Exactamente treintaiún años han transcurrido desde el primer Foro Humanista Mundial. El evento, que se realizó en Moscú los días 7 y 8 de octubre de 1993 en la Academia de Administración de Moscú contó con la participación de renombrados académicos de la Academia de Ciencias de Rusia como Iván Frolov, Serguéi Semenov, Boris Koval, junto al fundador de la corriente del Nuevo Humanismo Mario Rodríguez Cobos (Silo) y numerosos humanistas de varias latitudes.

En el día previo al evento, se realizó una ceremonia en la que Silo fue distinguido por la Academia de Ciencias de Rusia con el título de Doctor Honoris Causa. En esa ocasión, defendió su tesis sobre las «Condiciones del Diálogo», concluyendo su presentación con estas palabras: «… no habrá diálogo cabal sobre las cuestiones de fondo de esta civilización hasta que se empiece, socialmente, a descreer de tanta ilusión alimentada con los espejuelos del sistema actual. Entre tanto, el diálogo seguirá siendo insustancial y sin conexión con las motivaciones profundas de la sociedad. Sin embargo, está claro que en algunas latitudes se ha comenzado a mover algo nuevo, algo que empezando en diálogo de especialistas estará luego ocupando la plaza pública».

Al día siguiente, en la inauguración del Primer Foro Humanista Mundial, Silo señaló que el objetivo de este foro sería el de estudiar y fijar posición sobre los problemas globales del mundo,  relacionando estructuralmente los fenómenos de la ciencia, la política, el arte y la religión.

Precisó además que el Foro “tiene la ambición de convertirse en un instrumento de información, intercambio y discusión entre personas e instituciones pertenecientes a las más diversas culturas del mundo, y que “pretende, además tomar un carácter de permanente actividad de manera que toda información relevante pueda circular de inmediato entre sus miembros.”

El pensador humanista instó entonces a fundar las bases de una discusión global, comprendiendo que “en esta civilización planetaria que comienza a gestarse, la diversidad de posiciones, valoraciones y estilos de vida prevalecerá en el futuro a pesar de los embates de las corrientes uniformantes.”

A partir de aquel icónico primer Foro humanista, se sucedieron dos foros mundiales, en ciudad de México en Enero de 1994 y el año siguiente en Santiago de Chile, en el Encuentro Abierto del Humanismo, que contó con la participación activa  de más de cien organizaciones y delegaciones de 30 países.

En la apertura de este último, se volvió a insistir sobre el carácter permanente del Foro, afirmándose la necesidad de encontrar “la forma de relacionar entre sí a personas y agrupaciones que desean intercambiar, informar e informarse, exponer y producir con el objetivo de contribuir de modo permanente al proceso de humanización”, De lo contrario, se señaló entnces, “es de esperar que las buenas intenciones queden sin futuro”.

Atentos al fuerte proceso de regionalización en curso, los siguientes Foros se desarrollaron de manera regional. De este modo, luego de sucesivos eventos subregionales preparatorios, tuvieron lugar en el año 2006 el Primer Foro Humanista Africano en Dakar, el Primer Foro Humanista Latinoamericano en Quito y el Primer Foro Humanista Europeo en Lisboa.

Poco después, se realizó el I Foro Humanista de la región Asia Pacífico en Mumbai y el I Foro Humanista de Norteamérica en Nueva York.

A partir de entonces, dando continuidad al impulso humanizador a escala regional, se sucedieron el  II Foro Humanista Latinoamericano en La Paz  – con la participación del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales Ayma -, el II Foro Humanista Europeo en  Milán, el II Foro Centroamericano de Nuevas Generaciones Humanistas por la No Violencia, en San Pedro Sula, el  II Foro Humanista Africano en Nairobi, el II Foro Humanista de Asia-Pacifico en Katmandú y en Noviembre de 2008, el III Foro Humanista Latinoamericano en la ciudad de Buenos Aires.

Durante este periodo se desarrollaron también Foros humanistas a nivel nacional, local, barrial e incluso abordando temáticas específicas, expandiendo así la posibilidad de intercambio y participación al arraigo territorial y la base social.

