En el periodo de casi cuatro años que ha durado su desempeño como alcalde de La Cisterna, Joel Olmos ha sido capaz de cambiarle la cara a esta comuna de la zona sur de Santiago. Con su equipo, ha hecho mucho en poco tiempo, y ha sembrado semillas para un mejoramiento comunitario cuyos efectos ya se están viendo.

Tras dejar de ser alcalde, y ya como candidato que va a la reelección en las votaciones municipales y regionales que se llevarán a cabo los días 26 y 27 de octubre, conversamos en la casa alquilada como sede de campaña.

Pressenza: ¿Cuáles consideras que han sido los principales logros de tu gestión como alcalde?

Joel: Varias cosas. Si uno mira el discurso de las municipalidades en todos lados, no sólo en esta, uno escucha sobre la probidad, la transparencia, el profesionalismo, la rendición de cuentas, la innovación, siempre centrado en superar procesos administrativos que son muy burocráticos. Eso es una parte de la gestión. Luego lo otro tiene que ver con cómo agregar valor público a esos procesos, es decir, no seguir haciendo lo mismo sino cosas que tengan un impacto en la calidad de vida de la gente y cómo hacer para lograr que las comunidades se vuelvan más conscientes política y humanamente: hay una parte de la empatía entre vecinos («yo me ayudo con mi vecino, colaboro con mi organización social») y la otra es conciencia política en la forma de «este candidato me representa mejor que este porque está a favor de cierto tipo de reformas que nos sirven a todos». Entonces esa conversación plantea elementos importantes que nos diferencia de la derecha, entre ellos la recuperación de las sedes sociales y el espacio público.

Nosotros queremos recuperar las sedes para la comunidad y para implementar programas conjuntos.  No que el municipio diga «acá va a haber un CESFAM», sino que se puede implementar posiblemente y después desarrollar en conjunto. Algo no desde arriba hacia abajo sino desde abajo hacia arriba. Toda la gente te va decir qué sí cuando se le propone algo mejor de lo que ya está, pero no necesariamente será algo que realmente necesita. En algunos lugares eso va a ser capacitación en redes sociales o en oficios, en otros va a ser talleres de huertos ecológicos, y en otros, formación de círculos feministas, escuelas populares de niños o escuelas artísticas.

Pressenza: Hay seis sectores en La Cisterna, ¿cada una tiene una determinada cantidad de sedes sociales o vecinales?

Joel: No, hay mucha variabilidad. El sector más poblado es el que tiene menos sedes y menos espacios para desarrollar plazas y actividades. Son fenómenos más históricos, de desintegración social; son barrios en que hay menos organización también, o una de tipo más conflictiva, más clientelar, más vinculada con el narcotráfico. En la comuna hay realidades muy disímiles.

Cuando quieres, además de la gestión, agregar valor y empoderar a la comunidad, empiezas a pensar en proyectos de atención de salud como Salud en Tu Barrio, en educación con las escuelas abiertas en horario verpertino, en cultura con gestores culturales que tratan de llegar a los barrios, o gente que vincula a la comunidad con el municipio. En seguridad también, cuando tienes gestores comunitarios de seguridad.

En cada dimensión de la política se puede añadir un elemento comunitario que es nuevo en la gestión y que además, puede ir cerrando la brecha con el Estado: un ejemplo son los gestores y gestoras comunitarias para diversas temáticas.

Con respecto a la Salud, el programa «Salud en tu Barrio» es un ejemplo importante porque no es atención en una sede desarticulada de la comunidad, sino que es un proceso que parte con capacitaciones con el colectivo Paulo Freire para dar formación a los gestores. Hoy estamos apuntando a grupos humanos que tengan capacitaciones específicas en salud, empoderando a grupos de vecinos que llenan las horas disponibles de la agenda sanitaria de la sede, con un foco especial en las y los vecinos que tienen dificultades para trasladarse. Si alguien no llega al CESFAM porque tiene que cruzar la comuna, es muy posible que lleve 10 años sin hacerse un examen médico preventivo que mida el azúcar, la presión, el colesterol… Ahora es posible que se lo haga en su propia sede vecinal.

Pressenza: ¿Cuáles son las áreas de la comuna que necesitan más atención en estos ámbitos?

Joel: En general, las más periféricas y las más pobres. Las más periféricas, porque el Estado no llega: en general los CESFAM están al medio de la comuna. Y, en el caso de la pobreza, la gente que tiene más recursos no va al CESFAM porque no lo necesita en términos materiales.

Pressenza: Y en esas áreas, ¿hay más narco también?

Joel: Sí, definitivamente. Hay más redes de narco y microtráfico. Sobre todo en zonas de límite con comunas aledañas y en algunas tomas de terreno históricas que vienen de los años 60.

Pressenza: Sabíamos de un edificio que estuvo tomado por los narcos y que lograron desalojar. ¿En qué lugar queda?

