En Roma se han reunido representantes de cientos de organizaciones de la sociedad civil y de pueblos indígenas de todo el planeta para denunciar la «inacción y la complicidad de los gobiernos a la hora de alimentar el genocidio y la campaña de hambruna masiva que el Estado de Israel está infligiendo actualmente al pueblo palestino en Gaza».

Articulados a través del Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas también expresaron su condena a «los ataques ilegales contra la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación» de las poblaciones palestina y libanesa.

En su comunicado de prensa indican su postura no celebratoria, pese a que hasta el 25 de octubre tendrá lugar en Roma la 52ª sesión plenaria del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU y en la plenaria está previsto festejar por el 20 aniversario de las Directrices Voluntarias sobre el Derecho a la Alimentación. «El hambre, la malnutrición y las violaciones del derecho fundamental a la alimentación van en aumento. Esto no es inevitable; es el resultado de la inacción política y de la falta de un mecanismo de rendición de cuentas» expresan.

El mensaje de las organizaciones que forman parte del Mecanismo envían un mensaje inequívoco: «No más silencio ante la impunidad de los países y gobiernos que violan sistemáticamente el derecho a la alimentación y convierten los alimentos en armas en guerras ilegales, ocupaciones y conflictos prolongados».

A su vez, extiende una serie de peticiones para que se trabajen en la plenaria.

 El Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas insta a los Estados reunidos en el CSA a:

  • Asegurar que el CSA asuma plenamente su mandato y rol como el principal y más inclusivo organismo de la ONU que trabaja para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todxs, a fin de asegurar una acción coordinada en situaciones de crisis.
  • Predicar con el ejemplo y tomar medidas decisivas para condenar y detener la militarización de los alimentos, la hambruna y la limpieza étnica en Gaza y en toda la Palestina histórica.
  • Incluir en el orden del día las medidas urgentes que deben tomar todos los Estados miembros para respetar, proteger y hacer efectivo el derecho a la alimentación de la población de Gaza, especialmente en lo que respecta al acceso sin trabas a la ayuda humanitaria.
  • Reconocer que el genocidio en curso en Gaza y la ocupación duradera de Palestina representan violaciones del derecho a la alimentación e impiden la soberanía alimentaria del pueblo palestino.
  • Pedir un alto el fuego inmediato y permanente en Gaza y Líbano, junto con un acceso incondicional a la ayuda humanitaria.
  • Garantizar una financiación coherente y adecuada para la UNRWA.
  • Comprometerse a adoptar un enfoque de «responsabilidades comunes pero diferenciadas» en los futuros esfuerzos para reconstruir los sistemas y las infraestructuras alimentarias de Gaza.
  • Garantizar la paz y defender el derecho de los pueblos a la autodeterminación y la justicia, en Gaza y en otros lugares.
  • Responsabilizar a los infractores de las violaciones del derecho a la alimentación y a la nutrición, especialmente en situaciones de crisis prolongada, ocupación y guerra.
  • Garantizar la supervisión basada en los derechos humanos y el apoyo a la autodeterminación de los pueblos para mantener sus sistemas alimentarios en zonas de conflicto y ocupación colonial.
  • Garantizar la financiación de la ayuda humanitaria para garantizar la seguridad alimentaria de la población en zonas de conflicto; y proteger y condenar enérgicamente los ataques contra los trabajadores humanitarios y de ayuda humanitaria que suministran alimentos y ayuda médica.
  • Promover y utilizar eficazmente el Marco de acción para crisis prolongadas del CSA (Marco de Acción del CSA) para cumplir con las obligaciones en materia de derechos humanos.

Denuncian que el genocidio que está teniendo lugar en Gaza es un legado colonial y que la negativa a que se pueda cumplir el derecho a la alimentación refleja también la perpetuación del «poder empresarial y financiero en medio de un autoritarismo creciente en todo el mundo». «El 96% de la población se ha visto empujada a una grave inseguridad alimentaria por la última ronda de violencia y asedio del gobierno israelí», precisan.

También se refirieron a la crisis alimentaria severa que se vive en Yemen y Sudán y recuerdan que «a nivel mundial, los conflictos alimentados por la ocupación, las catástrofes y la desigualdad  están empujando a 135 millones de personas a la crisis alimentaria». Además advirtieron sobre la crítica situación en el Líbano donde 1,3 millones de campesinos y agricultores debieron abandonar sus tierras, que en el proceso de invasión israelí fueron incendiadas y bombardeadas, provocando un futuro de hambre para la población libanesa.

Su comunicado termina de esta manera: «Durante la semana plenaria del CSA, la sociedad civil y las organizaciones de los Pueblos Indígenas se están movilizando para recordar a la comunidad internacional que no puede permanecer en silencio ante tales crímenes. La credibilidad de las instituciones multilaterales, incluido el CSA, se basa en su capacidad para tomar medidas decisivas contra las violaciones prolongadas de los derechos humanos y el uso de los alimentos como arma, un crimen de guerra y un acto de genocidio, ya sea en Gaza, Sudán, la República Democrática del Congo o en cualquier otro lugar. Los Estados deben respetar los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario, y cumplir con sus obligaciones internacionales, para proteger estos derechos».

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