Estos últimos días hemos tenido dos situaciones con un personaje común en ambas que tienen una carga simbólica ineludible. En una, el actual presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, de visita al rey español, la primera en 9 años de un presidente de esta institución. En otra, el mismo rey Borbón es rechazado como representante español en la toma de posesión de la nueva presidenta de México Claudia Sheinbaum. Las reacciones de distintos bandos políticos y de consorcios mediáticos es clara. En cuanto a la primera situación, la prensa española, con alguna excepción a reseguir en lupa, alabó la “normalidad” institucional que suponía la visita de Illa al Borbón (por cierto, cuando las instituciones, o algunas de ellas están más o menos cercanas cuando no caídas directamente en la pudrición, ¿es bueno normalizarlas? ¿No sería mejor arrasarlas y hacer de nuevas? Pero esta es una liebre que no voy a seguir). La prensa catalana de orden también se lo miró con simpatía, pero alguna otra más escorada a la izquierda habló de lo que cualquier persona que no precise políticamente de lo que una vez escribimos “un oculista, o un otorrino, tal vez un psiquiatra” consideraría obvio: sumisión, pleitesía y sometimiento (son sinónimos, no hay que hacer esfuerzo interpretativo). Por lo que respecta a la segunda situación, aún hay más unanimidad en la parte española que puede resumirse con estas palabras: incorrección, afrenta, provocación inaceptable, “falta de respeto a nuestro país” (FAES)… Chorradas reaccionarias. Sabemos el origen de este rechazo a que el Borbón español no asistiera a los actos de la nueva presidenta mexicana: una carta impecable, moderada y equilibrada que el entonces presidente de la república López Obrador dirigió con fecha 1 de marzo de 2019 al monarca con motivo de los 200 años de la independencia que se celebraría en 2021. Vale la pena leerla. Se dicen cosas tan elementales que no precisan de muchas entendederas para reconocer como evidentes las brutalidades del imperio español. El hecho de no responder a esta carta, aunque fuera con una cortesía elusiva propia de la diplomacia, dice mucho del Borbón y de los que de derechas o de izquierdas (izquierdas en un sentido muy general, muy general), con o sin otorrino u oculista, le ríen las gracias al hijo del corrupto (con el que se sigue reuniendo el Borbón rey porque son padre e hijo y reyes por la justicia de los espermatozoides) e hincan la rodilla. Súbditos, no ciudadanos. El partido del presidente español y él mismo han manifestado su indignación y su vasallaje sin el menor reparo. Las elementales, justas y racionales demandas mexicanas son dejadas al margen por el partido mayoritario del gobierno, monárquico servil hasta la médula². A nadie debe haber extrañado.

Salvador Illa es presidente de la Generalitat de Catalunya desde el 8 de agosto. Lo que permitió su presidencia fue un pacto con ERC puesto que el PSC está muy lejos de la mayoría absoluta en el parlamento catalán. En este pacto o acuerdo de investidura, se detallan muchos puntos ya que tiene 25 páginas. El aspecto más conocido de este acuerdo es la “financiación singular” que ha soliviantado a monárquicos constitucionalistas de todas las derechas y a algunos de izquierdas (izquierdas en un sentido muy general, muy general). “Concierto separatista” (sic) lo llaman. Pero hay otros muchos puntos con mayor o menor importancia. Lo único que este acuerdo ha representado de forma inmediata es que el dirigente del PSC es presidente de la Generalitat de Catalunya. Eso es seguro, lo demás se verá, si es el caso, dentro de los próximos meses. Las opiniones sobre lo que se llegará a cumplir de este acuerdo, dejando al margen la caverna carcamal del PP-Vox, se dividen en estos grupos:

1) Se irá cumpliendo progresivamente.

2) Se cumplirán solamente las partes menos comprometidas con el orden monárquico constitucionalista español.

3) No se cumplirá casi nada que merezca la pena calificar de relevante.

