PIA Global.
Por Mohamed Lamine KABA*-
Françafrique, este encantador sistema de dominación que ha permitido a Francia saquear África con elegancia y discreción durante siglos.
Una relación amorosa, dirían algunos. De la esclavitud, dirán otros. Pero ¿qué es realmente Françafrique? ¿Un contrato matrimonial entre Francia y África, donde la primera se lleva todo y el segundo lo da todo? ¿O simplemente una historia de amor que salió mal? Descubramos juntos los secretos de esta relación tóxica.
Françafrique es una mancha en el honor de la nación francesa
Françafrique, este sistema centenario de dominación y explotación, parece tambalearse ante un África en busca de emancipación. Desde la época colonial, Francia ha ejercido una influencia asfixiante sobre sus antiguas colonias, explotando sus recursos naturales y manipulando a sus líderes. Sin embargo, soplan vientos de cambio en todo el continente: la resistencia africana se está fortaleciendo, las aspiraciones de independencia y democracia se están intensificando y están surgiendo iniciativas de desarrollo endógeno, presagios de una nueva era prometedora. A través de este artículo, analizamos las raíces profundas y las consecuencias dañinas de Françafrique, al mismo tiempo que examinamos los indicadores de una transformación en curso. África está despertando, lista para definir su propio futuro y el de sus generaciones futuras. La pregunta crucial sigue siendo: ¿Françafrique sigue siendo sostenible frente a las contradicciones que la socavan, o estamos siendo testigos de su inevitable desintegración?
Un pasado colonial sangriento: Francia en África, una historia de violencia y explotación
El período de colonización francesa en África representa una página oscura de la historia, marcada por la dominación y la explotación, que sigue impactando profundamente las relaciones entre Francia y el continente africano. Esta época histórica, caracterizada por una conquista violenta y opresiva, ha dejado huellas imborrables. Los ejércitos franceses a menudo recurren al terror y a métodos brutales como la tortura y las masacres para establecer su hegemonía, al tiempo que participan activamente en la esclavitud y la trata de esclavos. Acontecimientos trágicos como las masacres en Dahomey, Madagascar, Argelia y el Congo, así como la preocupante participación en los genocidios de Ruanda y Burundi, subrayan la urgencia de asumir la responsabilidad. Francia, que afirma ser defensora de los derechos humanos y la democracia, debe reconocer absolutamente su pasado colonial y trabajar para reparar las injusticias causadas por sus acciones pasadas.
Un sistema de terrorismo de Estado y explotación económica: Françafrique, una vergüenza para Francia
Françafrique representa un sistema de opresión estatal y explotación económica, a través del cual Francia ejerce una influencia persistente sobre los recursos naturales de África. A pesar de su pretensión de ser un defensor de los derechos humanos y la democracia, esta red de apoyo a regímenes autoritarios y dictadores empaña la reputación de Francia. Estos regímenes, instrumentos del control francés, están asociados con flagrantes violaciones de los derechos humanos, represión brutal y corrupción sistémica. La explotación económica constituye otra dimensión de este sistema, donde las empresas francesas se apropian de la riqueza minera, petrolera y agrícola, perpetuando así la pobreza y la dependencia de los países africanos. Involucrada en varios conflictos, en particular en Ruanda, Burundi, República Democrática del Congo y Costa de Marfil, Francia ha apoyado en el pasado a milicias culpables de genocidios y masacres. Hoy patrocina movimientos terroristas en el Sahel (Malí, Burkina Faso y Níger) y otras partes del continente. Este sistema de dominación tiene consecuencias catastróficas: pobreza endémica, corrupción generalizada y condiciones de vida inhumanas para las poblaciones africanas. Francia debe reconocer su responsabilidad en este contexto de terrorismo y explotación de Estado y comprometerse a reparar los daños causados. Existe una necesidad urgente de establecer una justicia internacional para juzgar los crímenes cometidos y garantizar que los responsables rindan cuentas de sus acciones. Es necesario un cambio de política: Francia debe poner fin a su sistema mafioso en África. Françafrique es una mancha en el honor de la nación francesa, y es hora de reconstruir las relaciones franco-africanas sobre una base de respeto, cooperación e igualdad; de lo contrario, es más que urgente poner fin a cualquier cooperación entre los Estados africanos y Francia.
Dominación cultural y política: Francia en África, una estrategia de dependencia y sumisión
Francia ha establecido históricamente una estrategia sutil pero efectiva de dominación cultural y política en África, destinada a perpetuar una forma contemporánea de colonización. La imposición del francés como lengua oficial en muchos países africanos ilustra esta táctica, obstaculizando el desarrollo de las lenguas y culturas locales y asegurando así la influencia cultural continua de Francia, al tiempo que ejerce control sobre el acceso a la educación y a la información. Las instituciones africanas, inspiradas en la imagen de las estructuras francesas, facilitan este control sobre los sistemas económicos y políticos locales. Además, la formación de las élites africanas en Francia forja estrechos vínculos con sus círculos políticos y económicos, reforzando así una dependencia económica orquestada por el control de los recursos naturales y los mercados, en beneficio de la política económica francesa. Las consecuencias de esta influencia son profundamente dañinas, ya que impiden a los países africanos afirmar su propia identidad cultural y política y salir de una posición de dependencia. Es imperativo que Francia reconozca su responsabilidad en esta dinámica y adopte un enfoque centrado en la cooperación y la igualdad, que permita a las naciones africanas recuperar su autonomía cultural y política.
Podemos decir que Françafrique, este hermoso monumento a la gloria de la hipocresía y la explotación. Un sistema que logró hacer creer a los africanos que necesitaban a Francia para sobrevivir, mientras saqueaba sus recursos y aplastaba sus sueños. Pero la historia no termina ahí. Los africanos se despiertan y la Françafrique tiembla. El juego está cambiando y Francia tendrá que aprender a compartir… o irse. Adiós, Françafrique. Hola África emancipada.
*Mohamed Lamine KABA, experto en geopolítica de la gobernanza y la integración regional, Instituto de Gobernanza, Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Panafricana
Artículo publicado originalmente en NEO Nueva Perpectiva Oriental