El contexto del fallido crecimiento económico anunciado por Marcel
En mayo del presente año Marcel, desde el Ministerio de Hacienda de Chile, pronostica un 2024 con un crecimiento económico de 2,7 por ciento, luego desde el gobierno lo ajustaron a la baja, hablando de un 2,6 por ciento. Pero el nulo crecimiento del IMACEC (Índice Mensual de Actividad Económica) de septiembre, coloca un escenario del penúltimo trimestre del año en que se reconoce que lo proyectado no se alcanzará, y que la cifra se estima estará más cercana al 2,0 a 2,3 por ciento anual. Este error da pie para que las derechas lo usen de argumento, para frenar los montos del presupuesto nacional para el último año del actual gobierno, en el debate parlamentario que se da en estas fechas. Las cifras declaradas por los “expertos” de las derechas vinieron todo el año anunciando una recesión, por tanto, el contrargumento desde La Moneda es que ellos se equivocaron mucho más, ya que de todos modos el país tendrá un crecimiento, no el esperado, pero lo habrá.

La polémica de los recortes promovidos por las derechas
En medio de las manifestaciones de la gente de la Cultura frente al parlamento, la presidenta del Parque Cultural Valparaíso, Gianina Figueroa, dijo “Estamos reunidos, diversas organizaciones artístico culturales de la Región de Valparaíso y del país, junto a sus sitios de memoria y derechos humanos haciendo intentos para poder reponer el presupuesto de cultura que nos han querido arrebatar en la Comisión Mixta. Tenemos esperanza de que el Parlamento una vez más entienda que la cultura es un derecho, le hace bien al país, no es un bien prescindible y hacemos un llamado para que pueda tener en consideración que un 1% sigue siendo insuficiente, pero es un avance tremendamente importante”.

La presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara, la diputada Marta González, manifestó que “siempre hay una complejidad con estas partidas, porque siempre hay una intencionalidad de bajarle los recursos, este año lo veo en particular, como mucho más agresivo el tema de limitar los recursos”. “Esperamos que se pueda recapacitar esta partida, porque la cultura, el arte y el patrimonio, van siendo polos de desarrollo económico importante, en donde poder reinventar empleos para que los y las artistas se puedan desempeñar”.

En el mismo contexto, continuaron las reacciones tras la polémica votación de la partida del Ministerio de Educación, ocasión en que, al igual que en la Comisión Mixta de Presupuesto, se rechazaron los recursos de los Servicios Locales de Educación (SLEP).

La presidenta de la Comisión de Educación, diputada Emilia Schneider, manifestó su molestia por la indicación del derechista diputado UDI, Sergio Bobadilla, que apunta a suspender la aplicación del Sistema de Admisión Escolar (SAE).

Desde el Colegio de Profesoras y Profesores, su presidente, Mario Aguilar, denunció que, aprovechándose del contexto Presupuestario, se intenta legislar sobre por ejemplo la suspensión del SAE y prohibir el acceso a la gratuidad universitaria a los estudiantes “involucrados en hechos de violencia”.
“¿Es esa la forma de legislar? ¿Improvisando? ¿Sin debate, sin análisis serio, sin audiencias donde las partes puedan expresar su opinión? Legislar de esta forma es la peor forma, no es aceptable que se pretenda legislar cuando se está discutiendo el presupuesto, mediante el chantaje”.

La soberanía popular, una necesidad y un desafío
Desde la perspectiva y vivencia cotidiana de la ciudadanía, las necesidades que debiera contener el presupuesto nacional son claras y públicas, es decir, mejoras en salarios, en salud, en jubilaciones, en educación, en cultura, en vivienda, superando la desigualdad que provoca que existan dos Chile paralelos, una mayoría pobre con futuro incierto y una minoría acomodada con privilegios.
Lo que aún no es tan evidente y de sentido común para las mayorías ciudadanas, es que es necesario un cambio respecto a quien debe definir las prioridades del presupuesto nacional. Es evidente que quienes están en el poder jamás colocarán las necesidades de la gente asalariada, como lo que se discuta en las instancias presupuestarias.

Así, no es baladí levantar la posición política que aborda la cuestión del trabajo frente al capital, la cuestión de la usura frente a los mecanismos de financiamiento, y la participación directa a través de la iniciativa popular de ley, la consulta vinculante y el plebiscito, en la toma de decisiones respecto a las soluciones sociales para la gente común.

Pero tal situación de cambio no tendrá posibilidad, si no se asume en el seno de la población, que se debe abandonar la actual democracia en que se delega el poder y las responsabilidades, para construir e implementar un modelo de democracia participativa que exigirá, que todas y todos asuman responsabilidad sobre estos temas centrales de prioridades e implementación presupuestaria, es decir, hacerse cargo de la soberanía popular.

Mientras esto no suceda, seguirá ocurriendo que muchos eligen a pocos que prometen y estos pocos traicionan a los muchos que necesitan, en un círculo cerrado, una contradicción que escamotea los nuevos caminos por donde requiere caminar el ser humano hacia el mejor futuro que merece.

 

Redacción colaborativa de M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública