Desde que asumió el gobierno en 1998, Hugo Chávez inició un proceso de transformación de Venezuela dentro del cual los militares ocupan un lugar fundamental. Chávez incorporó a militares al gobierno, promovió a oficiales leales y buscó la construcción de una serie de valores compartidos, basados en los ideales socialistas y el antiimperialismo, además de asignarles nuevos roles internos.
Décadas después de que los gobiernos militares dieran paso a un orden civil en América Latina, las relaciones cívico-militares siguen siendo un tema de preocupación. Aun aquellos países con una larga historia democrática, como Venezuela, han enfrentado la amenaza de sectores militares rebeldes.
Aunque el gobierno ha establecido una débil supervisión sobre las Fuerzas Armadas y las ha utilizado en roles que a menudo se consideran problemáticos, su habilidad para insertarlas en el marco de sus objetivos políticos más generales le ha otorgado autoridad política sobre los militares.
Hay quienes rechazan el proceso revolucionario venezolano emprendido por Hugo Chávez y el Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 por estar encabezado por un militar y por el destacado papel de los militares en muchas instituciones del Estado. Los ejércitos han sido tradicionalmente fieles aliados de las oligarquías dirigentes, y con frecuencia han actuado como fuerzas represoras contra los intentos de transformación social protagonizados por las clases populares, señalaba Martha Harnecker.
¿No deberían evitarse las generalizaciones y, en cambio, juzgar a cada ejército en función de la situación en la que está inserto? A diferencia de otros países de la región, en Venezuela, los militares han desempeñado un papel relevante en defensa de las decisiones democráticamente adoptadas por el pueblo venezolano.
Al revés de lo comúnmente esperado, el ejército venezolano se declaró el más firme defensor de la Constitución, y ni siquiera el golpe de Estado protagonizado en 2002 por oligarcas civiles con el apoyo de algunos miembros del generalato y la bendición de algunas potencias occidentales logró separar al grueso de la Fuerza Armada de ese apoyo firme a la democracia que había proclamado. De eso hace 22 años.
El general Vladimir Padrino López, general en jefe del Ejército Bolivariano, asumió el cargo de ministro de Defensa el 24 de octubre de 2014, hace casi una década. Tiene unos 200.000 militares de carrera y cerca de dos millones de milicianos bajo su mando.
Las presiones de “Fake” Bolton
El ex asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, envió un mensaje al Ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López. «¡Alerta Venezuela! Vladimir Padrino López. Muy pocas personas obtienen segundas oportunidades en la vida. Ya tienes la tuya. No cometas el mismo error dos veces».
El funcionario del gobierno de Donald Trump calificó a Nicolás Maduro de “dictador” tras leer el artículo publicado por el diario de The New York Times en el que se asegura que el presidente venezolano usa las fuerzas armadas para retener el poder. En la publicación se señala a Maduro de torturar a los militares para mantenerse en el control del ejecutivo.
Ya en 2019, cuando la fantochada del presidente “interino” digitado en Washington, Juan Guaidó, Bolton le había escrito: “General Vladimir Padrino: todos los ojos están sobre ti hoy. Sostener al Ejército venezolano en su responsabilidad constitucional de proteger a civiles inocentes que se manifiestan pacíficamente. No deje que los cubanos o los ‘colectivos’ inflijan violencia contra los patriotas venezolanos”, expresó Bolton en su cuenta en la red social.
“Maduro ha privado a sus soldados, ha confiado en grupos armados ilegales y ‘colectivos’ para violar los derechos del pueblo de Venezuela y ha ejecutado sistemáticamente a opositores políticos”, agregó.
Hoy “Fake” Bolton, quiere hacer creer que se ha debilitado el vínculo entre Maduro y Padrino, pero este dejó en claro la “absoluta lealtad y apoyo incondicional” de las Fuerzas Armadas al presidente, y habló de un “golpe de Estado fraguado nuevamente por estos factores fascistas de la derecha extremista, apoyados, por supuesto, por los factores imperiales”, en medio de las protestas por la cuestionada reelección del presidente.
“Ese golpe de Estado lo vamos a derrotar, una vez más, no hay quien pueda con la conciencia de todo un pueblo”, agregó Padrino. Maduro es “nuestro comandante en jefe, quien ha sido legítimamente reelecto por el poder popular y proclamado por el Poder Electoral para el periodo presidencial 2025-2031”, afirmó en un mensaje en televisión.
Amenazas de más sanciones
Más allá de las amenazas, Estados Unidos puede optar por una crisis más aguda, aplicando más sanciones económicas –tiene vigentes 900- que le impida a Venezuela la venta de petróleo o los obligue a venderlo más barato, afectando su flujo de caja. Haciendo que sus familias en el extranjero sean perseguidas por autoridades internacionales y que no solo los dirigentes, sino también militares medios y funcionarios públicos vean sus propiedades y visas congeladas.
Lo que intenta ahora el gobierno estadounidense es un aislamiento casi total de Venezuela en el mundo, con la incapacidad de tener vías de comunicación con gobiernos vecinos para atender la crisis migratoria, apostando a un estallido social. Queda claro que la crisis económica en buena parte se debe a las sanciones de EE. UU., que ayudaron a que varios millones de venezolanos migraran.
Para algunos analistas de medios internacionales, la oposición está apostando a un quiebre dentro del gobierno que obligue a Maduro a negociar su salida.
Injerencia
El gobierno de Venezuela rechazó “en los términos más enérgicos el grosero e insolente” comunicado injerencista suscrito por 11 países del continente que desconocen resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y convalidados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio.
El comunicado señala que los gobiernos de Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, EE.UU., Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, emulando el nefasto, fracasado y derrotado Grupo de Lima, “pretenden continuar violando el derecho internacional, cometiendo un acto inaceptable de injerencia en asuntos que solo competen a los venezolanos.»
El canciller Yván Gil recalcó que Caracas “exige absoluto respeto a su soberanía e independencia” […] , al tiempo que denunció que estas naciones “intentan imponer una política de ‘cambio de régimen’, típica de los golpes de Estado que el imperio estadounidense por más de 100 años promovió en América Latina y el Caribe”.