Innecesario será añadir que me sitúo en el tercer grupo. Dispuesto a equivocarme ya que toda afirmación factual es susceptible de comprobación empírica en el inmediato futuro. ¿Pongamos un año, dos, tres? Más ya es hacer el tonto. Así que de aquí a un tiempo iremos comprobando cual de estos tres grupos llevaba más razón.

De momento tenemos declaraciones de intenciones que siempre ayudan a orientarse. Y tenemos ya algunas docenas de elementos declarativos de intenciones por parte del nuevo gobierno de la Generalitat de Catalunya. Uno importante es la prioridad expresada por este gobierno de ampliar el aeropuerto de El Prat. En un artículo de 2021, se publicaban distintos estudios y se concluía: “Los datos y el sentido común en este escenario de necesidad de acciones urgentes para mitigar el cambio climático aconsejan retirar este proyecto, una vez más. Su presentación ante los desafíos actuales solo habla de la doble moral de los postulantes, piden recortes sin cesar a los derechos ciudadanos, y no los aplican donde toda la humanidad, las instituciones internacionales y el mismo planeta con sus rebotes ambientales solicitan”. Adelante, las intenciones de este gobierno son claras. Como también es una declaración de intenciones sin ambigüedades los elementos que componen este gobierno. Veamos algunos de los miembros y altos cargos ya designados. Con unos pocos, será suficiente.

El presidente es el aludido Salvador Illa que se declara “humanista cristiano”, algo que como no hace falta insultar a la inteligencia de los posibles lectores o lectoras de estas líneas no tiene nada que ver con aquello que se conoció como “cristianos por el socialismo”. “En el PSOE y también en el PSC, los denominados ‘cristianos socialistas’ están organizados y constituidos como un lobby en favor de los intereses de la Iglesia católica y la Iglesia católica misma intenta, a su vez, impulsar la carrera de estos políticos socialistas católicos”, podía leerse en un reciente artículo de alguien que ha dedicado parte de su vida a denunciar los privilegios inmensos y el poder arbitrario y consentido por todos los gobiernos de la iglesia católica desde la caída de la II República española hasta ahora, incluido el actual. Y, claro, no puede ocultarse que Illa estuvo en la fascistoide manifestación nacionalista española de octubre de 2017 con Ciudadanos, PP y Vox. Sin olvidar tampoco que fue un defensor de la aplicación del artículo 155 en Catalunya y aún de que debía haber sido aplicado antes como manifestó en una entrevista en Tv3.

Algunos miembros del gobierno del PSC vale la pena destacarlos. Uno es Ramón Espadaler, Conseller de Justícia i Qualitat Democràtica. Este es un veterano de distintos gobiernos de la Generalitat y con una impronta derechista reaccionaria meridiana. Las grandes movilizaciones en defensa de las libertades y del derecho de autodeterminación de Catalunya tuvieron muchas consecuencias. Una de las buenas fue la desaparición de Unió Democràtica, el partido que junto con Convergència formaron durante muchos años Convergència i Unió. Unió Democràtica fue un partido derechista, reaccionario, constitucionalista y católico que estuvo dirigido por el derechista, reaccionario, constitucionalista y católico Durán i Lleida. Y otra consecuencia de aquellas movilizaciones es que este personaje ha desaparecido de la política cotidiana catalana lo que ya es muy de agradecer. Actualmente colabora con la patronal española CEOE. Comme il faut, claro. Espadaler es un «antiabortista, tránsfobo y antifeminista», según la opinión de Irene Montero. Opinión que el menor contraste con la historia del personaje verifica sobradamente. Un reaccionario de libro.

Olga Pané es la Consellera de Salut. Buena amiga de la sanidad privada representa un peligro para el mantenimiento, no digamos la mejora, de la sanidad pública. Recordemos que alrededor del 69% de los hospitales y del 56% de las camas existentes en Catalunya son de titularidad privada. El negocio sanitario privado tiene motivos para frotarse las manos con la nueva Consellera. Algo sobre el historial de esta mujer puede saberse aquí. La sanidad es un servicio público que si se le dota de menor financiación de la necesaria para que sea de calidad, la gente cada vez está menos satisfecha y a continuación desconfía más de este servició público para beneficio del sector privado. Conocemos en distintos lugares del mundo esta secuencia. Como muestra el siguiente gráfico, Catalunya es una de las comunidades con mayor porcentaje de privatización de la sanidad.

