“Gustavo nos deja su gran legado, una teología hecha desde la vida misma, desde la opción preferencial por los pobres y una herencia que nos invita a seguir comprometiéndonos con los pobres y excluidos de nuestras sociedades”.
Tales fueron las palabras de Silvia Cáceres Frisancho, directora del Instituto Bartolomé de las Casas, sobre el fallecimiento del padre Gustavo Gutiérrez a los 96 años, ocurrido el martes 22 de octubre.
“Fue un defensor incansable de la opción preferencial por los pobres, frase que él acuñó y que se integró al Magisterio de la Iglesia como un camino fundamental para vivir nuestra fe”, manifestó el cardenal electo Carlos Castillo, arzobispo de Lima.
“Este amigo nuestro, sacerdote peruano, acompañó a la Iglesia durante toda su vida, siendo fiel en los momentos más difíciles, recordándonos siempre que el verdadero pastor debe cuidar de sus ovejas, especialmente, de los pobres”, dijo el arzobispo Castillo.
Su obra más destacada, Teología de la Liberación. Perspectivas (1971), transformó la manera de entender la fe cristiana al vincularla directamente con el compromiso social y la lucha por los derechos de los más pobres y oprimidos.
Reconocido por su cercanía con las comunidades marginadas y su incansable trabajo en favor de los desfavorecidos, Gutiérrez fue también un referente en la reflexión teológica contemporánea, influyendo decisivamente en el Concilio Vaticano II y en diversas corrientes pastorales.
El cardenal Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, narró su último encuentro con el dominico peruano, y expresó su deseo de que el testimonio de Gutiérrez nos ayude a seguir caminando en presencia de Jesús para el servicio de la humanidad.
Reconocimiento del papa Francisco
El padre y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez recibió una emotiva carta de saludo enviada por el sumo pontífice de la iglesia Católica cuando celebró 90 años de edad, hace seis años.
“Me sorprendió gratamente la carta del Papa Francisco. Le agradezco mucho ese saludo y quiero que sepa que me inspira para continuar con las tareas que tengo como sacerdote” dijo entonces Gutiérrez.
“Me uno a tu acción de gracias a Dios por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, a través de tu servicio teológico y de tu amor preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad” le escribió el Papa Francisco al padre Gustavo Gutiérrez.
Una trayectoria comprometida
Gustavo Gutiérrez Merino nació en Lima en 1928 y se ordenó como sacerdote en 1959 y dominico desde 2001. Prosiguió sus estudios en Lovaina y en Lyon, en Francia.
Fue asesor nacional de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) y uno de los principales representantes de la corriente teológica denominada teología latinoamericana de la liberación, una de las más influyentes del siglo XX.
Es, asimismo, fundador del Instituto Bartolomé de las Casas, con sede en Lima y el Cusco.
Considerado como el iniciador de la llamada Teología de la Liberación, su obra se presenta como una crítica del estado de pobreza y de esclavitud del pueblo latinoamericano y revaloriza teológicamente los esfuerzos de liberación en aquel continente.
Su obra La teología de la liberación (1971) ha sido traducida a varios idiomas; otros libros que cabe recordar son Teología desde el reverso de la historia (1977) y La fuerza histórica de los pobres (1982).
Sus propuestas teológicas se centran en la relación entre salvación, liberación y desarrollo; y en la opción preferencial por los pobres.
Sus planteamientos siempre se han mantenido críticos contra las estructuras sociales injustas que perpetúan la pobreza en América Latina y a las posturas clericalistas al interior de la Iglesia.