CIB GINEBRA — Un grupo de dieciocho relatoras y relatores especiales de las Naciones Unidas y expertas y expertos del Grupo de Trabajo de la ONU han publicado una carta conjunta de denuncias (en inglés), en la que condenan a la República Islámica de Irán por el reciente incremento de los ataques contra las mujeres bahá’ís. Las mujeres de la comunidad bahá’í de Irán se enfrentan a una persecución interseccional de doble índole, tanto por ser mujeres como por ser bahá’ís.
Las expertas y expertos de la ONU afirman en su declaración: «Manifestamos nuestra seria preocupación por lo que parece ser un incremento en la persecución sistemática de las mujeres iraníes que pertenecen a la minoría religiosa bahá’í a lo largo y ancho del país. […] con detenciones, citaciones para interrogatorios, desapariciones forzadas, redadas en sus hogares, confiscación de sus pertenencias personales, limitaciones a su libertad de movimiento, así como privaciones de libertad prolongadas y consecutivas».
El contenido de la declaración se ha visto confirmado esta semana con la condena de diez mujeres bahá’ís de Isfahán a un total combinado de noventa años de cárcel.
A finales de julio, las dieciocho expertas y expertos enviaron una carta al Gobierno iraní, en la que se detallan los abusos contra los derechos de las mujeres bahá’ís de Irán y se solicitaba una respuesta por parte de las autoridades. Se dio a los dirigentes iraníes un plazo de sesenta días para responder antes de hacer pública la declaración. No se recibió respuesta alguna. Estas expertas y expertos hicieron pública recientemente su carta sobre la persecución continuada de Irán a la comunidad bahá’í.
Las relatoras y relatores especiales de la ONU y miembros de Grupos de Trabajo de la misma institución, son expertos independientes nombrados por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para investigar, vigilar e informar sobre violaciones específicas de los derechos humanos en el escenario mundial. Estos expertos tienen mandatos referentes a los derechos de las mujeres y las niñas, la libertad de religión o creencia, el derecho de reunión pacífica, de educación, de libertad de opinión y de expresión, así como de muchos otros, además de mandatos específicos para determinados países sobre situaciones de especial preocupación, como es el caso de la República Islámica de Irán.
Las mujeres bahá’ís constituyen dos tercios de todos los bahá’ís perseguidos en Irán en la actualidad, con detenciones arbitrarias, prohibición de acceso a la educación, redadas en sus hogares, separación de las familias, citaciones judiciales, juicios por cargos penales infundados y años de encarcelamiento injusto.
Las estadísticas también subrayan el impacto desproporcionado de la persecución de las mujeres bahá’ís del país.
«Cuando se ataca a las mujeres bahá’ís, el dolor de esta injusticia afecta a familias enteras», afirmó Simin Fahandej, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) ante las Naciones Unidas en Ginebra.
Y agregó: «Hemos sido nuevamente testigos de ello esta misma semana, con la sentencia cruel y absolutamente injusta de diez mujeres bahá’ís inocentes a cinco o diez años de encarcelamiento cada una. Los hijos de algunas de estas mujeres, como tantos, se verán separados de sus madres. Sin otra razón que su fe, se arrebata a esposas, hijas y hermanas a sus seres queridos.
Fahandej detalló que «desde el levantamiento de 2022 en Irán, la República Islámica ha adoptado medidas represivas, especialmente contra las mujeres. Las mujeres bahá’ís, que ya se enfrentan a la persecución como bahá’ís, con décadas de detenciones arbitrarias, encarcelamientos, denegaciones del derecho a la educación o al empleo en el sector público, además de otro tipo de presiones, se ven afectadas aún más por políticas discriminatorias que cargan contra ellas tanto por su género como por su fe. Y la condena a prisión de estas diez últimas mujeres, solo por sus creencias, demuestra de forma clara la realidad urgente de las «preocupaciones» expresadas por las expertas y expertos de la ONU.