Jaume Duch, el responsable de las relaciones con la Unión Europea ejerció como responsable de Comunicación en el Parlamento europeo donde se distinguió por sus continuos ataques al procès. Proviene también de Unió Democràtica, muy derechista el hombre.

Miquel Sàmper es el responsable de Empresa i Treball. Proviene de Junts. Carne y uña con el sector empresarial. Derechista, claro.

Mònica Martínez es Consellera de Drets Socials i Inclusió. Entre 2021 y 2023 fue investigadora principal y coordinadora científica del equipo de investigadores que apoya al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en la evaluación de los itinerarios de inclusión asociados al Ingreso Mínimo Vital (IMV). Un IMV cuyos resultados desastrosos son conocidos en distintos continentes y en estas páginas hemos publicado muchos datos al respecto. En esta Conselleria está ubicada la Oficina del Plan Piloto de la Renta Básica. El secretario general de esta Conselleria es cualquier cosa menos amigo de la Renta Básica, se llama Raúl Moreno. Entre esta mujer y este hombre no es aventurado pronosticar que el plan piloto que diseñó la oficina de la Renta Básica, oficina cuyo mantenimiento por cierto formaba parte del acuerdo con ERC, se desdibujará. Se trataba de un plan piloto que gozó de la admiración de la comunidad científica internacional por sus aspectos novedosos y no practicados en los anteriores planes piloto que se han realizado en distintas partes del mundo. El pleno del Parlament de Catalunya del 10 de marzo de 2023 votó mayoritariamente que el Plan Piloto de la Renta Básica fuera retirado. “Quien llevó la iniciativa fue el Partido de los Socialistas de Cataluña que tuvo el apoyo de todas las derechas moderadas y extremas: Junts, PP, Ciudadanos y Vox. Defendieron el Plan Piloto todas las izquierdas: ERC, ECP y CUP”, como se explicó en su momento detalladamente en un artículo. El nuevo plan piloto no sabemos cómo será, si es que se acabará haciendo, pero tal como vemos al PSC en esta cuestión es apostar sobre seguro vaticinar que cualquier semejanza con el plan ya diseñado será algo parecido a la que puedan tener un huevo y una castaña. En realidad, lo raro será que tenga alguna cosa que ver con la renta básica. El PSC llegó incluso a poner en el programa electoral del 12 de mayo: “cierre de la Oficina del Plan Piloto para implementar una Renta Básica”. Por si a alguien le cupiera la menor duda de su apuesta por los subsidios condicionados para pobres tipo IMV de tan gloriosa trayectoria que no llega al 13% de la población que vive bajo el umbral de la pobreza. El PSC está completamente alejado del principio de universalidad. Escribía recientemente Jeremy Corbyn: “El principio de universalidad es el principio de una sociedad que se preocupa por todos. Un principio por el que merece la pena luchar”. Claro que el PSC es a Jeremy Corbyn como el IMV a la renta básica. Un mundo los separa.

Para finalizar con alguien. David Bonvehí, ex líder del Partido Demócrata Catalán (PDeCAT) será director general de Economía Social y Cooperativas. El partido que lideró y que hoy apenas nadie recuerda no se caracterizó por su defensa intransigente de los derechos de la mayoritaria clase trabajadora. Ni de la minoritaria campesina. Precisamente, y por decirlo de la manera más amable y desenfada posible.

