Sublime;

como lo

simple 

entrelazado con

lo profundamente

sagrado.

 

Sublime,

como las alfombras de hojas

doradas,  

que engalanan 

los recónditos 

senderos,

en los postreros

instantes otoñales.

 

Sublime,

como el estruendoso

ruido de las exuberantes cataratas,

devenido en

sonido eternamente

melodioso.

 

Sublime,

como la plateada

luz de luna,                 

en la última 

noche de verano,

iluminando

mis recuerdos.