»Estas dieciocho expertas y expertos de las Naciones Unidas, representando cada una la conciencia colectiva de toda la humanidad en áreas específicas, han hecho ahora un llamamiento conjunto al Gobierno de Irán para que ponga fin a sus abusos contra las mujeres bahá’ís y, de hecho, contra todos los bahá’ís. Esta acción excepcional es una potente señal a las autoridades iraníes de que no pueden ocultar por más tiempo sus despreciables acciones contra los bahá’ís detrás del velo de la propaganda de odio y desinformación acerca de la comunidad. Hoy se hace patente para la comunidad mundial que los bahá’ís de Irán son perseguidos por un único motivo: sus creencias». Y finalmente, Fahandej afirmó que «esta declaración por parte de dieciocho personas destacadas, elegidas cada una por Naciones Unidas como expertas en Derechos Humanos, es un testimonio de esta realidad».
Las expertas y expertos de la ONU instaron al gobierno iraní a tomar medidas inmediatas y afirmaron que todas las mujeres bahá’ís deben ser liberadas sin demora, que se debe proporcionar atención médica completa e inmediata a las presas y presos, y que deben establecerse mecanismos para exigir responsabilidades a los perpetradores de violaciones de los derechos humanos contra las mujeres bahá’ís.
Las expertas también afirmaron que «su profunda preocupación por la persistente criminalización, por parte de las autoridades iraníes, de la libertad de religión o de creencia, la libertad de opinión y de expresión y el derecho a participar en la vida cultural, de los miembros de la minoría religiosa bahá’í.
«El carácter sistemático de estas violaciones representa un patrón recurrente de discriminación y de persecución dirigida a esta comunidad y a sus miembros, basadas en su afiliación e identidad religiosa», añadieron las expertas y expertos de la ONU. «También nos preocupa la persecución interseccional cruzada que este grupo de personas afronta: como mujeres y como miembros de la minoría religiosa bahá’í. Además, manifestamos nuestra preocupación por el notable efecto amedrentador de las denuncias descritas sobre el resto de miembros de la minoría religiosa bahá’í y sobre el ejercicio de sus derechos y libertades humanas».
Esta intervención histórica se produce después de dos informes de la Misión de Investigación de la ONU sobre Irán, establecida para investigar las violaciones de los derechos humanos contra los bahá’ís tras el levantamiento de 2022. Los informes detallan ampliamente el impacto de la represión estatal sobre las mujeres bahá’ís y la comunidad bahá’í en general, describiendo a los bahá’ís como la «minoría religiosa más perseguida en la República de Irán». Además indican que, desde las protestas, se ha producido un resurgir de los discursos de odio contra los bahá’ís y un aumento de las persecuciones de mujeres bahá’ís.
La persecución de los bahá’ís por parte de la República Islámica de Irán, que dura ya 45 años, también se reflejó en un informe de abril de este año realizado por Human Rights Watch, «La bota en mi cuello» (The Boot on My Neck), en el que se concluye que el trato a los bahá’ís por parte del Gobierno iraní constituye un crimen de lesa humanidad por persecución.
Las mujeres bahá’ís se hallan expuestas a las mismas presiones que el resto de mujeres en Irán, pero, además, sufren la prohibición de acceder a la educación y al empleo público, y son arrestadas y encarceladas por su pertenencia a la Fe bahá’í.
Fahandej afirmó que «ningún ser humano debería ser objeto de persecución por su género, su creencia, su raza o etnia».
Y continuó diciendo: «Empoderar a las mujeres hace que una sociedad sea más pacífica, estable y próspera y es lo correcto. Pero, tristemente, en Irán, las mujeres no solo son presionadas por todos lados, sino que aquellas que pertenecen a minorías religiosas como las bahá’ís se enfrentan a una doble discriminación, lo que aumenta las presiones sociales y económicas que soportan ellas y sus familias. El nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, comenzó su mandato con promesas de «igualdad para todos». Debe demostrar que sus palabras también incluyen a los bahá’ís, quienes han soportado todas las violaciones graves imaginables de sus derechos humanos y merecen vivir como ciudadanos en igualdad de condiciones en su propio país».