Cuando se lee que los consorcios mediáticos españoles y la derecha extrema y la extrema derecha califican a este gobierno catalán de “independentista” o en las garras del independentismo, solamente puede caber una explicación: lo que se cree o hace creer a gran parte de la población del reino de España que no vive en Catalunya es tan distante de la realidad como la que muchas personas aquejadas de un traumatismo craneal fuerte sufren al afectarles a buena parte de sus facultades cognitivas. Como cuando se leen artículos de la prensa española sobre la “discriminación” de la lengua castellana en Catalunya. Una reciente encuesta del contrario al independentismo ayuntamiento de Barcelona ilustra acerca del retroceso del catalán y del ascenso del castellano. Este gráfico resume a la perfección el uso de las lenguas en Barcelona.

El catalán lo usa el porcentaje más bajo de la población desde 1989, año que empezó a realizarse esta misma encuesta. Y, algo que quizás pueda sorprender: Según el poco aquejado de “virus nacionalista”² Observatorio de las Discriminaciones en Barcelona, “hablar catalán (125 denuncias de 865) es el cuarto motivo de discriminación en la capital catalana por detrás del racismo y la xenofobia (230), cuestiones de salud como el VIH y los trastornos de salud mental (217) y la LGTBTI-fobia (205).” ¿Aparecerá una noticia así en la prensa española? La pregunta es una broma, claro.

Tiempo habrá de constatar si los hechos contradicen la opinión expresada o, por el contrario, si empeoran aún más las negras previsiones que para alguien de izquierdas hace prever este gobierno. Describir a este gobierno de izquierdas es tener una concepción de lo que son las izquierdas extremadamente fláccida. A diferencia del gobierno español, el gobierno catalán no tiene la “suerte” de amenazar que ante el peligro de extrema derecha y derecha extrema son la mejor alternativa. Aquí la posibilidad de que gobernase una coalición nacionalista española PP-Vox no existe. La fuerza política xenófoba nacionalista catalana de Aliança Catalana es muy minoritaria en el parlamento catalán. Lo que podría gobernar sería Junts, según la coyuntura, claro. La derecha catalana de Junts es derecha, sin duda, pero no proviene del franquismo ni es actualmente profranquista como el PP y Vox, partidos de los que está muy distanciado por razones evidentes. En Catalunya, quien tiene un programa de política económica y social más próximo a la derecha de Junts es precisamente el PSC. No hay diferencias substanciales. Fueron ambos partidarios del Hard Rock, de la ampliación del aeropuerto del Prat, de la supresión de la oficina del plan piloto de la renta básica, de la Copa América de vela tutti quanti. Calificar a este gobierno de izquierdas es tener una concepción realmente amplia (por laxa, no por racional) de las izquierdas.

Para ir terminando. Será un buen indicador de las obras de este gobierno hacer el seguimiento de la actitud del mismo por lo que se refiere a la aplicación de la amnistía. Como se sabe en Catalunya, quizás mucho menos en el resto del reino, de las solamente 118 personas amnistiadas, 51 son policías, a los que se les ha aplicado la ley de amnistía con una celeridad fantástica. No se ha rechazado ninguna solicitud que haya implicado algún policía. Según Òmnium Cultural hay 697 personas que se pueden beneficiar de la amnistía, según la fiscalía española, 486. La inmensa mayoría está esperando que se les aplique la ley, pero topa ante el muro de la consciente, beligerante y reaccionaria obstaculización del aparato judicial heredado del franquismo sin la menor depuración. Veremos la actitud del gobierno de la Generalitat de Cataluña.

Foto de Miquel Bohigas Costabella/Flickr

El 1 de octubre se cumplirá el séptimo aniversario de una de las movilizaciones políticas más masivas de una nación para poder votar el derecho a la autodeterminación. Pocas, si algunas, movilizaciones han sido tan sostenidas en el tiempo y tan masivas como la catalana en la Unión europea, y en gran parte del mundo, en las últimas décadas. Pocos días después del referéndum del 1 de octubre de 2017, escribíamos dos editores en estas páginas:

