Tengo, en alguna medida, ideas opuestas a las de Vasiliev. Creo que en la doctrina de Confucio hay un núcleo místico oculto que le permite entrar, en calidad de una doctrina integral, en un dialogo con los grandes representantes de otras culturas.
En esta doctrina abundan las contradicciones. La doctrina de Confucio tuvo influencia en China durante dos mil años, le prestó apoyo a un imperio y sigue influyendo. Y además, antes de esta época imperial pasaron quinientos años durante los cuales la doctrina de Confucio fue transmitida en forma oculta por sus discípulos, y soportó una dura prueba con la destrucción de los libros de Confucio durante la dinastía Tsín. Claro que aquí hay un enigma. Hace poco tiempo fueron publicados dos libros, el del conocido investigador y sinólogo Maliavin, titulado “Confucio” (en la serie «Vida de hombres ilustres”), y otro que es «Confucio: Vida, Doctrina, Destino», escrito por el conocido autor Perelomov. Los dos pintan a Confucio como una persona que no logro mucho éxito, que fue expulsado de todas partes. Se vio obligado a huir de su reino natal y durante catorce años vagó por China. Habló con todos los gobernantes, con toda la gente eminente, esperando que le dieran algún puesto estatal, y para lograr esto estaba dispuesto a aceptar toda clase de compromisos. Un autor inclusive dijo: «Confucio aceptó ser humillado delante de una de las mujeres del gobernante, porque pensó que de esa manera ella influiría en su esposo para lograr algún empleo gubernamental”. Imagínense, nadie se valió de él, y sin embargo este desafortunado seguía ofreciendo cosas irreales. En aquella época, como dijo uno de los autores mencionados, se formó un “mercado de conocimiento” y por tal razón todo el mundo quería conversar con los sabios. Cuando Confucio iba a ver a algún gobernante, le preguntaban acerca de cómo gobernar. En aquel entonces poca gente prestaba atención.
En esta materia, no había noción de política, no había reglas de gobierno, y ni siquiera existían palabras tales como «dirigir el Estado». En vez de eso utilizaban las palabras «curación» o «arreglo». Toda la gestión estatal se realizaba en base al precedente, en base al rito.
Confucio introduce por primera vez reglas de gestión, de administración. Cuando el gobernante le pregunta ¿»Como hay que dirigir»?, ¿»Que recetas hay»?, Confucio responde que hay que actuar con la idea de “Yen”. En aquel entonces no sabían que significaba “yen”, pero Confucio dio explicaciones y mostró también con su propio ejemplo qué significaba esta palabra. Su doctrina, en buena medida, fue expresada a través de las palabras, pero falta algo que es imposible expresar de este modo. El destino de la doctrina de Confucio es muy interesante. Como se sabe, para que un texto pueda ser verdaderamente comprendido, el lector debe poder sumergirse en el estado de ánimo del que lo escribió. Este “algo” que por lo visto Confucio les proporcionaba a sus discípulos para que pudieran comprender sus ideas, ya había desaparecido quinientos años más tarde, cuando su doctrina empezó a aplicarse y a difundirse ampliamente. En buena medida la comprensión de esta categoría central fue perdida, y lo que quedó fue un jeroglífico. A este elemento lo llamaron «amor al hombre», porque una vez a Confucio le preguntaron: ¿»Como actuar en correlación con este «yen»? y él dijo: «Amen a los demás y tengan compasión de los demás». Y de allí nació este término, “el amor al hombre”. Pero eso no definía aquella cosa sorprendente, con la ayuda de la cual Confucio, sin embargo, logro un éxito. Se sabe que tenía tres mil discípulos, que su doctrina se divulgó y que los mismos gobernantes y soberanos que lo habían exiliado, antes de morir aconsejaban a sus hijos que adoptaran sus ideas.
Y bien: ¿Qué cosa es este fenómeno que Confucio proponía como panacea? Según mi punto de vista, es la conciencia moral. Esto no es producto de un ejercicio intelectual. La conciencia moral es la estructura fundamental del mundo. Si conocen la teoría contemporánea de «noosfera», entonces saben que los científicos contemporáneos afirman que la conciencia moral es aquella estructura primaria inicial que no tiene otro objeto sino la estructura misma del universo. Confucio fue el primer hombre que descubrió esa conciencia moral y propuso gobernar, administrar el Estado en base a ella. El no dio ninguna receta de gestión. Siempre decía que hay que preguntarle a la propia conciencia moral.
Voy a dar un ejemplo: Vasiliev dijo muy bien que hay que promover a los sabios y talentosos. Esta idea fue básica para la larga existencia de la civilización china. Hubo un dialogo entre Confucio y sus discípulos: Uno de sus discípulos se convirtió en un pequeño gobernante, y le pregunto al maestro como había que administrar. Confucio respondió: «Hay que perdonar las pequeñas faltas y promover a los sabios y talentosos».
Pero el discípulo sabe que la conciencia moral es lo principal, y por eso pregunta como despertarla en los sabios y talentosos. Confucio dice: «Promoviéndolos». En el mismo acto de promover hay algo que despierta la conciencia moral en uno. La cosa es que cuando promovían a alguien a un cargo, -esto está fijado en los apuntes históricos de Semo-Chan-, se ve muy claramente que un funcionario honesto rechazaba este cargo, él no se consideraba digno de este cargo.
Entonces le propusieron de nuevo ocupar este cargo, y nuevamente lo rechazó. Y por tercera vez se lo ofrecieron, y esta vez él lo aceptó. Después esto se hizo una tradición, pero entonces recién empezaba, aunque había algunos casos parecidos en la antigüedad. Y si a pesar de los pequeños errores de alguien, se lo promueve como sabio y talentoso y él lo rechaza, yo voy a sentir que tiene vergüenza por haber cometido estas faltas en el pasado, y puede ser que de allí en adelante no lo vuelva a hacer. Esto significa que a tal persona es posible promoverla, pero si un funcionario acepta inmediatamente, con alegría, y no dice nada, entonces surge un interrogante. Claro, aquí se podría decir mucho más, pero yo me limito a lo dicho. Es un campo bastante poco investigado.
En el confucianismo hay muchos interrogantes. En adelante, la onda imperial de las culturas genéricas se sobrepuso sobre la onda personalista que brotó simultáneamente con Confucio y con otros filósofos grandes de aquel tiempo. Pero ella no murió por completo. En el confucianismo había gente que después de descubrir esta corriente personalista, se alegraba porque comprendía a Confucio. Yo creo que en base a esta corriente personalista, en el confucianismo existe la posibilidad del diálogo y la posibilidad de que el confucianismo resucite. Ahora hay tendencias de este tipo.
Instituto de América Latina – Moscú 18/02/94.
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