Joel: En el sector Lo Ovalle Poniente, lo llamaban el «Edificio del Mal». Es un barrio bien histórico, que originalmente no era un barrio complejo, todo lo contrario. De mucho adulto mayor, casas de tamaño medio. Todo esto tiene una historia anterior, con el candidato del Partido de la Gente (Franco Parisi), que inventó el negocio de conseguirse el terreno, construir y después externalizar los arriendos, lo que generó que éste se fuera externalizando tanto, que la inmobiliaria dejó de percibir recursos, y un grupo se apropió del edificio sin ningún control.

Como alcaldía, hicimos un trabajo de un año y medio, en el que armamos una mesa con Carabineros, PDI, fiscalía y la inmobiliaria. Hicimos una estrategia de desalojo que fue vaciando el edificio de a poco. El municipio tuvo un rol muy articulador y también logístico, con camiones que se llevaban toneladas de basura que salían de las casas y departamentos, y dando servicios sociales a adultos mayores y menores de edad, con traslados a centros asistenciales por distintos tipos de problemas. Todo eso lo hicimos en coordinación con Carabineros, ya que varias personas salían detenidas hasta aclarar su participación: se llegaron a hacer 50, 60 controles de identidad a los habitantes del inmueble.

También fue importante la movilización de los vecinos, que se encadenaron a un edificio cercano para generar visibilización en la prensa, porque Parisi quería desentenderse del asunto.

Pressenza: Bueno, pasemos a las propuestas. Tengo entendido de que hay proyectado un hospital y, previo a eso, varias mejoras a centros de salud planificados. Cuéntanos sobre eso.

Joel: Logramos recuperar la construcción de un CESFAM, que llevaba 8 años detenida, un SAR, que llevaba 12 años sin iniciarse, y nos conseguimos los recursos. Ahora estamos gestionando un COSAM, finalizando la entrega de un comodato con el Servicio de Salud Sur, para llevar a cabo una licitación, y probablemente para 2026, un hospital y un CESFAM nuevo para la comuna. Los diseños tardan, hay que ajustar la planimetría a las condiciones del terreno. Los recursos para construir un hospital no deben salir menos de 150 o 200 mil millones de pesos, lo que es seis veces todo nuestro presupuesto anual. Jamás una comuna con nuestros ingresos podría financiar algo así. Hay gestiones para poder generar esos fondos.

Pressenza: ¿Qué hospitales hay para cubrir la zona Sur de Santiago?

Joel: Barros Luco, el Parroquial y El Pino. La mayoría va al Barros Luco, ese es el que absorbe a la mayoría de la gente del sur de Santiago. Está colapsado y con un problema de varios años desde que quebró el proceso de construcción. En todo el sector sur hay un déficit de camas para cubrir varias comunas, como Lo Espejo, El Bosque, La Cisterna… La ruta panamericana que cruza todas nuestras comunas podría ser un eje para este futuro hospital.

Además de eso, estamos funcionando con dispositivos descentralizados y apuntamos, en colaboración con las sedes vecinales, a dotarlos de equipos e infraestructura para una atención de mayor complejidad: en el futuro, radiografías, pero mientras tanto contamos con exámenes de morbilidad, que es la del médico general. El óptimo sería tener una sala de espera con dos boxes de atención. Ya se está trabajando para eso, con el objetivo de duplicar la capacidad de atención y alcanzar 3500 atenciones al año. Hemos instalado dos salas de rehabilitación comunitaria (una para niños y la otra para adultos mayores con problemas de movilidad), lo que complementa los servicios existentes en los CESFAM, que están muy saturados.

También nos encantaría contar con una segunda farmacia municipal, una óptica popular y estamos prestando servicios de asistencia social en las sedes. La idea es acercar la mayor cantidad posible de servicios de salud a los barrios en que viven los vecinos.

Pressenza: Sin duda, La Cisterna es lo que se denomina una «alcaldía ciudadana», como también las hay en otras comunas de la Región Metropolitana y regiones. ¿Tienen algún tipo de coordinación?

Joel: Hay relaciones más políticas con los municipios de Cerro Navia, Pudahuel, San Joaquín, Recoleta, El Bosque, Lo Espejo y esa relación está dada por la capacidad de «salir del ombligo propio», que en los primeros periodos de una alcaldía es muy difícil. La contingencia actual ha circunscrito al progresismo a la gestión de gobierno. Yo hoy soy parte de Acción Humanista tras ser independiente de izquierda, y creo que estos municipios apuntan a constituirse en un sector político dentro de la alianza de gobierno, para hacer frente a la derecha que tiene un proyecto político diferente. Y desde La Cisterna también nos diferenciamos por hacer una política multipolar (tenemos mesas de trabajo con municipios chinos) y latinoamericanista (colaboramos con el gobierno hondureño de Xiomara Castro, esposa del depuesto presidente Manuel Zelaya).