Google, Amazon, Microsoft, X y Meta tienen papeles protagonistas en la guerra contra el pueblo palestino.

Por Dom, SurSiendo

Hace pocos meses publicamos en Sursiendo un texto que comenzaba hablando de la «enshittification» de las plataformas digitales corporativas, que “enmierdan” todo con tal de obtener beneficios. Pero puede ser peor, siempre puede ser peor. ¿Cómo se podría nombrar el apoyo al Ejército de Israel de las grandes empresas tecnológicas para cometer el genocidio palestino?

Esta campaña de exterminio iniciada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde el pasado 7 de octubre de 2023 ha contado con el apoyo de Amazon, Microsoft y Google, con servicios que hacen posible el uso de la inteligencia artificial en los ataques a Gaza, y después a Líbano. También ha contado con la colaboración de X (ex-Twitter) y Facebook en tareas de desinformación y censura, como veremos más adelante.

Nubes muy oscuras

Con el objetivo de incrementar su capacidad de computación el gobierno de Israel tiene firmado jugosos contratos con Amazon Web Services y Google Cloud. «Los directivos de Google han decidido detener a los trabajadores por oponerse a que nuestra tecnología se utilice para llevar a cabo el primer genocidio basado en la inteligencia artificial», comentó a Democracy Now! el pasado abril Mohammad Khatami, ingeniero de software de Google que fue detenido en Nueva York, junto a otros ocho compañeros de esa ciudad y de California, cuando protestaban exigiendo a la compañía que se retirase del Proyecto Nimbus, que despliega un contrato de 1.200 millones de dólares para proporcionar servicios de computación en la nube al ejército israelí. Google finalmente despidió a 28 trabajadores por esas protestas.

También Microsoft. La compañía fundada por Bill Gates, que tenía contratos con las FDI antes de Nimbus, sigue prestando sus servicios de computación en la nube, según informes de la campaña «No Azure for Apartheid», lanzada en mayo por empleados de la compañía tecnológica para presionar y dejar de proporcionar sus servicios de Azure Cloud a Israel.

En agosto, la revista sin fines de lucro 972mag, que está dirigida por periodistas israelíes y palestinos, publicó una historia citando una grabación filtrada de un alto comandante de las FDI, confirmaba que el ejército estaba usando almacenamiento en la nube y servicios de IA provenientes de Google, Microsoft y Amazon para sus ataques.

«Desde los primeros días de la guerra, se ha enmarcado como una oportunidad para probar y refinar cómo se utiliza la IA en el campo de la guerra», dijo a Context Sophia Goodfriend, experta de la Universidad de Harvard, «simplemente no serían capaces de operar sus sistemas de IA sin los principales conglomerados tecnológicos». “Las tecnologías digitales están siendo utilizadas para librar la guerra, perseguir y reprimir a la población palestina y controlar el relato a escala internacional”, explicaban en un completo artículo de El Salto allá por enero.

Desinformación y censura

Por supuesto que Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) no se queda atrás, que además de beneficiarse del gasto israelí en publicidad en sus redes para difundir su mensaje antipalestino, ha contribuido en censurar los mensajes pro Palestina o críticos con la política de las grandes potencias occidentales. Meta ha aplicado los filtros más estrictos a cualquier publicación procedente específicamente de los territorios palestinos y ha borrado miles de mensajes sin mucha justificación. Como dato que aclara la situación: Guy Rosen, el director de Seguridad de la Información de Meta, sirvió en la Unidad 8200, la elite de la inteligencia cibernética del Ejército israelí, conocida por espiar a los palestinos bajo ocupación, y Jordana Cutler es la Directora de Políticas Públicas de Facebook para Israel y la Diáspora judía, un puesto que no tiene contraparte palestina. Anteriormente fue asesora del primer ministro Benjamin Netanyahu -entre 2009 y 2013-.

El Centro Árabe para el Avance de las Redes Sociales, en su informe «Derechos digitales palestinos, genocidio y gran responsabilidad técnica», además de destacar el amplio uso de la tecnología para acciones de guerra del gobierno israelí, que ha utilizado la inteligencia artificial para atacar a los palestinos, también menciona a las empresas tecnológicas, que han desempeñado un papel importante en la facilitación de la censura, la retención de información y la contribución indirecta a los esfuerzos del gobierno israelí durante el último año. Este centro documentó más de 5100 casos de censura digital y propagación de contenidos dañinos en las principales plataformas como Meta y X entre el 7 de octubre de 2023 y septiembre de 2024.

Sin dejar de mencionar al software espía y las más conocidas armas de cibervigilancia, como Pegasus y Candiru, creados por la empresa israelí Grupo NSO, con vínculos con las FDI desde su fundación en 2010, que están siendo usadas en muchos países de nuestros entornos.

Regresando a la pregunta que nos hacíamos al inicio, podemos nombrar esta complicidad de las bigtechs con el terror en Oriente Medio como necro- capitalismo, el de hacer negocio y obtener beneficios por encima de todo. De TODO.

Las tecnologías no son neutrales, aunque nos quieran hacer creer lo contrario. Las tecnologías digitales dependen de quiénes las crean, cómo las prueban, a quién beneficia.

Resistencias

Además del trabajo de comunicación que muchas periodistas realizan sobre el terreno, y que ha sido y está siendo objetivo de guerra de las FDI para eliminar cualquier información no controlada, existen muchas iniciativas de información alrededor del mundo, algunas, como hemos visto, desde los propios centros de trabajo de las corporaciones. A lo que se suman propuestas de desobediencia civil contra las tecnológicas, como No Tech for Apartheid, o el movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS).

También es importante prestar atención a que esos avances digitales de uso militar después se implantan en las esferas civiles, como hemos visto con el uso del control de fronteras o “de defensa nacional”, que violan derechos humanos básicos a través de nuevos dispositivos tecnológicos.

Como sociedad civil, como pueblos de Latinoamérica, tenemos que repensar el uso de las tecnologías digitales a nivel personal, comunitario y regional. Avanzar en no depender de las bigtechs y desaprender lo que nos proponen y conocer y usar otras tecnologías más libres y seguras, para desmantelar las estructuras que perpetúan la desigualdad y la explotación.

(*) Dom es miembro fundador de Sursiendo, organización radicada en Chiapas, México, desde donde trabaja en la defensa de los derechos digitales colectivos para lograr un entorno más abierto y colaborativo. sursiendo.org