En este mundo acelerado, los acontecimientos se desarrollan rápidamente, a menudo dejándonos confundidos. Estamos en un momento de profunda crisis, en el que nuestros sistemas de creencias y comprensión del mundo están fuera de sincronía con el desarrollo humano y las aspiraciones.
¿Cuál es tu estado mental? ¿Estás mirando al pasado, tratando de revivir viejas ideas? ¿Estás atrapado en el presente, nadando en aguas turbulentas?
El pasado ocupa su propio espacio, con sus propias reglas, lugar donde las creencias y prácticas que ya no existen, pero que siguen pesando mucho sobre nosotros. A menudo nos definimos a nosotros mismos y a los demás por nuestro pasado. Por lo que hemos hecho o no, en lugar de por nuestro potencial.
El presente, en cambio, consiste en nuestras rutinas y acciones diarias. Por supuesto, llevamos lecciones del pasado que nos parecen útiles para justificar nuestras acciones en el presente. Pero nuestras creencias actuales a menudo generan miedo, especialmente cuando sentimos que no tenemos el control. El miedo da lugar al concepto de enemigos, ya sea que cierra nuestras puertas a los extraños o construya bombas atómicas para aniquilar las amenazas. La competencia empresarial, los celos y todas las formas de rivalidad derivan de esta misma mentalidad.
Pero ¿con qué frecuencia abordamos nuestros conflictos actuales desde el punto de vista del futuro? Como Silo nos recuerda en una contribución compilada por Emilia Sanicovich titulada The Hidden City: Stories of Understanding and Experience:
Está muy bien tener una biografía, un paisaje de formación, un estilo de vida, todo el sistema de creencias, todas las cosas que nos dan forma por detrás, pero no te quedas ahí para recibir el impacto de lo que te impulsa desde atrás. Son las imágenes del futuro, los proyectos, que me guían en una dirección u otra… Lo importante es entender cómo funciona esto: la imagen del futuro no es sólo una imagen visual o auditiva; es un registro interno de la aspiración. La sensación de cómo quieres existir en el futuro.
Hoy, cuando la gente pide ceses del fuego y diplomacia, no está tratando realmente de resolver un conflicto proponiendo un futuro diferente. Sólo lo están encubriendo, tratando de volver a la forma en que estaban las cosas. Un alto al fuego no puede ser una solución sólo para el momento presente, un momento definido por las condiciones y creencias actuales. Si es, tan pronto como las circunstancias cambian, el alto al fuego fracasa y estamos de vuelta en la casilla número uno del mismo juego.
En la actualidad, nadie está viendo el conflicto entre Israel y Palestina desde una perspectiva futura. En cambio, todos se aferran a la lucha actual para mantener lo que tienen, para mantener el control, para proteger su identidad. Lo que se considera «posible» se ve sólo a través de la lente de lo que sucedió en el pasado o lo que actualmente es factible, no desde el punto de vista de cómo podemos cambiar nuestra realidad futura. Pedimos a otros que cambien pero rara vez nos transformamos a nosotros mismos, y cuando alguien lo hace, se los considera marginales.
Cuando estás enamorado, el presente se vuelve irrelevante; entras en un tipo de «modo futuro» donde nada se siente aisladamente. Cuando miras a un bebé recién nacido, ¿qué ves? ¿Es sólo una forma sin forma que come y duerme? ¿O ves el comienzo de un increíble viaje a la insólita vida humana?
El futuro opera en un nivel totalmente diferente. No se atiene a las reglas del presente que están moldeadas por el racionalismo, las limitaciones culturales y la socialización. Tiene sus propias cualidades, definidas por lo que aspiramos, y a dónde queremos ir. Como tal, las imágenes del futuro pueden ser ilimitadas. Pueden ser moldeados por nuestro deseo de unidad y crecimiento, no violencia y reconciliación, significado y propósito.
No resolvemos nuestros conflictos, guerras o disparidades económicas desde el presente. Ningún arma nuclear o gran riqueza cambiará eso. Sólo podremos empezar a transformar estos desafíos trascendiendo al presente y abrazando las cualidades del futuro.