Consecuencias sobre las comunidades atacameñas
La comunidad atacameña de Coyo, a través de un recurso de protección interpuesto ante la Corte de Apelaciones de Antofagasta, intenta anular el acuerdo de operación de explotación del litio en el Salar de Atacama, de las empresas CODELCO y SQM, argumentando una serie de irregularidades e ilegalidades. Simultáneamente y en este conflicto exigen la realización de consulta indígena, apoyando su requerimiento en sus prerrogativas legales vigentes en acuerdos internacionales reconocidos por el Estado Chileno. Anita Zamora, presidenta de la comunidad atacameña de Coyo, señaló a la prensa que: “La política nacional del litio lo que ha hecho, en la práctica, es determinar, sin criterios claros, verdaderas zonas de sacrificio en nuestros salares. Nuestro territorio, patrimonio, están amenazados. Como comunidad lo que queremos es básico y mínimo: respeto a nuestra forma de vida, cosmovisión, y el cumplimiento de la ley y los tratados internacionales. El acuerdo Codelco-SQM vulnera gravemente todo aquello”.
Desastres ambientales del extractivismo de cloruro de sodio
Los momentos actuales de creciente deterioro ambiental de la tierra, que según nos informan los científicos especializados lleva una dirección que crecientemente amenaza la vida en su diversidad, incluyendo una dificultad para la supervivencia de las futuras generaciones humanas, coloca un punto inevitable en la proyección del extractivismo en Chile. A nivel global las políticas militaristas han descarrilado los acuerdos de París, haciendo inviable el cumplimiento de metas en los tiempos calculados para detener la situación descrita. En este sentido la Paz y la Noviolencia, no sólo es una propuesta ética, sino que también resulta una necesidad de supervivencia. Ya es tiempo de que la ciudadanía tome postura en este choque ideológico, entre las políticas belicistas y las agendas de Paz y noviolencia, pues lo que se defina ahora marcará las probabilidades para nuestras futuras generaciones.
Propuesta referida al cuidado del medioambiente
No podemos propiciar soluciones ecológicas sin modificar el poder económico que actúa en las áreas de desastre. El poder está en la base social. Está dormido en la comuna y en el barrio. El poder de la gente no está en los parlamentos porque las leyes que deberían presentarse y prosperar, ni se presentan ni prosperan… seguramente porque entre la gente y sus representantes en los parlamentos se interpone el poder del dinero. Es fundamental una democracia real descentralizada donde la comuna y el barrio retengan el máximo poder. Nuestra organización debe resultar de la coordinación de bases comunales y barriales y la acción debe apoyarse en acciones concretas de denuncia y propuesta.
Los problemas de la gente surgen por la acción de las multinacionales contaminantes y depredadoras, y del complejo militar-industrial. Son ellos los que financian a los grandes partidos políticos cuyos intereses se oponen a nuestra Ecología Social. Los problemas no están en la ciencia, en la técnica ni en el progreso. Al contrario, los recursos y la industrialización tienen que estar puestos al servicio de las necesidades de la gente y no del beneficio de unos pocos que concentran el poder amparados por la sumisión de los gobiernos.
Es necesario abordar el tema de la responsabilidad ambiental. Una voluntad política que quiera producir cambios reales en el campo ambiental debería desarrollar la responsabilidad administrativa, civil y penal definiendo con claridad el delito ecológico. También debe existir una normativa respecto a responsabilidades compartidas, como es el caso de los cordones industriales.
Sin embargo, consideramos desafortunada la formulación de leyes basadas en un esquema punitivo.
Muy al contrario, propiciamos un modelo empresarial ecológico que contenga incentivos para los empresarios que coinciden en esta dirección, en especial con aquellos que lleven las industrias a las regiones. Pero no por esto es válido el principio de que el que contamina paga, donde nuevamente se intenta imponer un criterio economicista cuyos beneficios se los lleva el capital… y los costos los paga la gente. (extracto del Libro Verde, ecologismo social del Nuevo Humanismo).
Redacción colaborativa de M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública