Como principio de sus creencias, pocos saben que Pitágoras defendía la inmortalidad del alma

Juan Jaramillo Antillón

Casi hiciste flaquear mi fe, al sostener las ideas de Pitágoras.

(William Shakespeare, El mercader de Venecia)

Todos conocemos a Pitágoras (2.500 años de antigüedad), desde nuestros tiempos de colegio, cuando teníamos que estudiar el teorema de Pitágoras o teorema de la hipotenusa, que establece que el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados.

Como principio de sus creencias, como veremos, por otro lado, pocos saben que él defendía la inmortalidad del alma, algo que sostienen las religiones. Ahora algunos médicos vienen especulando sobre las experiencias que han tenido algunos de sus pacientes con paros cardíacos y muerte cerebral, cuando se recuperan y cuentan cosas fantásticas vistas en ese periodo, por lo que esos médicos creen que existe un alma o una conciencia superior y que las personas no mueren (¿totalmente?) al final de sus vidas. Algo afirmado también por los pitagóricos.

Pitágoras (570 a. C. – 490 a. C.) fue un filósofo y matemático griego que contribuyó al avance de la geometría y la aritmética, nacido en la isla de Samos (griega en esos tiempos). Además, tenía amplios conocimientos en música y decía que existía armonía musical y armonía de los números (armonía de las esferas), también opinaba sobre medicina, cosmología, política y religión. Entre sus maestros se citan a Anaximandro, alumno del primer filósofo conocido, llamado Tales de Mileto.

El padre de Pitágoras era un mercader rico que lo llevaba a todos sus viajes, y él mismo posteriormente seguiría viajando regularmente por su cuenta. En todo caso, se dice que conoció Siria, Egipto y Babilonia antiguas, asimilando los conocimientos en diversos campos. Recordemos que los sacerdotes egipcios, que manejaban ese país, tenían una religión politeísta y la creencia en la vida después de la muerte. De ahí sus prácticas funerarias para asegurar la supervivencia de los cuerpos y las almas tras la muerte, al principio solo sus faraones y la nobleza, luego de todos. Por ello la construcción de sus tumbas, con ofrendas, objetos funerarios para preservar los cuerpos y los espíritus de los muertos.

Estos ritos y creencias deben haber impresionado mucho a Pitágoras, para fundar luego él mismo una religión llena de misterios órficos, junto con sus alumnos como sacerdotes, cuando se fue a vivir a Crotona, al sur de Italia, donde incluso se casó y tuvo un hijo y una hija.

En la ciudad de Crotona, fundó una escuela filosófica religiosa y una confraternidad hermética regida por costumbres esotéricas, donde sus alumnos lo admiraban casi como un ser sobrenatural. Era una sociedad religiosa donde el secreto imperaba. Sobre él se tejieron toda clase de leyendas relativas a que poseía poderes sobrenaturales, y cuando hablaba a sus alumnos, los impresionaba señalando que él recordaba todas las vidas anteriores que había tenido. No dejó al parecer ningún escrito y como su palabra era infalible no admitía discusión alguna sobre sus enseñanzas u ordenanzas. Se conoce en parte porque Platón lo admiraba y aceptó muchas de sus ideas.

Por ejemplo, pensaba al igual que Pitágoras que todos los fenómenos producidos en la naturaleza pueden expresarse en términos de ecuaciones matemáticas. Y que algo superior forma parte de nosotros mismos y que no tiene materia, es atemporal e imperecedero, llamado “alma”.

Aristóteles, que tenía una gran biblioteca y compraba pergaminos antiguos, al parecer había obtenido varios de los pitagóricos. Lo había estudiado y hacía referencia a Pitágoras, a pesar de que estaba en desacuerdo con muchos de los puntos de vista de los pitagóricos. Decía que la doctrina básica de ese grupo era que las cosas son números, la primera propiedad de un número es la de ser impar o par, suponiendo que el número impar determina el límite o el carácter finito de una cosa, y el par es responsable del carácter ilimitado o infinito de una cosa. Posiblemente se originó debido al descubrimiento que hizo Pitágoras de las subdivisiones integrales o racionales de una cuerda produciendo intervalos musicales. De acuerdo con Aristóteles “las cosas” (números) eran en primer lugar objetos sensibles, materiales. Pitágoras introdujo la idea del cuadrado y del cubo.

