En medio de la caótica situación del país con la crisis energética no resuelta, el Alcalde del Municipio Metropolitano de Quito anunció la superación de los 24 incendios forestales “provocados” hace una semana en distintos puntos de la capital y sus alrededores, con veinte y cuatro heridos y ciento cuarenta y cinco hectáreas devastadas (Frecuencia Quiteña, 30-09-2024).
El análisis de estos acontecimientos permite mostrar dos caras en la respuesta de distintos sectores de esta ciudad “bajo ataque”. Por una parte, la solidaridad y la acción inmediata de las poblaciones de los respectivos barrios y territorios afectados, con quienes el Municipio y el Cuerpo de Bomberos lograron una acción coordinada. Por otra, la reactivación en el mismo día de los incendios, de una campaña en redes sociales denominada “Quito sin Alcalde”, orientada a “golpear” y “debilitar” la gestión del gobierno municipal de orientación progresista liderado por el Alcalde Pabel Muñoz.
En vísperas del Día mundial de la No Violencia, 2 de octubre, declarado por las Naciones Unidas en conmemoración del nacimiento del Mahatma Gandhi, líder de la liberación de la India del dominio colonial británico, recordamos su mensaje: “la esencia de la violencia es que tiene que haber una intención violenta detrás del pensamiento, la palabra o la acción, por ejemplo la intención de dañar al llamado oponente”.
En una de las laderas incendiadas, que bordean la ciudad, se encuentra el barrio Bolaños, que “se asienta en terrenos agrícolas de la Comuna ancestral de Guápulo, perteneciente al pueblo Kitu-Kara. Sus habitantes conservan su historia, sus mitos, sus tradiciones, fiestas, costumbres y su estilo de vida comunitario” (Cinthia Andrade).
Una señal de esperanza de cómo la población de una ciudad puede superar con solidaridad y trabajo compartido las adversidades, en palabras de Gandhi, “con amor activo” y “desde adentro”.