«La economía ecuatoriana ha atravesado momentos críticos que no solo se reflejan en las cifras, sino en la vida y los sueños de millones de personas. Sin embargo, más allá de los desafíos, surge una pregunta fundamental: ¿cómo puede Ecuador transformar esta crisis en una oportunidad para construir un futuro donde la dignidad humana sea el eje central del desarrollo? «
Ecuador se enfrenta a una realidad marcada por profundas desigualdades económicas y sociales. Aunque algunos indicadores han mostrado ligeras mejoras en la última década, las condiciones de vida de millones de ecuatorianos continúan siendo precarias. La crisis actual no solo refleja una economía estancada por la inestabilidad política y la falta de energía eléctrica, sino que también representa una interrupción de sueños para quienes viven en el país.
El impacto del desempleo, la informalidad y el bajo crecimiento económico
El bajo crecimiento económico en los últimos años ha sido un factor limitante en el desarrollo. La economía ecuatoriana ha mostrado tasas de crecimiento insuficientes para generar empleos adecuados. La falta de inversiones, baja productividad laboral y el estancamiento de sectores productivos han profundizado la crisis laboral y social. Según el Banco Mundial (BM), la expectativa de crecimiento en Ecuador para 2024 se proyecta en un 0.3%, en comparación con la región de América Latina, que muestra un crecimiento de 1.8% del producto interno bruto (PIB). Estas cifras colocan a Ecuador como el país con menores expectativas de crecimiento en la región.
El mercado laboral en el país se encuentra en una situación crítica. En diciembre de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el sector informal representaba el 55.7% de la fuerza laboral, lo que significa que más de 1 de cada 2 ecuatorianos trabaja en condiciones informales. Además, la tasa de subempleo alcanzó el 21.2%, superando los niveles previos a la pandemia. Esto significa que cerca de 1 de cada 5 ecuatorianos sigue sin acceso a empleos formales, afectando no solo su capacidad de generar ingresos, sino también su acceso a derechos básicos como la seguridad social, salarios dignos y estabilidad laboral.
Crisis energética y apagones: obstáculos para el desarrollo
Los apagones, que actualmente son programados hasta por 14 horas diarias, están oscureciendo las esperanzas de un futuro más equitativo. La crisis energética ha sido un obstáculo adicional para el desarrollo del país. Los recientes apagones no solo han dejado a millones de ecuatorianos sin electricidad, sino que han puesto en evidencia la falta de inversión en infraestructuras sostenibles y el retraso en la transición hacia energías renovables. Sin un sistema energético eficiente, los sectores productivos se encuentran paralizados y las comunidades rurales, ya de por sí marginadas, sufren aún más las consecuencias.
Ecuador cuenta con un gran potencial para el desarrollo de energías sostenibles, pero el país aún depende en gran medida de fuentes de energía fósil. La inversión en energías renovables es clave no solo para garantizar un suministro eléctrico confiable, sino también para generar empleo y contribuir a la lucha contra el cambio climático. Según Barragán et al. (2021), Ecuador, por su su potencial agrícola, presenta una alta viabilidad para la generación de energía a partir de biomasa debido a los considerables niveles de residuos orgánicos que produce. No obstante, la inversión en otras fuentes de energía renovable, como la solar, eólica y de biomasa, ha sido insuficiente. Para alcanzar una verdadera eficiencia energética en estos sectores, tanto en el ámbito doméstico como industrial, es necesario que el sector público y privado articulen esfuerzos en inversión y ejecución de proyectos que impulsen una transformación profunda en la matriz energética del país.
Brechas persistentes, seguridad y retos futuros
Aunque se ha mostrado una ligera reducción de la pobreza multidimensional en Ecuador, aún persisten indicadores preocupantes que reflejan un bajo nivel de bienestar. Según el INEC, la pobreza en el año 2019 era del 38.1%, es decir aproximadamente 2 de cada 5 ecuatorianos se encuentran sin acceso a servicios básicos, reduciéndose al 37.3% en 2023. Sin embargo, en las zonas urbanas, la pobreza extrema multidimensional creció del 22.7% al 23%, mientras que en las zonas rurales ha disminuido del 71.1% al 67.9% (INEC, 2023), lo cual representa a 2 de cada 3 habitantes de zonas rurales que aún viven en situación de pobreza extrema. No obstante, estas cifras no representan por completo las dificultades cotidianas que enfrentan millones de ecuatorianos, especialmente en términos de acceso a empleo adecuado, salud, educación y condiciones de vida dignas.
Además de las brechas económicas y sociales, la inseguridad ha emergido como un desafío crítico para el desarrollo de Ecuador. El incremento de actividades delictivas, especialmente relacionadas con el narcotráfico y el crimen organizado, ha generado un clima de incertidumbre que agrava la precariedad de las condiciones de vida de miles de ecuatorianos. La falta de seguridad reduce la inversión, desalienta el turismo y limita el crecimiento de sectores productivos. Para combatir este problema, es necesario fortalecer la estabilidad política de las instituciones, así como implementar políticas integrales que aborden las raíces de la violencia, incluidas la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades laborales. En este contexto, es fundamental que las estrategias a futuro incluyan un enfoque generacional, dando voz a actores diversos, como los jóvenes, para asegurar la inversión en el presente con una mirada hacia el futuro.
De la crisis a la dignidad humana
El futuro de Ecuador depende de su capacidad para implementar políticas inclusivas y sostenibles que atiendan los problemas estructurales de desigualdad, pobreza y exclusión social. Es urgente cerrar las brechas tecnológicas y educativas, lo cual requiere una asignación presupuestaria significativa, y promover un crecimiento económico que priorice la creación de empleos formales y la reducción de la pobreza. La transición hacia energías limpias debe convertirse en una prioridad nacional, garantizando un suministro eléctrico estable y sostenible. Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y promover una transición planificada hacia energías sostenibles permitirá liberar recursos fiscales que pueden destinarse a políticas de desarrollo inclusivo. Esta estrategia exige un esfuerzo conjunto y un consenso nacional.
El fortalecimiento institucional también es crucial. Es momento de encender una nueva luz en Ecuador, una que ilumine el camino hacia un futuro donde cada ciudadano tenga la oportunidad de vivir con dignidad, libre de las sombras de la pobreza y la desigualdad.
Referencias bibliográficas
Banco Mundial (2024). Ecuador: panorama general. Ecuador: panorama general (bancomundial.org)
Barragán, A, & Cedeño, E. (2021). La generación de energía eléctrica para el desarrollo industrial en el Ecuador a partir del uso de las energías renovables. UNIVERSIDAD, CIENCIA y TECNOLOGÍA, 24, (104), 36-46.
Instituto de Estadísticas y censos del Ecuador (2023). Ecuador en cifras. Link: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/webinec/POBREZA/2023/Diciembre/202312_Boletin_pobreza_ENEMDU.pdf