por Andrés Figueroa Cornejo

A 5 años de la revuelta popular, este 18 de octubre de 2024, organizada y coordinadamente,  diversas agrupaciones políticas y sociales anticapitalistas, rebeldes, feministas de clase, junto a  dirigentes sindicales y gremiales, comunidad LGTBIQ+, luchadores del pueblo mapuche  autonomista, juventud antifascista y una amplia constelación de colectivos antiimperialistas y  socialistas revolucionarios, se autoconvocaron para realizar una jornada de protesta en Santiago. 

Las manifestaciones iniciaron en la mañana, entre acciones de propaganda, ollas comunes, marchas  de estudiantes secundarios y Estudiantes por la Causa Popular. Efectivos de Fuerzas Especiales de  Carabineros se desplegaron por las plazas centrales de la capital chilena, empadronando jóvenes y  hostigando a la población que camina y disfruta de los pocos parques que existen. 

Por la tarde, a las 18.30 horas en punto, cientos de personas se dieron cita en la Casa Central de la  Universidad de Chile, desde donde salieron a la Alameda, ordenadamente, tras un lienzo que decía  «A retomar las calles con organización y protesta popular». Desde allí y en dirección a Plaza de la Dignidad, marcharon en un conjunto compacto que alcanzó el millar de personas mientras avanzaba al lugar icónico de la revuelta social.

Cada tanto, la caminata anticapitalista se detuvo para vitorear un mensaje: «A 5 años del alzamiento popular volvemos a reivindicar la gran lucha que inició nuestro pueblo aquellos días 18 y 19 de  octubre a lo largo del territorio nacional, donde se demostró la fuerza imparable de la clase  trabajadora y el pueblo en justa rebelión contra los que acumulan la riqueza y el poder. La actual  crisis del capitalismo imperialista se manifiesta en las guerras, el hambre, la explotación y la  destrucción de la naturaleza. Sin embargo, los pobres del mundo han comenzado a rebelarse,  demostrando día tras día que la rebelión se justifica plenamente». 

Los contenidos de las intervenciones también plantearon que «En Chile, el falso Acuerdo por la Paz y la nueva constitución del 15 de noviembre de 2019 fue una maniobra del poder para desmovilizar  al pueblo y recobrar la iniciativa con el fin de salvar su régimen político. No obstante, las luchas  populares iniciadas en 1990 -en contexto de democracia capitalista- y acentuadas en los 2000 siguen vigentes, como lo fueron y lo son el 2006, 2011 y 2019, hasta el día de hoy. En los últimos tiempos, el bloque en el poder ha intensificado la represión contra los pueblos en lucha por sus derechos sociales, políticos, económicos y culturales, con el fin de imponer su completa dominación». 

Asimismo, los pronunciamientos se refirieron a que «gracias a la generosidad política de diversos  activos que se oponen decididamente al régimen del lucro, a los salarios miserables, a las  opresiones de toda clase, a la corrupción institucional, a un sistema político al servicio de los  grandes grupos económicos, a las deudas infinitas, a la inexistencia de derechos, hoy comienza la  recomposición de las fuerzas sociales y políticas, rebeldes y anticapitalistas, mediante una señal  nítida de unidad como lo exhibe esta propia marcha». 

Los letreros que constituyeron la caminata unitaria hasta Plaza de la Dignidad, representaron la  exigencia de verdad y justicia para los asesinados, amputados oculares y torturados por el Estado  desde la revuelta de 2019 hasta la actualidad. Igualmente, se expresaron los llamados a la libertad  de los prisioneros políticos mapuche y no mapuche, y se reivindicó la resistencia del pueblo de  Palestina. 

Por fin, empieza a dibujarse la promesa de una alternativa política y social jugada por la  construcción del poder popular, la independencia política de la clase trabajadora y los pueblos  respecto del Estado empresarial, racista y subordinado a la tutela y las clases dirigentes de Estados Unidos. 

Al término de esta nota, por arriba y a la derecha, continuaban las reyertas palaciegas entre la  presente administración de La Moneda y su complemento u oposición sistémica, debido a la  corrupción institucionalizada, los casos vinculados al lobbista y delincuente de los ricos Luis Hermosilla y compañía, y la reciente destitución del segundo individuo del Ministerio del Interior,  Manuel Monsalve, a causa de haber cometido eventuales violaciones sexuales. 

En tanto, abajo, volcánicamente, la esperanza organizada y unida se tomó la Alameda, a pesar de la represión y el odio del poder.

El artículo original se puede leer aquí