La explosión de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos daría por entonces la razón a las voces que, en el marco de los foros humanistas denunciaban la monstruosidad de la economía especulativa y presentaban alternativas de reorganización económica favorables al desarrollo humano.

La I Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, que recorrió el planeta entre Octubre de 2009 y Enero de 2010, conectó nuevamente todos estos esfuerzos humanistas, sumando a las más diversas culturas en el sentir y la necesidad común de un mundo mejor.

El mundo se hizo eco de este clamor de cambios en 2011, en el que los jóvenes protagonizaron, una vez más, un grito de rebelión concomitante en los lugares más distantes como El Cairo, Madrid, Santiago de Chile, Nueva York o Hong Kong.  Alzamientos esperanzadores que fueron reprimidos y finalmente absorbidos por un sistema en evidente decadencia, pero aun con capacidad de manipular y desviar a los pueblos de sus mejores aspiraciones.

El Humanismo, presente y activo en todo el impulso de transformación, continuó por su parte desarrollando Foros, que mantuvieron una fuerte presencia en el África Occidental, teniendo como sedes sucesivamente a Costa de Marfil, Malí, TogoGuinea Conakry, nuevamente en Abidjan, Ghana y Benín, donde tuvieron lugar siete Foros Humanistas entre 2010 y 2018.

A partir de este año, se retomaron también los eventos regionales en Europa, con el V Foro Humanista Europeo en Madrid y en Santiago de Chile, donde se realizó el IV Foro Humanista Latinoamericano bajo el título “Construyendo convergencias”. En 2020, atravesado el mundo por la pandemia del coronavirus, el V Foro Humanista Latinoamericano se organizó bajo la modalidad virtual, constituyéndose 27 redes temáticas con la participación de organizaciones y personas de 22 países.

Presente y futuro del Foro Humanista Mundial  

En la actualidad, es evidente la necesidad de reunir esfuerzos para dejar atrás un sistema regresivo y destructivo de valores y organización social. La urgencia de hacer cesar los conflictos bélicos y evitar más muertes y genocidios, la exigencia de lograr condiciones de vida digna para vastos grupos humanos, superando el hambre y la miseria, la premura de transformar una economía depredadora para detener el deterioro medioambiental, entre otras prioridades, están a la vista y constituyen una mirada compartida por la mayoría de la humanidad.

Sin embargo, el poder concentrado, al igual que en otros períodos históricos, enceguecido y anestesiado ante el dolor ajeno, se niega a desarticular su maquinaria de acumulación irracional.

Ante ello, los grandes conjuntos humanos requieren articular sus fuerzas en un esfuerzo planetario de diálogo, acción concertada y convergencia entre culturas y pueblos que abra las compuertas a un nuevo momento de la Historia. Ése es el espíritu que anima el presente del Foro Humanista Mundial, que, fiel a su propósito inicial, continúa empeñado en constituirse en el espacio propicio para fortalecer de manera permanente los lazos entre todos los que luchan a diario en los distintos ámbitos por un futuro radicalmente diferente.

Un futuro que para hacerse realidad, como viene sosteniendo el Humanismo Universalista desde sus mismos inicios, debe abordarse desde una transformación simultánea del entorno social y de la interioridad humana, desnaturalizando y desterrando todo impulso violento y todo rasgo de discriminación.

Desde estas premisas básicas incluyentes de la diversidad, y a poco más de tres décadas de dar sus primeras señales, el Foro Humanista Mundial anima a acometer el desafío de superar el individualismo y la desestructuración social del presente. El acercamiento fraterno, la vocación de emprender tareas en colectivo, la convergencia de intenciones, la posibilidad de integrar y reconciliar antiguas diferencias en función del bien común, la reconstrucción del tejido social, representan hoy actos revolucionarios imprescindibles.

Una revolución que nos colocará en la mejor condición de comprender que no habrá progreso si no es de todos y para todos, que invitará a construir con lo mejor de cada pueblo una Nación Humana Universal, sin fronteras, ni exclusiones. Una revolución que surgirá desde lo más profundo de la especie para dar paso a un nuevo tipo de humanidad.