Los pitagóricos consideraban que la filosofía era el camino para la purificación espiritual y opinaban que la realidad, en su percepción más profunda, es de tipo matemático, en la naturaleza “las cosas son números”.

En el campo de la astronomía, Pitágoras había señalado que la Tierra estaba en el centro del universo y que el fuego era el elemento más importante como principio vivificador del universo. Él al universo lo llamó “cosmos” y tuvo la genial idea de expresar en términos matemáticos el conjunto de todo el universo.

Los pitagóricos decían que la tierra era esférica, posiblemente basados en las sombras circulares de la Luna durante los eclipses lunares, y que tardaba 24 horas en girar alrededor de un centro fijo. Se le atribuye la invención del término “filosofía”, ya que intentó conciliar las matemáticas con la filosofía.

Los pitagóricos extendieron sus influencias al campo médico. Por ejemplo, se acepta actualmente que el “juramento hipocrático”, que hacen los médicos, no es de Hipócrates, sino probablemente de un grupo religioso pitagórico; sus costumbres y sus prácticas y de hecho algunas partes de los “versos de oro” y de otros poemas, atribuidos a Pitágoras o a sus alumnos, se asemejan a diversos puntos de este juramento. Pitágoras era vegetariano y obligaba a sus alumnos a no comer carne de animales sacrificados, a no matar a ninguno y menos a una persona.

Su grupo en la ciudad de Crotona luego extendió su campo al político, llegando a gobernar la ciudad. Sin embargo, al tiempo y debido a la rigidez impuesta en las costumbres, el pueblo se cansó de ser gobernado por la sociedad pitagórica, amén de que algunos políticos importantes, entre ellos Cilón, un noble de Crotona, estimularon a la población a una rebelión, y entonces el grupo pitagórico y hasta el mismo Pitágoras fueron atacados y expulsados, teniendo Pitágoras y sus adeptos que huir a diferentes ciudades de Italia y Grecia.

Por falta de documentos para poder determinar con exactitud el pensamiento de Pitágoras, no hay un acuerdo en cuanto a lo que él predicaba en relación con el destino del alma de cada persona, después de la muerte. Lo más aceptado es que él señalaba que “el alma” era inmortal. Otros afirman que su pensamiento era cercano a la metempsicosis (en griego significa “traspaso del alma” o más bien del espíritu, ya que es este el que pasa a los cuerpos), o a la reencarnación, según la cual las almas al morir un ser humano reencarnan en otro ser o trasmigran en otros animales.

Platón gran admirador de Pitágoras, creía en la reencarnación y en la metempsicosis y lo expone en su teoría de la reminiscencia. La metempsicosis está basada en la idea existente en la antigua Grecia de que el ser humano está formado por un cuerpo, un espíritu y un alma y que se trasmiten ciertos elementos psíquicos del cuerpo de un recién muerto al encarnar en un feto. Para Pitágoras, el alma puede alcanzar la unión con la divinidad.

Se dice que, a pesar de sus creencias, fue el primer pensador griego en proporcionar una explicación no mística o religiosa de las cosas. Tenía la idea de un principio físico o natural como sostén o composición de todas las cosas de la vida, y señalaba algo muy importante sobre ayudar a personas necesitadas: “Ayuda a tus semejantes a levantar una carga, pero no te consideres obligado a llevarla”.

Bibliografía

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Fernández de la Fuente, David (2020). Vida de Pitágoras. Argonaúticas órficas. Himnos Órficos. Madrid: Ediciones Atalanta.
Laercio, Diógenes (2020). Vida de los filósofos más ilustres. Barcelona: Ediciones Omega, S. A.
Porfirio (1980). Vida de Pitágoras. Madrid: Editorial Gredos.
Schrodinger, Erwin (1996). Nature and the Greeks. Cambridge: Cambridge University Press.

Fuente: https://www.meer.com/es/82307-pitagoras-y-la-vida-despues-de-la-muerte