Cuarenta y ocho horas después de la jornada del referéndum del 1 de octubre, Catalunya vivió lo que unos llamaron huelga general y otros paro cívico, pero que en cualquier caso movilizó a centenares de miles de personas y en algunas ciudades las concentraciones fueron de una masividad desconocida hasta ahora. El referéndum del 1 de octubre, pase lo que pase en los próximos días y semanas, será recordado, y no sólo en Catalunya, como una de las jornadas más espectaculares de lucha pacífica de la población por el derecho a la autodeterminación, y en contrapartida, también como una de las más contundentes represiones de las fuerzas policiales contra los derechos de reunión, expresión y voto. Incluso en medios políticamente tan moderados como The Economist podía leerse en un reciente editorial: “Si el señor Rajoy pensaba que rompiendo cabezas pondrían fin al secesionismo, no podía estar más equivocado.”

A siete años de aquel referéndum mucho han cambiado las cosas, pero algo que puede asegurarse es que “pase lo que pase en los próximos días y semanas, será recordado, y no sólo en Catalunya, como una de las jornadas más espectaculares de lucha pacífica de la población por el derecho a la autodeterminación, y en contrapartida, también como una de las más contundentes represiones de las fuerzas policiales contra los derechos de reunión, expresión y voto”.

Y sigue recordado siete años después. El “secesionismo” no está en sus horas más álgidas de los últimos años, pero decir que está muerto es confundir los deseos que algunos tienen con la realidad. Eso sí, como queda dicho, los componentes de las fuerzas policiales han sido amnistiados, la mayoría del otro bando no. Pero el recuerdo de las movilizaciones que culminaron el 1 y el 3 de octubre de 2017, y de las muchas horas vividas en la calle junto a miles de personas, permanecerá. Como dijo el gran poeta inglés muerto en Mesolongi: “Hubo un tiempo… ¿recuerdas? su memoria vivirá en nuestro pecho eternamente…”. Hay mucha gente que trabaja para que la defensa de la autodeterminación nacional sea otra vez más un presente que un recuerdo.


¹ Lo decía meridianamente claro el veterano periodista mexicano Federico Arreola: “México lo entiende como un desaire a la institución monárquica, no al pueblo español, que es muy querido como ha recordado Sheinbaum; además somos apasionadamente republicanos. Los Estados Unidos de México nunca reconocieron al régimen del general Franco, mantuvo las relaciones con el Gobierno de la República española en el exilio hasta la muerte del dictador. Sheinbaum ha indicado que Felipe VI no ha sido invitado por negarse a pedir disculpas por los excesos de la Corona contra el pueblo indígena”.
La prensa española, por el contrario, siente herido el orgullo patrio español. Después vuelvo con esta monserga reaccionaria.

²“Virus nacionalista” que, en el reino de España, para algunas personas, quizás demasiadas, de la izquierda española es únicamente catalán, vasco o gallego. Virus nacionalista español no, parece que no existe. Aunque haya PP, Vox, gente en el PSOE como Lambán, Page o Guerra, que transpiran permanentemente nacionalismo gran español, parece no existir. No debe ser nacionalismo español, debe ser algo así como internacionalismo proletario. Lo decía con mucha gracia Albert Pla: “Si un catalán dice que ama Catalunya, quiere decir es una persona que odia a todo el mundo menos a los catalanes. Pero un español que ama España, no es nacionalista, porque es una persona que ama a España y, cuando se ama España, se ama a todo el mundo. Si un catalán habla catalán, es por que odia a las demás lenguas. Si un español habla español es lo normal. Si un catalán lee en catalán, es un acto de nacionalismo. En cambio, que un español lea en castellano, es lo normal. Si un catalán lee en catalán es porque está subvencionado por la totalidad de los españoles que no se explican porque un catalán lee en catalán pudiendo leer en castellano. Si un español habla castellano es para entenderse con todo el mundo. Pero si un catalán habla catalán, es para que nadie pueda entenderlo. Que un español le diga a un catalán que hable en castellano es lógico. Pero que un catalán le diga a un castellano que hable catalán, es intolerable”.

El artículo original se puede leer aquí