La situación en Medio Oriente se encamina hacia una escalada y no hacia una solución pacífica, tras el anuncio del asesinato del secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, por ataques aéreos israelíes. El asesinato fue confirmado hace unas horas en un comunicado de Hezbolá.
Al mismo tiempo, Filippo Grady, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, declaró que más de 50.000 personas se están desplazando de Líbano a Siria para huir de los ataques aéreos y 200.000 personas que viven en Líbano están tomando la ruta migratoria interna desde la frontera con Israel hacia el interior del país. Los ataques aéreos del ejército israelí que se prolongan desde hace algo menos de una semana -y no han cesado a pesar del asesinato de Nasralá- se han cobrado la vida de más de 780 personas y 5.550 han resultado heridas (cifras dadas a conocer por el Ministerio de Sanidad libanés y publicadas hace un día).
El presidente estadounidense afirmó que el asesinato del líder de Hezbolá es un derecho de Israel a la autodefensa [medida de justicia]. El ministro de Asuntos Exteriores chino se opuso a la violación de los derechos soberanos del Estado libanés y dijo que su país «condena cualquier operación que dañe a civiles inocentes y aumente la tensión en Medio Oriente». Irán confirmó la muerte del militar de alto rango Abbas Nilforushan, junto con Nasralá, en las incursiones israelíes en Líbano y en las mismas declaraciones hizo referencia al derecho del país a reclamar justicia por su muerte. Líbano ha declarado tres días de luto nacional por el asesinato de Nasralá.
En este nuevo y creciente escenario de guerra, aumentan las protestas de personas de muchas partes del mundo que, mediante manifestaciones y acciones diarias, piden un alto el fuego inmediato, justicia y soluciones de paz. Queda por ver si serán escuchados o si (y cuáles) los gobiernos poseedores de armas nucleares procederán a un conflicto generalizado en Oriente Medio.