Los investigadores concluyeron que los antiguos jóvenes alcanzaban la pubertad alrededor de los 13,5 años y la adultez plena entre los 17 y los 22 años.

Un nuevo estudio publicado este jueves en Journal of Human Evolution ha arrojado luz sobre cómo los adolescentes de hace 25.000 años atravesaban la etapa de la pubertad de manera similar a la de los jóvenes modernos.

Para echar un vistazo a los procesos de crecimiento y maduración de los jóvenes prehistóricos, los investigadores examinaron los huesos de 13 adolescentes de entre 10 y 20 años que vivieron en el Pleistoceno y, contrariamente a la visión tradicional de que la vida en aquel entonces era corta y desagradable, si no brutal según los estándares de la modernidad, descubrieron que eran bastante sanos.

Los marcadores específicos encontrados en los huesos permitieron evaluar las etapas de la pubertad. Una técnica innovadora desarrollada por la autora principal del estudio, Mary Lewis, de la Universidad de Reading (Reino Unido), se basa en la mineralización de los caninos y la maduración de los huesos de la mano, el codo, la muñeca, el cuello y la pelvis para identificar el grado de desarrollo puberal alcanzado en el momento de la muerte.

«Analizando las zonas específicas del esqueleto, dedujimos cosas como la menstruación y el cambio de voz de alguien», explicó la coautora del estudio April Nowell, paleoantropóloga de la Universidad de Victoria (Canadá).

Así, el esqueleto de ‘Romito 2’, un adolescente con enanismo de quien se estima que fue el primer individuo conocido con esta condición, reveló a los científicos que habría tenido la voz más grave, similar a la de un adulto, y habría sido capaz de concebir, pese a su aspecto aniñado con vello facial fino. Su baja estatura, sin embargo, pudo haber influido en cómo lo percibían en su comunidad.

La investigación determinó que la mayoría de los jóvenes alcanzaban la pubertad alrededor de los 13,5 años y la adultez plena entre los 17 y los 22 años, lo que indica que el inicio de la pubertad en la Edad del Hielo era comparable al de los adolescentes en países modernos y desarrollados.

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