen los estereotipos y celebren la diversidad humana.

Un llamado a la acción colectiva

El Día Internacional de las Personas con Discapacidad es un momento para celebrar los logros alcanzados, pero también para reconocer los desafíos que aún persisten. La verdadera inclusión requiere más que buenas intenciones; requiere compromiso, recursos y acciones coordinadas entre gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, empresas e individuos.

La lucha por la inclusión es inseparable de la lucha por un mundo más justo y solidario. Esto significa desafiar las estructuras de poder que perpetúan la exclusión y trabajar activamente para construir una sociedad donde todos puedan vivir con dignidad y respeto. En última instancia, la inclusión no sólo beneficia a las personas con discapacidad, sino a toda la humanidad, al enriquecer nuestras comunidades con la riqueza de la diversidad.

Las y los humanistas afirmamos “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”

 

Equipo de Coordinación Internacional – Federación de Partidos Humanistas