Los Señores de la Guerra volverán a exponer sus arsenales de muerte y destrucción en el IFEMA de Madrid los días 12, 13 y 14 de mayo. FEINDEF, Feria Internacional de la Defensa y Seguridad de España celebrará su 4ª edición en un contexto de creciente militarización con tambores de guerra sonando de nuevo en Europa y con el terrible espectáculo de un Genocidio consentido en Palestina. Hay ya más de 260 empresas que expondrán en los 50.000 m. de la principal feria de armas del estado, con el apoyo del Ministerio de Defensa. La producción y venta de armas que alimentan las guerras se ha convertido en un próspero negocio de unos pocos, empobreciendo y convirtiendo en rehén a la mayoría de la población. Frente a la tentación de la resignación o la impotencia, podemos mostrar cómo la ciudadanía ya estamos ejerciendo nuestro derecho a la defensa de lo que realmente nos importa. Mostramos en este artículo una propuesta de “contraferia” y animamos a todas las personas y colectivos preocupados por la paz, por la justicia social, por el planeta o por una vida digna a elaborar propuestas y protestas frente a esta feria de armas, exponente del militarismo que nos ahoga y nos somete.
Por Juan Carlos Rois/Alternativas Noviolentas
Me reclamaba una persona conocida el otro día qué hacemos en el pacifismo para acabar con el terror y la guerra que se extienden por doquier y contra la carrera de armamentos y la venta de armas. Al menos los gobiernos ponen medios para defender a Ucrania o para buscar una vía diplomática en Palestina, pero vosotros… fuera de alguna manifestación…
Una queja que me parece cínica e injusta, como si la responsabilidad de este clima de terror fuera consecuencia de las propuestas pacifistas o como si quien tiene que hacer algo cuando la suma de todas las clases de violencia que forman el hilo conductor de nuestro sistema complejo de violencia rectora, se densifican en la sinergia de la violencia que es la guerra.
Resonaba en mi cabeza el mensaje enlatado que repite como una lora doña Margarita Robles, quien considera además fatuo y desfasado “el pacifismo” y excelso el pacifismo militante de los ejércitos (porque, como he dicho en otra colaboración con Alternativas Noviolentas, bajo el genérico del pacifismo se esconden objetivos, metodologías, campos de trabajo y propuestas diferentes y a veces antagónicas entre sí).
No solo la queja de la calle y la Ministra de Defensa Margarita Robles nos endosa la responsabilidad de la guerra y de su constante preparación, sino hasta pensadores de supuesto peso y rigor en ciertos ámbitos, como Žižek en su “Demasiado tarde para despertar”, publicado en mayo de este mismo año en Anagrama, en una descorazonadora y prejuiciosa falta de conocimiento de lo que implica el pacifismo (o los diversos y plurales pacifismos existentes) nos declara, como antaño el discurso militarista de la guerra fría, como colaboradores necesarios de la guerra y pagados por el oro de Moscú.
Se me ocurrían, a la queja de esa persona que me cogió por banda, demasiados ejemplos de lo que hacemos a diario, y no solo quienes de una manera u otra nos sentimos con cierto grado de activismo en alguna de las iniciativas y articulaciones antimilitaristas y noviolentas (un cierto tipo de pacifismo no precisamente muy compatible con el pacifismo liberal o el de los propios ejércitos y su idea de preparar la guerra), desde modos de resistencia al imperio de la violencia, hasta apuestas por iniciativas de vida, de consumo, de interrelación, de producción, de pensamiento y cualesquiera otras en contraste con la prédica del sistema, pasando por participación en grupos de lucha social de diversa índole, por apoyo a resistentes a las guerras de otros lugares, desarrollo de iniciativas y campañas contra los campos militares, contra la militarización del territorio, de boicot y denuncia a la banca armada, a la venta de armas o a las industrias militares y un largo etcétera, hasta el trabajo más específicamente antimilitarista o contra la guerra en la cotidianeidad, la aplicación de metodologías alternativas de resolución de conflictos, de educación para la paz o de construcción colaborativa de un nuevo horizonte de defensa popular noviolenta.
Pero me parecía largo y tedioso explicar a quien no quiere escuchar una serie de prácticas que comprometen a mucha gente y que ni son vistosas ni permiten una solución de un día para otro.
Sin embargo, la pregunta me parece desafiante precisamente ahora, cuando nos preparamos para contestar, por ejemplo, a la feria de armas que van a hacer en Madrid en el mes de Mayo.
Los señores de la guerra van a exhibir su material, lo que hacen por la paz.
¿No sería oportuno aprovechar los fastos para el contraste, para mostrar nuestra feria de lo que hacemos por la paz?
Una feria de la lucha por la paz que mostrara concreciones de los modelos de vida resistentes a la violencia rectora y las múltiples iniciativas de todos los ámbitos, desde la producción al consumo, desde la educación a la construcción de luchas populares, desde los ámbitos laborales a la vida cotidiana, desde las luchas feministas a las ecologistas, o a las sindicales, o contra el colonialismo y el racismo, o anticapitalistas, o de apuesta por las generaciones futuras o tantas otras que actualmente inciden en la misma apuesta de lucha contra la violencia rectora y las múltiples tipologías de violencia en las que se despliega, desde la violencia directa a la estructural, cultural y sinérgica que fundamentan el sistema de dominación-violencia vigente y la guerra como su máxima expresión del poder y la injusticia.
Donde mostrar también las distintas agendas de luchas colectivas para quitar poder a lo militar y construir simultáneamente alternativa noviolenta.
Donde poder mostrar nuestros debates, nuestras preocupaciones, nuestras propuestas y los avances y puntos ciegos en la construcción de una alternativa de defensa social noviolenta y poder ir construyendo, junto con otras articulaciones de apuesta por un cambio radical, ese relato y esos procesos de defensa social alternativa.
Incluso una feria alternativa donde poder proponer una agenda de paz para Madrid, para hacer de Madrid una cuidad de paz más allá de las soflamas y la propaganda de las grandes palabras o de los encuentros pensados desde arriba.
Queda poco tiempo y tal vez sea un mal sueño, porque para presentar una feria alternativa a la de los señores de la guerra, una feria de los mindundis de la paz, hace falta organizarla, recursos, grupos que la piensen y le echen energías, vencer resistencias y obstáculos, a veces con nuestros supuestos “amigos” pacifistas de otros tipos de pacifismos.
Pero sería un bonito sueño el de provocar una contra-feria de la paz que se plasmara en concreciones y muestras a esa sociedad que nos ve como viejos brahmanes apolillados de un pacifismo de la vida cotidiana, discreto, activista y dispuesto a compartir con esta ciudad alocada el compromiso de ser un pueblo de paz.